La violencia vicaria, con V de venganza, del franquismo.

La violencia vicaria, con V de venganza, del franquismo.

“La hermandad de la mano abierta y el brazo extendido los recibió con la generosidad del imperio español de otro tiempo tuvo siempre con el vencido. ¡Esta es nuestra justicia!” Así mentía el NODO, como se sigue mintiendo, sin pudor ni rigor, repitiendo la propaganda de casi 40 años de dictadura, que percoló tranquilamente a esta “democracia plena” nuestra en la “modélica” Transición.

Está muy asentado en la subjetividad colectiva de nuestra provincia, como en todas las leales hasta el final, que el fascismo español mató porque antes se había matado. Afirmación que no por ahistórica, dejamos de escuchar con mucha frecuencia y poco pudor intelectual. Lo cierto es que el golpe de estado de 1936 se planea como una masacre (“Acción en extremo violenta” primera instrucción de Mola para el golpe) y así se lleva a cabo desde el principio, y todo para mantener el statu quo. Nuestra provincia no está fuera de ese contexto. Todos los pueblos habían recibido las instrucciones y preparado a quien eliminar en la conspiración para el golpe a través de las élites locales y la Guardia Civil, en una provincia sin guarniciones militares. Ciertamente, esa masacre planeada evolucionó durante la guerra en la que desemboca el golpe de estado fascista, les dejamos un artículo muy esclarecedor de esa evolución la provincia de Cádiz, una provincia sin guerra.

Otra cosa es que aquellos que tanto dinero y esfuerzo gastaron en el golpe, caciques atávicamente clasistas y acostumbrados a hacer lo que querían durante la restauración y la dictadura de Primo, tenían afán de venganza; por una parte, venganza por las muertes de la represión del golpe de estado en 1936 y por otra, venganza de clase. Había que poner al infiel en su sitio. Y todo esto, dentro del plan de masacre del adversario político en un continuum desde julio de 1936, cuyo Bando de Guerra siguió vigente hasta finales de los 40.

Hablamos hoy de la justicia vicaria, una forma de venganza institucionalizada, sin límite alguno que “pone sobre la mesa la arbitrariedad e ilegalidad de esta hipotética justicia, que arrampló con los derechos humanos, uno tras otro.” Este extendido fenómeno por toda la geografía nacional desde julio de 1936 consiste en que, a falta de encontrar un presunto culpable, se machaca a un familiar o allegado tuviera o no relación con los hechos acaecidos. Veamos el caso de Dimas García Fernández “Colile”, cuñado de Emiliano Medina Núñez, secretario de la CNT de Tarancón, que había muerto antes de acabar la Guerra. Dimas aparece en 3 Consejos de Guerra.

El primero inicia el 3-1-1940, aunque ya estaba en la cárcel desde el 10-5-1939 tras presentar denuncia contra él, por participar en las muertes de Gregorio Gómez García y 11 más el 29-10-1936, Jaime García Segura y Mariano del Pozo Domínguez, este golpista fallido había estado escondido hasta que lo detiene el SIM en Cuenca en noviembre de 1938.

Su detención, junto con el ugetista Julián del Valle del Pozo “Cacho” el 10-5-1936 genera otro consejo de Guerra por maltrato. Sabemos que la tortura se instauró en la nueva España desde su inicio y se prolongó durante décadas, tenemos decenas de entrevistas que lo confirman.

Valentín Domínguez Muñoz “Canales”, Valentín Domínguez Torrero y Pascual Iniesta Montero lo detienen y lo llevan a la sede de Falange, donde esperaba el acusador, Mariano del Pozo, junto con Carlos Duque y Hermenegildo García Rocaberti. Todo ello por órdenes directas del policía Santiago Herráiz del SIPM Segunda Bandera de Falange de Palencia (SBFP), que participó en los interrogatorios, en los que también participa Manuel Alonso de la Ossa del Servicio de Información de Falange (SIF), nombrado todo él por el jefe del SIMP. Estuvieron 14 horas detenidos en Falange.

¿Quiénes eran esta “gente de bien”? Veamos, Canales tenía una ferretería y había sido de Acción Popular y luego de Renovación Española. Ya en 1933 sacó una pistola para amenazar al público que molestaba en un mitin de Dimas Madariaga, en los Salones Regio de Tarancón. Y como “pistolero de acción” siguió hasta la primavera del 36. Este golpista fracasado se escondió hasta que un bombardeo hundió la casa en cuya cueva se escondía y fue detenido y encarcelado. En mayo de 1936 era jefe del SIF. Su también golpista hermano, Mariano, había sido ejecutado el 22-12-1936. El otro Valentín Domínguez Torrero, también Falangista del SIF, que solía actuar con Julián Córdoba Carranza (cuánto no se pasaría éste que tuvo que irse a vivir a Madrid el mismo 1939) ambos auxiliares del SIPM de la SBFP. Este golpista incompetente también había sido detenido en Guerra. Pascual Iniesta Quintero, médico residente en Úbeda y Jefe Comarcal de la Falange allí; sus padres habían participado en la conspiración para el golpe y habían sido ejecutados el 29 de julio y de octubre de 1936. Hermenegildo García Rocaberti, un señorito golpista fallido de tradición carlista, había viajado a Tarancón con Pascual desde Úbeda dado que se escondió allí durante la Guerra. De Carlos Duque, carecemos de referencia documental alguna.

Aquí tienen parte del recuento de Dimas de las torturas sufridas. Julián del Valle, no se atrevió a decir ni mu, cualquiera se atrevía.

Este consejo de guerra queda en nada, al final todos a la calle en menos de un día. Conclusión: Dimas se cayó, se hizo pupita y arreglado. Vean como lo cierra la Auditoría de Guerra del Ejército de Ocupación. Justicia de la buena buena.

Al cruzar información de varios Consejos de Guerra, las mentiras de estos golpistas quedan a la luz, se le “presionó bastante para sacarle la sustancia”, pero nada pasó y la venganza continuó. De Falange pasan al depósito municipal y de allí a la cárcel de Tarancón, para acabar a disposición del jefe del sector del SIPM en la Prisión Provincial de Cuenca. Más torturas brutales esperaban a Dimas en manos de Luis Castro Samaniego capitán de la Guardia Civil y jefe de sector L.3 del SIPM y sus adláteres.  

Curiosamente, tras este interrogatorio, no se habla más en el Consejo de Guerra de las muertes del 29 de octubre, la denuncia, sino de la muerte de Antonio Olivas de la Torre el 19-8-1936. Dimas era mayoral de este golpista, que no fue ejecutado por su catolicismo, sino por que aparecieron armas, largas y cortas, y 6 cajas de munición enterradas en su patio.  El Consejo de Guerra se prolonga en el tiempo siendo ahora el delegado del SIF Octavio Martínez González, otro golpista malogrado del que solo sabemos que fue interventor en las elecciones de febrero y mayo de 1936. Es curioso también que el cabo de la Guardia Municipal Rafael Gómez Gómez (nombrado el 9 de agosto de 1934 por la alcaldía de derechas, luego cesado en 1936 y de vuelta a su puesto con la victoria) igual que la Guardia Civil, informan que no han podido encontrar a nadie que viera algo, solo rumor público. Se le sentencia por Auxilio a la Rebelión, 12 años de prisión el 12-1-1941, pero el 12-2-1941 se acuerda que vuelva a empezar la investigación por la gravedad de las acusaciones. Les debió parecer poco a pesar de las torturas sufridas y de carecer la acusación de pruebas suficientes. Eso sí, siempre encarcelado, de hecho, se vuelve a decretar prisión contra él nada menos que el 9-7-1943 pidiendo el fiscal la pena de muerte el 30-9-1943. En enero de 1944 se vuelven a pedir más pruebas, que no hay lógicamente, y ya el Consejo de Guerra pasa de ellos, no se puede permitir más dilación, y le sentencia a 30 años por Adhesión a la Rebelión. Nada menos que cuatro años y ocho meses después de su detención. Observen el esfuerzo en la venganza, prolongar y prolongar, sabiendo que no pueden probar nada.

Por si todo esto fuera poco, se abre otro Consejo de Guerra contra Dimas, esta vez junto con los ugetistas Ciriaco Corpa López “Bascuña” y Luis Melguizo Roldán “Chapeno” y el anarquista Santiago Cuenca Ruiz “Chato”. En esta ocasión el denunciante fue Adrián Domínguez Gomez, cuyo homónimo padre había sido ejecutado el 8-9-1936. Otra visita a interrogatorio al SIPM de Cuenca, por si no habían tenido poco. Poco más de Dimas, solo se le acusa de haber formado parte de la Colectividad.  Solicitó la libertad atenuada, había sido condenado en enero de 1941 y no había recibido sentencia. Se le deniega. Cuando comprueban después de largos meses que Dimas ya estaba siendo Juzgado, llega el sobreseimiento de esta causa en agosto de 1944. Mientras tanto ya había pasado por Uclés, Ocaña, Porlier, los Talleres Penitenciarios de Alcalá de Henares y se encontraba entonces en la Prisión de Santa Rita, en Carabanchel. Ahí es ná. Tras la sentencia del Consejo de Guerra con el que empezábamos estas líneas, es enviado a Ocaña de nuevo en septiembre de 1945, donde recibe el indulto el 4-2-1946. Seis años y cuatro meses de prisión provisional sin sentencia.

La dictadura fue larga, con la negación del perdón y la reconciliación, y con Franco, los militares y la Iglesia mostrando un compromiso persistente con la venganza. Es eso y el recuerdo positivo que tiene la derecha lo que impide desenterrar a las víctimas, no la guerra civil”.

Julián Casanova Ruiz.

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