El presente escrito resume los trabajos de evaluación arqueológica de la obra de rehabilitación de fachadas y de las zonas comunes en la propiedad Mosén Diego de Valera 16. Es un solar y un bloque de viviendas ubicado en pleno Casco Histórico de Cuenca, entre la plataforma de Mangana, las escaleras y el ascensor abandonado que llevan a ella y la Calle Mosén Diego de Valera, antigua zona de Zapaterías. Se inició el trámite para cumplir con el requerimiento de un estudio arqueológico en la obra ya realizada en las fachadas y zonas comunes. El arquitecto responsable del proyecto de obra ha sido Fernando Olmedilla Lacasa.
Se ha leído estratigráficamente en su totalidad la tapia en la que había indicios de la dicha muralla, realizado una cata muraria en el interior de la finca y pisteado la fábrica en diferentes puntos de la misma. Se han identificado finalmente inequívocos restos que aportan nuevos datos al conocimiento de los trazados defensivos históricos de la medina y villa de Cuenca desde su misma fundación.
El arqueólogo aquí firmante, junto a Miguel Ángel Muñoz García, ha venido estudiando en la última década en su conjunto la evolución de la muralla de Cuenca en distintos expedientes administrativos de control arqueológico de obra. Otros arqueólogos e historiadores también han trabajado en la interpretación del caso de las fortificaciones de Cuenca y en el caso concreto del área de Mangana (se cita la bibliografía de interés al final).
A modo de contexto histórico, las fases constructivas de la Muralla de Cuenca que venimos empleando y matizando tanto el aquí firmante como Míchel Muñoz se resumen en el siguiente listado:
Fase I (Finales del S. X-primeros años del S. XI): Fundación islámica de Cuenca. Recientemente, gracias a pruebas de C14 en la parte más antigua del Castillo de Cuenca, se ha determinado que ésta se produjo hacia el año 1000, no antes del 950 ni después del 1011 por tal fecha absoluta y por alusiones documentales (en proceso de publicación). El recinto primero de la Medina de Cuenca llega desde el Castillo hasta la zona de Mangana, precisamente.
Fase II: También por dataciones absolutas de C14 sabemos que la ampliación de Cuenca en una Albacara hasta la Albuhera de la confluencia del Júcar y el Huécar se produjo en época Almorávide.
Fase III (desde 1177 hasta 1250): Conquista de Alfonso VIII. Se refuerza y reforma el trazado musulmán. En lo tocante al tema aquí protagonista, en el área que hoy conocemos como “Mangana” se inicia el establecimiento de la judería fortificada.
Fase IV (desde 1250 a 1400): Campañas de Alfonso X de ampliación y refuerzo de espacios.
Fase V (S. XV): Reparaciones y mantenimiento de la muralla. Expulsión de los judíos y reconversión de su antiguo barrio en la Parroquia de Santa María la Nueva.
Fase VI (S. XVI): Es la fase en la que se consuma la invasión de casas colgadas y rascacielos sobre los retazos de la antigua muralla medieval, ya en desuso, coincidiendo con el máximo apogeo poblacional de Cuenca.
Siguen otra serie de fases definidas hasta el presente inmediato, pero en las anteriores se resumen las suficientes para contextualizar el caso de estudio. En las fases islámicas habría aquí una zona palaciega[1], desarrollándose después una judería fortificada hasta la expulsión de esta comunidad de Cuenca y de España. En el siglo XVI el “Barrio del Alcázar (de los Judíos)” se encuentra ya saturado de casas, que se superponen a la muralla, como se aprecia en las vistas de Wyngaerde de 1565, casas que son sucesivamente rehabitadas y reformadas hasta el presente inmediato.
Se colige la presencia de la línea de muralla rodeando Mangana por diferentes trabajos de control arqueológico: se ve al haberse derribado las casas que se le superponían en la Plaza y la Cuesta del Carmen y sigue cubierta de las mismas en su totalidad en las viviendas de Mosén Diego de Valera y Alfonso VIII en su último tramo hasta la Anteplaza. En el túnel del convento de la Merced hay un retazo a la vista, en la parte del Seminario se habría perdido (es obra del XVIII y se socavó el terreno varios metros con respecto al suelo geológico que existía previamente), pero se constató tras el Parking en un control arqueológico.
Las casas comunes se han venido colgando literalmente en la muralla, sin arrasarla, aprovechándola y también adaptándose a ella mediante sistemas de cámaras bufas para evitar condensaciones de humedad (lo que conserva precisamente la muralla) o bien horadando su cara externa para conseguir habitaciones extra, tiros de chimenea, hornacinas o soporte para forjados. Es la hipótesis que se barajaba desde el principio para el caso de Mosén Diego de Valera número 16.
Además concurre la idea de la presencia en este punto de una de las dos puertas conocidas en el área de la Judería: la “Fondonera” y la “Somera”, que se han situado historiográficamente en Mosén Diego de Valera en relación una de ellas con la “Ferrería” o herrerías mudéjares conquenses.
Se ha realizado la inspección general del edificio para comprender su morfología y evolución. El bloque cabalga sobre una potente tapia que hace esquina dejando un espacio descentrado entre ella y que se aprovecha como cámara bufa y como trasteros. En el piso superior, en la vivienda que también se abre ya hacia la Plaza de Mangana, los propietarios han mostrado un pequeño trastero bajo el salón en cuyo fondo aparece fábrica de mampostería. Éstos también indicaron que se correspondía con un muro de entre metro y medio y dos metros de ancho que, hace años, apareció durante una reforma en su casa. En uno de los trasteros aludidos se ha corroborado la supervivencia del muro de mampostería mediante cata muraria. Aunque seguramente reproduzcan la cara externa, reparen y forren el núcleo de la muralla: las fábricas hasta ahora descritas significarían unidades de la tapia de contención posterior a la Edad Media.
La siguiente labor ha consistido en la lectura de los dos cuerpos de fábrica del patio, donde sí han aparecido claros y evidentes restos de la muralla. Concretamente, se ha detectado en el denominado como CF 1 la presencia de dos hiladas de sillarejos colocados a tizón o verticales[2], que son inequívocamente parte de la fábrica islámica del primer recinto amurallado conquense (Fase I). Sobre ella se alzan ya fábricas de mampuesto de menor porte y con huecos para mechinal o apoyo de andamios, lo que identifica dichas superposiciones como ajenas a la construcción defensiva y las identifica como arreglos del muro, que tendría ya función de aterrazamiento y tapia.
En el cuerpo de fábrica 2, tangencial al 1 y que hace esquina con el mismo, se observan también, con una trayectoria descentrada con respecto a la de la fábrica de tapia que se le superpone, una serie de hiladas muy arruinadas de piezas de mampuesto[3] compatibles con las piezas de muralla ya de época cristiana (Fase III) que habrían sobrevivido y se habrían mantenido bajo las continuas reedificaciones y ampliaciones del aterrazamiento.
Pese a ser puntuales los restos hallados y perteneciendo a dos fases diferentes de la evolución medieval de las defensas conquenses: indicarían una esquina o quiebro que ha de entenderse como indicio de la existencia aquí de una de las puertas al recinto que se convirtiera en la Judería de Cuenca tras la etapa de su función palaciega en época islámica.
En conclusión, se han identificado evidentes restos de las fases medievales de la muralla, desde la fundación de Cuenca. Estos elementos han quedado perfectamente integrados y consolidados tras la acción de obra. Sobre ellos se alzarían tapias y muros de contención que o bien forrarían el núcleo interior de la muralla o bien vendría a solaparse a la ruina de torres o esquinas protectoras de las inmediaciones de lo que fuera una de las puertas de la Judería. Las tapias han de ser producto de la Edad Moderna o de los últimos años de la Baja Edad Media, desaparecida la Judería y acelerado el proceso de invasión de las murallas que se consumó en el S. XVI (Fase V en adelante). Los mechinales para fijación de andamios del cuerpo inferior e intermedio corroboran esta identificación de tapia, pues son incoherentes con una funcionalidad defensiva. Además, la presencia de ladrillería, mampostería irregular de distinto porte y sillería reaprovechada en las fábricas aleja la técnica constructiva de la observada en otras partes del recinto amurallado.
Notas:
[1] Bien estudiada por Míchel Muñoz, según comunicación personal en el “Seminario para la formación especializada en la difusión cultural de la Judería de Cuenca” y en el de “Cuenca Ciudad Partida”, organizados por el IDEC y por Ojos del Júcar en otoño de 2021, información aún inédita que formará parte de su trabajo de tesis doctoral.
[2] UEM 10.000: Piezas de (ancho por alto) 35 x 28, 22 x 34, 18 x 31, 21 x 35 y 30 x 34 cm.
[3] UEM 20.000: Piezas de (ancho por alto) 25 x 19, 27 x 21, 24 x 17, 24 x 22 y 28 x 21, 24 x 22 y 17 x 23 cm.
Para saber más:
Almagro, A. (1982): El Castillo de Cuenca y sus Restos Musulmanes. Revista Cuenca, 17: 9-26.
Álvarez, Y. y López, J. (2002): La Ciudad de Cuenca: Recinto Amurallado, Muralla Natural. Cuadernos de Patrimonio Histórico 1, Fundación Antonio Pérez de Cuenca: 12-33.
Iáñez, P. M. (2003): La Vista de Cuenca desde el Oeste (1565). Diputación de Cuenca, Cuenca.
(2006): La vista de Cuenca desde la hoz del Huécar (1565) de Van den Wyngaerde. Diputación de Cuenca, Cuenca.
Millán, J. M.; Muñoz, A.; Muñoz, M. y Valero, M. A. (2004): La Plaza de Mangana. Arqueoimagen (Maquedano y Villar, coordinadores). Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, ANABAD y CCM, Cuenca: 26-27.
Muñoz, M. y Domínguez-Solera, S.D. (2010): Tras las Murallas de Cuenca. Consorcio de la Ciudad de Cuenca, Cuenca.
Villar, C.; Muñoz, M. y Domínguez-Solera, S. D. (2013): La muralla de Cuenca: restauración material y restauración histórica. Fortificações e Território na Península Ibérica e no Magreb (Séculos VI a XVI) (Coordenação de Isabel Cristina F. Fernandes). Edições Colibri & Campo Arqueológico de Mértola, Lisboa: 693-704.
Muñoz, M. y Domínguez-Solera, S. D. (2012): Control arqueológico en las obras de acondicionamiento de la vivienda C/Alfonso VIII 28 (Cuenca). La Muralla de la Judería. ArqueoUCA, 2: 89-101.
Muñoz, M. y Domínguez-Solera, S. D. (2019): Cuenca. Cuenca, Castillos y Fortalezas. Miguel Salas coordinador. Diputación de Cuenca, Cuenca: 205 a 221.
Pérez, D. (1982): La Sinagoga de Cuenca, Iglesia de Santa María la Nueva. Revista Cuenca, 19 y 20: 47-78.
Troitiño, M. A. (1996): Arquitecturas de Cuenca. El paisaje urbano del Casco Antiguo. Vol. II., Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Toledo.
Valero, M. A. (2010): La Plaza de Mangana, Cuenca: avance de las últimas investigaciones arqueológicas. Actas de las II Jornadas de Arqueología de Castilla-La Mancha: Toledo 2007. Coord. por Antonio Madrigal Belinchón, María Perlines Benito, Vol. 2: 868-919.