Los cambios del siglo XX

Los cambios del siglo XX

 

Si observáramos la ribera del Júcar a su paso por la ciudad de Cuenca en 1945, veríamos una imagen irreconocible: la zona de la Fuensanta completamente limpia de construcciones; las aún existentes antiguas huertas del Hospital de Santiago; las siluetas de los contiguos cerrillos de San Agustín y Los Moralejos; la imponente y fértil isla de Monpesler con sus huertos y la inexistencia de los barrios de la Fuente del Oro o las Cañadillas. Esta imagen se asemejaría más a la Cuenca del siglo XVI que dibujó Anton van Wyngaerde en 1565 para Felipe II que a la ciudad que conocemos en la actualidad. El siglo XX, especialmente la segunda mitad, cambió el rostro de Cuenca y su ribera del Júcar.

Recuadro 1: Llegada del tren

La vía del ferrocarril que cruza el río Júcar finalizó en 1883. A pesar de que se concedió en 1845 para unir la capital con Valencia, su retraso provocó la marginalización de Cuenca en la estructuración territorial. Su situación hizo que la ciudad se extendiera al sur, a lo largo de la carretera de Valencia. Junto a la estación se establecieron numerosas industrias, especialmente relacionadas con el sector de la madera, como numerosas serrerías. El enlace con Valencia no se terminó hasta 1947.

Puente del ferrocarril sobre el Júcar. Al fondo, desembarcadero del Sargal.

El primer cambio importante comenzó a finales del siglo XIX con la llegada del tren y la construcción de la línea ferroviaria sobre el río Júcar.  A principios del siglo XX, continuó con la llegada de la energía eléctrica, la instalación de la industria resinera LURE, la estación de aforos para controlar el régimen hidráulico y la idea de extensión de la ciudad urbana que comenzó a arraigar en todos los estratos administrativos. Pero los grandes cambios paisajísticos y urbanos suceden en la segunda mitad del siglo XX y, para comprenderlos, es fundamental conocer dos proyectos urbanísticos que marcaron un antes y después en la ciudad de Cuenca: el Proyecto de Ordenación en 1944 y el Plan General de 1963.

Portada del Proyecto de Ordenación de la Ciudad de Cuenca de Muñoz Monasterio. Fuente: Proyecto de Ordenación de la Ciudad de Cuenca de Muñoz Monasterio

Recuadro 2: Desmonte del cerro de los Moralejos y San Agustín 

El cerrillo de los Moralejos y el cerrillo de San Agustín suponían un obstáculo para la expansión urbanística de la ciudad de Cuenca. El objetivo era transformar aquellos inmemoriales cerros en un espacio llano y céntrico en el que pudiera construirse y facilitar el crecimiento urbano.

El Ayuntamiento de Cuenca aprobó el proyecto de desmonte del cerro de Los Moralejos en 1901. Para entonces, ya se había trazado la calle Sánchez Vera y la obra tuvo un presupuesto de 30.503,50 pts. Desde los inicios de la obra, el barrio de Los Moralejos, de carácter residencial, fue ocupándose por clases populares, pero con cierta cualificación profesional: artesanos, albañiles, ebanistas, etc. Sirva de ejemplo que la población de vecinos de este barrio pasó de 58 habitantes en 1870 a 829 en 1930. Sin embargo, la obra del desmonte del cerro, pesada y parsimoniosa, tardó en consumarse casi 50 años y terminó enmarcada en el Proyecto de Ordenación de Muñoz Monasterio en 1944. 

El cercano Parque de los Moralejos se construyó sobre los rellenos de tierra que llegaron hasta el mismo río siguiendo la línea marcada por el terraplén del ferrocarril en la década de los años 70. Ello provocó la desaparición del comienzo de la histórica y remota isla de Monpesler. En la última década, para unir el parque con los actuales institutos, se construyó la pasarela volada.

Desmonte del Cerrillo de Los Moralejos

El Proyecto de Ordenación de la Ciudad de Cuenca, redactado por Muñoz Monasterio, se aprueba en 1944. Para entonces, la ciudad de Cuenca espera un aumento demográfico en las décadas siguientes y precisa de una extensión urbanística. En este contexto, se tropieza con dos grandes impedimentos a salvar: primero, el incómodo y único acceso desde Madrid por el puente de San Antón y segundo, el desmonte de los cerrillos de San Agustín y Los Moralejos como obstáculo dominante para la extensión de la ciudad. También se propone la urbanización del río Júcar entre el puente de San Antón y el puente del ferrocarril para dar paso al desarrollo de una amplia zona de paseo y deportiva. Años después, se diseña el Plan General de 1963, que agiliza partes del anterior Proyecto de Ordenación de Muñoz Monasterio, pero además trae nuevas propuestas. A través de este plan, entre 1963 y 1978 se perfilan dos áreas de equipamientos e infraestructuras a ambas riberas del río Júcar. 

Ordenación parcial de la zona de Moralejos y nuevo acceso de Madrid. Fuente: Proyecto de Ordenación de la Ciudad de Cuenca de Muñoz Monasterio

Recuadro 3: La entrada desde Madrid: el puente de la autovía y barrio de Buenavista

Debido al aumento de tráfico con la llegada de automóviles y camiones, el Proyecto de Ordenación de Muñoz Monasterio consideraba insuficiente la histórica entrada de Cuenca por San Antón. Por ello, se plantea el desdoblamiento del acceso desde Madrid con un puente sobre el río Júcar.

Sin embargo, no fue hasta principios de 1975 cuando se empezaron a realizar las primeras obras en el final de la avenida República Argentina y en el barrio de Buenavista, donde hubo que expropiar algunos edificios y derribarlos, conllevando su desmembramiento. El nuevo acceso desde Madrid se inauguró en 1978.

Estos dos proyectos urbanísticos marcaron el paisaje de Cuenca y, en especial, el de la ribera del Júcar. Desde San Antón a la desembocadura del río Moscas, la ciudad se comienza a extender y se equipa con instalaciones deportivas, edificaciones educativas y sanitarias, obras hidráulicas y nuevos barrios periféricos que provocaron que la ciudad se reorganice de una forma jamás vista.   

Recuadro 4: Instalaciones deportivas: Polideportivo “El Sargal” y “La Beneficencia”

En 1890, por problemas higiénicos y de desagües, se lleva el matadero provincial a El Sargal, a orillas del río Júcar. En 1944, con el Proyecto de Ordenación de Muñoz Monasterio, se propone el desplazamiento del Matadero para dar paso al desarrollo de una amplia zona de paseo y deportiva. El pabellón polideportivo “El Sargal” se inauguró en 1972 sobre el solar del viejo matadero, que fue trasladado al antiguo Camino del Polvorín. Junto a “El Sargal”, el complejo deportivo “La Beneficencia” fue desarrollado a lo largo de las décadas 80 y 90. Desde 2019, el campo de fútbol lleva el nombre de Joaquín Caparrós.

Matadero Municipal, situado en el actual Polideportivo “El Sargal”, a principios del siglo XX.
Ampliación del polideportivo en la década de los 70. Fuente: M. Carmen Lozano
Instalaciones del complejo deportivo “La Beneficencia” y el campo de fútbol “Joaquín Caparrós” en la actualidad. Fuente: Elaboración propia

Respecto a las edificaciones educativas y sanitarias, desde inicios de siglo, cercanos a la Casa de la Misericordia, se habían instalado la escuela de enfermeras y la Normal de Magisterio. Tras la guerra civil, se instalarán los Institutos Alfonso VIII y Hervás y Panduro. Posteriormente, con el Plan General de 1963 se unirán la Casa de Cultura, los colegios menores Alonso de Ojeda y María de Molina, la Casa de Maternidad, la Delegación Provincial del Movimiento y el Colegio Universitario. En la otra margen del río, encontramos los colegios de Salesianos y Josefinas; los institutos “Hervás y Panduro” (tras su traslado), “Fernando Zóbel” y “San José”; el Campus de Cuenca de la UCLM; el Hospital Virgen de la Luz  y el complejo sanitario “Recoletas” y residencial “Alameda”.

Recuadro 5: Barrio de La Fuente del Oro y Las Cañadillas 

Inaugurado en 1982, todo el barrio estaba formado por viviendas de protección oficial. El manantial que inspiró el nombre del barrio “Fuente del Oro”, situado en terrenos de ADIF, desapareció en los años 90. Aquí estaba también el puente Tablas, puente rústico de madera que unía el parque Santa Ana con Los Pinillos, paraje arenoso que formaba una especie de playa ribereña muy acogedora en verano. 

Una década después, en 1996, se planificó un nuevo barrio junto a la “Fuente del Oro” y  en el margen del río Júcar: es las Cañadillas. Se trata de un barrio residencial de viviendas colectivas, adosados y zonas verdes de uso común.

En la parte derecha, el barrio de la Fuente del Oro y en la izquierda, el barrio de Los Cañadillas, separados por la vía pública Ronda Oeste. Fuente: Ortofoto PNOA Actual

Las instalaciones deportivas cuentan con tres grandes espacios de referencia: el Estadio Municipal de la Fuensanta; el pabellón polideportivo “El Sargal”  sobre el viejo solar del Matadero y el enorme complejo deportivo de “La Beneficiencia”. También, posteriormente, el canal de aguas bravas en el cauce del río Júcar.

Recuadro 6: Hospital Recoletas y residencia de mayores Alameda

En el paraje de “Los Pinillos”, junto al Barrio de la Fuente del Oro, se encuentra también el edificio del Hospital Recoletas. El complejo hospitalario y residencial fue diseñado en 1993. Originalmente, la propiedad era del SESCAM, quien posteriormente lo traspasó a dos propietarios distintos: Grupo Recoletas (hospital privado) y la Residencia de Mayores Alameda. En 2018 se presentó un documento con adaptaciones a inundación ya que el edificio se localiza en el meandro característico del río Júcar, una zona con variaciones del nivel del río frecuentes.

Imagen del paraje conocido como La Alameda cercano a la Fuente del Oro y el edificio que acoge la Residencia La Alameda.
El edificio blanco alberga el Hospital Recoletas y Residencia Alameda junto al meandro del río Júcar.

La urbanización de San Antón y la remodelación expansiva del barrio de Buenavista o “del Chocolate”, así como el origen del barrio de la Fuente del Oro, hicieron que estos espacios periféricos ganaran protagonismo urbanístico y social.

Recuadro 7: La Fuensanta, institutos y el Campus de la UCLM

La histórica entrada a la ciudad de Cuenca, a través del cerro de la Fuensanta y las antiguas Eras de la Cruz del Bordallo, fue profundamente transformada durante el siglo XX. Todo ello provocó una extensión urbanística hacia el camino de Nohales, transformándola en una importante zona residencial con una amplia red de servicios  y punto neurálgico para el deporte, la sanidad y la educación. 

En lo deportivo, el Estadio de la Fuensanta, inaugurado en 1940, es la sede desde su fundación en 1946 de la Unión Balompédica Conquense. El estadio fue remodelado en 2011 y desde entonces recibió el nombre de Nuevo Estadio Municipal La Fuensanta. A sus pies, en dirección hacia el río, se levantaron en la década de los 70 los institutos “Hervás y Panduro”, “Fernando Zóbel” y “San José”.  También fue de gran repercusión social la inauguración en 1964 del Hospital Virgen de la Luz detrás del estadio de la Fuensanta.

El Campus de Cuenca de la UCLM, situado enfrente del estadio de fútbol y al que se accede a través de la Avenida de los Alfares, se inauguró en 1986, donde se encontraban antiguamente los Salesianos. En la actualidad, el Campus está conformado por seis facultades y dos escuelas. En su misma zona se instaló en 1970 el Colegio “La Sagrada Familia”.

Área donde se encuentra el complejo urbano con edificios como el estadio de fútbol La Fuensanta, institutos y el Campus de la UCLM. Fuente: Ortofoto PNOA actual.

 

Por último, son destacables, por su importancia arquitectónica y económica, el pabellón del Bosque de Acero en el Recinto Ferial y la pasarela que conecta el Parque de los Moralejos con los institutos Hervás y Panduro, Fernando Zóbel y San José.

Recuadro 8: Obras hidráulicas: estación de aforos y canal de aguas bravas

A partir del siglo XX, comienzan varias obras hidráulicas de gran impacto en el río Júcar. La primera que se llevó a cabo fue la instalación de la Estación de Aforos 8032, una de las diez supervivientes de las 42 que en 1911 empezaron a instalarse. Esta infraestructura está destinada a conocer la cantidad de agua que discurre por el río a lo largo del tiempo. Los primeros datos que se conservan son de 1914.

Hay una caseta en el borde derecho de este encauzamiento con una poza inferior por donde por un canalillo entra el agua del río. Allí, esta se remansa y marca una línea estable sobre una regla graduada adosada al muro que señala su altura desde el fondo.  En su interior se ha instalado un limnígrafo, ingenio que deja registradas las sucesivas variaciones del caudal.

Aguas arriba de la Estación de Aforos encontramos una nueva obra hidráulica: un parque fluvial conformado por el canal de aguas bravas, la isleta y su presa. La presa de los Cerdanes fue demolida parcialmente a inicios de la década de los 90 para construir un canal, un islote con su pasarela de madera, una presa de regulación del canal y un embarcadero. En 2008 se remodeló el canal para adecuarlo como aguas bravas y que tuviera una categoría suficiente para acoger pruebas deportivas a nivel del campeonato de España.

Estación de aforos, una de las diez supervivientes de las 42 que en 1911 empezaron a instalarse. Fuente: Elaboración propia

Tras la extensa hilera de construcciones, los efectos visuales sobre la ciudad y la ribera del Júcar fueron irreparables. Aquella ribera, que un día fue compañera de molinos y batanes, que alimentó tantas huertas como las de Santiago o la extensa isla de Monpesler, que dejaba bajar la brisa desde las eras y cerros de la Fuensanta o que se nutrió de la legendaria Fuente del Oro, fue tragada por el cemento y la demolición de los cerros de San Agustín y Los Moralejos. En unas décadas, la historia quedó intangible. Sólo los libros, crónicas, mapas y algún vestigio en la propia ribera nos traen ese aroma etéreo de lo que fue aquello. Gracias a muchas de estas construcciones la ciudad de Cuenca aumentó en población considerablemente, se modernizó y fue equipada con numerosos servicios. Sin embargo, ahogó en las aguas del Júcar gran parte de su esencia. Su esencia ribereña, autora de su historia. Aquella que la hizo un lugar único de la industria y el comercio. Sólo permaneció aquella ciudad servicial con una estructura preindustrial de la cual no ha llegado a desligarse. 

Recuadro 9: Parque del Recinto Ferial “Bosque de acero”

El Parque del Recinto Ferial de Cuenca ocupa un solar de aproximadamente 14 hectáreas de zona verde delimitado por los ríos Júcar, Moscas y la calle Camino de la Resinera.  El parque alberga las actividades relacionadas con un mercadillo semanal, pero principalmente dispone de las instalaciones necesarias para acoger la Feria y Fiestas que se celebran anualmente en el mes de agosto con motivo de la festividad de San Julián. 

Entre 2007 y 2010, se construyó con el nombre del proyecto “Recinto Ferial de Cuenca” el pabellón denominado “Bosque de acero”. Llevado a cabo por Moneo Brock Studio y con un presupuesto de 7,5 millones de euros su objetivo era recuperar este paraje natural abandonado para crear un lugar de ocio. El pabellón se compone de un conjunto de veintitrés módulos iguales e inversos, que juntos forman una malla estructural. Sin embargo, hoy en día, sus actividades de ocio son esporádicas, su estado de abandono y el paraje natural no ha obtenido beneficios con la estructura.

Bosque de Acero, en el entorno del Recinto Ferial, junto al río Moscas ya cercano a su desembocadura. Fuente: Elaboración propia
Mapa del Recinto Ferial, bordeando el meandro del río Júcar, con el Bosque de Acero en el centro.
Actual estado del Bosque de Acero. Fuente: Elaboración propia

Este artículo forma parte del trabajo “Servicios de investigación etnográfica y diseño de rutas culturales en el tramo urbano del río Júcar”, financiado por los fondos europeos FEDER y el Ayuntamiento de Cuenca.

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