El turismo activo en la Serranía de Cuenca. Un lugar donde sentir el poder de la naturaleza.

El turismo activo en la Serranía de Cuenca. Un lugar donde sentir el poder de la naturaleza.

La belleza de la Serranía de Cuenca reside en el juego inmemorial entre el agua y la piedra. Agua que, en forma de lluvia, acaricia y no perdona. Piedra que, carbonatada por los restos calcáreos de habitantes de un antiguo mar, se deja abrir, agujerear, limar y esculpir por estas caricias imperdonables. El resultado son cauces subterráneos, ríos y arroyos serranos que despellejan la piel caliza de la roca para formar un sinfín de espacios como hoces, cuevas, paredones, simas, gargantas, torcas o lagunas. Sus majestuosos representantes son la Ciudad Encantada, el Nacimiento del Río Cuervo, la Cueva del Tío Manolo, los Callejones y Miradores de Las Majadas, la Laguna de Uña…

Figura 1. Laguna de Uña. Fuente: Vestal Etnografia

Este extenso repertorio de formas terrestres y acuáticas desborda no solo a la imaginación sino también el propio cuerpo. Y es por ello, que el ser humano queriendo sentir la ingobernable fuerza de la naturaleza se aventura a ser, por un instante, parte de ella. Un instinto ancestral que, en busca de la supervivencia o simplemente embravecerse y desfogar la adrenalina, lo lleva a andar sobre un desfiladero, saltar y nadar en las zonas más salvajes de un río, adentrarse en los pasadizos y salas que formas las entrañas de la tierra…

Hoy, este instinto ancestral ya sólo se conforma como una actividad deportiva u ociosa donde desfogar de adrenalina en paisajes de naturaleza fascinante. Es el denominado turismo activo. Una herramienta innovadora en los entornos rurales y naturales que surge como alternativa al turismo estándar y canonizado de playa o ciudad evitando, a priori y cuidado con ello, las aglomeraciones y las masas. Se trata de un modelo de turismo que, a través de la evasión y la búsqueda de aventura y riesgo, pretende conectar con las fuerzas internas de la naturaleza y experimentar unas sensaciones únicas.

Figura 2. Via Ferrata. Fuente: UñAventura

Por ello, la Serranía de Cuenca se establece para el turismo activo como un escenario idóneo y exquisito. Pues aquí la naturaleza no solo se convierte en un espacio insondable donde preguntarse sobre los misterios de la vida; ni en ese paisaje conmovedor donde explayar los sentidos; ni siquiera en el gozo de conocer sus estaciones y habitantes. Aquí la naturaleza se puede convertir en una aventura.

Y es que en la piel caliza de la Serranía conquense se puede sentir la tierna salinidad de un mar remoto, hoy convertido en poros pétreos. Sostener la respiración colgando, como vuelos de halcón, de sus rascacielos naturales que forman las hoces a través de la escalada o las vías ferrata: dejar caer los nervios por sus gargantas frescas e indomables donde saliva el agua del Júcar con las actividades de barranquismo; sosegar la mirada contemplando los verdes pinares mientras se realiza piragüismo por las tranquilas aguas del Embalse de la Toba; o incluso sumergirse en sus oscuras carnes de la mano de la espeleología. Y para ello, siempre bajo el control de profesionales las entidades de multiaventura y en este caso, UñAventura.

Figura 3. Piragüismo en el Embalse de la Toba. Fuente: UñAventura

UñAventura se encuentra situado en el corazón de la Serranía de Cuenca, quizás en uno de esos paisajes que aprietan los sentidos y hacen volar la imaginación. Es en el pueblo de Uña, junto a su laguna, sus farallones, el río Júcar y el embalse de la Toba, donde se encuentra esta empresa que parte de su inversión fue asesorada por PRODESE quien gestionó la financiación en 2012 mediante el programa LEADER, en la etapa Feader 2007-2013, con un total de 5.602,67 € para un total que supuso 18.381,47 €.

Para comprender la labor y trayectoria de Uña Aventura, Iván Guardiola, coordinador de actividades y guía de esta empresa, nos abre las puertas de la Serranía para mostrarnosel catálogo de actividades que ofrecen. Nos cuenta que “desde el principio la gente buscaba el barranquismo en el Ventano del Diablo, el piragüismo en el Embalse de la Toba y la escalada pero que la pandemia supuso un punto de inflexión. Desde entonces el número de clientes ha crecido y ha habido un auge del turismo activo en la Serranía de Cuenca.”

Figura 4. Barranquismo en el río Júcar. Fuente: UñAventura

Nos detalla que en verano la actividad estrella es el barranquismo. En el mismo lugar donde durante siglos cada primavera bajaban troncos los gancheros, hoy en los días de verano, se vacila al exigente calor mediante saltos y toboganes naturales en las aguas del río Júcar a su paso por el acongojante Barranco del Ventano del Diablo. En los últimos años, Iván comenta que una actividad se está demandando exponencialmente. Es la Vía Ferrata. No solo por andar sobre un desfiladero. También por su calendario y es que uno de sus atractivos como bien indica Iván es que “exceptuando por inclemencias meteorológicas es una actividad que puede realizarse todo el año.” Nos comenta que otro de las actividades que pueden realizarse todo el año es la Espeleología, ejemplo de ello es la Cueva del Tío Manolo, aunque durante periodos lluviosos suelen inundarse. Cosas del agua y la piedra caliza. Pero para tranquilizar la explosión de adrenalina nos resuelve que son actividades “completamente seguras y de la mano de monitores profesionales y especializados”.

Figura 5. Espeleología. Fuente: UñAventura

Quizás uno de los puntos clave para el turismo activo en la Serranía de Cuenca es la estacionalidad. El clima marcado continental, pone en una balanza los crudos inviernos y en la otra los sofocantes veranos. Iván nos explica que “la temporada oficial es de mayo a octubre. Nosotros empezamos a finales de abril con la temporada de centros educativos y desde entonces hay varias fases. Desde finales de abril a junio son colegios principalmente; julio es un mes donde amigos, asociaciones, despedidas y desde agosto a octubre son especialmente familias.”

Entonces, ¿qué ocurre entre octubre y el siguiente abril? Aquí se abre uno de las cuestiones controvertidas del turismo activo en espacios naturales y despoblados como la Serranía de Cuenca. La acusada estacionalidad provoca que las actividades se condensen en los meses estivales y de vacaciones lo que se desboca, en ocasiones, en un desbordamiento turístico concentrado que supone un riesgo para estas zonas naturales. Así puede ocurrir que zonas como el Barranco de la Garganta del Diablo o la Cueva del Tío Manolo, afectadas por esta afluencia y el poco respeto de algunos clientes por la naturaleza, se llenen de residuos. Por ello, Iván nos precisa que una faceta fundamental en sus actividades es la educación ambiental, “siempre intentamos explicar el contexto kárstico y la fauna y flora del espacio, también la importancia del agua y para tema de ocio recomendamos zonas de baño habilitadas, haciendo hincapié del valor natural de la zona. Fundamentalmente, dejar todo tal como lo encontramos.”

Figura 6. Barranquismo. Fuente: UñAventura

Por ello, quizás una parte fundamental y esencial del turismo activo es la educación ambiental. El turismo activo, a priori deportivo y ocioso, debe ser un medio con el que conectar con la naturaleza. de una forma divertida y sensorial. Un innovador modelo a través del cual se consiga comprender el entorno y su historia. También aprender de él. Y, ante todo, el turismo activo debe ser una pieza clave en el mundo rural. Por ello, los Grupos de Acción Local como, en este caso, PRODESE han apoyado y financiado mediante los Fondos Leader.

Pero aún queda mucho por trabajar, porque al igual que es importante, en temporada alta, saber manejar los números de asistentes y no caer en el defecto del turismo estándar y convertir estos paraísos naturales en aglomeraciones insufribles; quizás es más poder activarlo en temporada baja y servir como una herramienta social y económica para promover el turismo en la Serranía, al mismo tiempo que acercar el patrimonio natural al visitante.

Experimentar la Serranía de Cuenca a través del turismo activo es una oportunidad para impregnarse de las maravillas de la naturaleza. Desbordar la imaginación a través del propio cuerpo. Desatar un instinto ancestral para valorar, apreciar y amar los fascinantes parajes naturales de la Serranía de Cuenca.

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