Asociación de Vecinos del Barrio de San Antón
Un fantasma recorre España: el fantasma del movimiento vecinal. Todas las potencias de la vieja España se han unido en una Santa Alianza para acorralar a ese fantasma: los obispos y el Rey, el Gobierno y los alcaldes, la extrema derecha y el resto de intolerantes.
El derecho de asociación para defender intereses comunes, reconocido por el artículo 22 de nuestra Constitución, debe ser el tatuaje que acompañe este movimiento. Los vecinos, sobre todo los de aquellos barrios olvidados por las administraciones, deben asociarse para defender sus derechos y proporcionar valor a sus barrios. ¡VECINOS DEL MUNDO, UNÍOS!
EL BARRIO DE SAN ANTÓN
No es difícil adivinar el origen del barrio de San Antón, en la capital de nuestra provincia. Su localización, a sólo un puente de las murallas del casco antiguo de la ciudad, nos trae una única palabra a nuestra mente (si te acuerdas de las lecciones de historia del instituto): arrabal.
Como arrabal, en él se instalaban aquellas personas de bajos recursos, que no se podían permitir vivir en la ciudad (entiendo esta como todo lo que se encontraba rodeado por la muralla). Así, la gente se quedaba extramuros, desarrollando diversos oficios, como marmolistas, alfareros o herreros. Hay constancia de que el barrio, en aquel entonces, se separaba por zonas según el oficio, acorde a la costumbre medieval de los gremios. Así, en un lado estaban la piedra y el barro; en el otro, el hierro.
No se conoce con exactitud cuándo comenzó el asentamiento de esta zona, pero se estima que se empezó a construir debido a su cercanía al Hospital de San Antonio Abad (actual iglesia de la Virgen de la Luz), creado en 1352.
Ya en el siglo XX, con una apariencia similar a la actual, se tiene constancia del carácter obrero de este barrio. Pero a partir de los años 60 sufrió una de las peores plagas que asoló gran parte de nuestra provincia: la despoblación. Muchas casas se quedaron (y aún siguen) abandonadas. El barrio perdió vida.
En los años 90 cuando se inició una lenta recuperación de la población, fundamentalmente con inmigrantes. Fue en este tiempo, en los albores del actual milenio, cuando desgraciadamente se intensificó la mala imagen del barrio, asociándolo con la marginalidad y la drogadicción. Es obvio que aquellas zonas urbanas donde vive gente de menor capacidad económica presentan mayor tasa de delincuencia. Pero la verdad es que la mala imagen no es debido a esto. El estigma que (aún a día de hoy) arrastra el barrio se debe en gran medida a la tapada xenofobia normalizada en nuestra sociedad, así como la gitanofobia y, aquello de lo que por desgracia nunca se habla: la aporofobia.
Tomando datos del año 2005 (detallados en la memoria del proyecto URBANA de 2008), nos encontramos con un barrio con una población envejecida, con bajo nivel educativo y una elevada presencia de personas originarias de otros países. Este informe también recalca la existencia de zonas en el barrio con graves problemas de drogodependencia.
Unido a esto, a pesar de la notable mejoría de los últimos años, los problemas del barrio siguen siendo varios, desde la dificultad de accesibilidad (agravada para los residentes de mayor edad), los problemas de limpieza, el deficiente transporte público o la falta de apuesta institucional por el barrio.
LA ASOCIACIÓN DE VECINOS
Así, en el año 2007, surge la Asociación de Vecinos del barrio de San Antón para combatir estos acuciantes problemas, que habían desembocado en algunas acciones violentas. Una vez resueltos, prosiguieron su actividad destruyendo aquellas casas que amenazaban ruina. Decidieron que los problemas del barrio podrían atajarse apostando definitivamente por la cultura, la integración. Ser un barrio multicultural, con gente de muchas nacionalidades, con gitanos y payos, es un elemento de gran potencial para desarrollar proyectos culturales aquí.
Por tanto, esta asociación, con casi 200 miembros hoy en día, promueve exposiciones colectivas, mercadillos del trueque, charlas sobre comercio justo o sobre astronomía. Creen en la cultura como herramienta de cambio.
Ya en el año 2008 comenzaron su actividad formando parte del partenariado del Proyecto Urbana, desarrollado por el ayuntamiento de la ciudad, a través de la mejora de la integración del barrio, tanto entre los diferentes colectivos que lo conforman, como de cara al resto de la población de la ciudad. La apuesta decidida por la promoción de actividades culturales para jóvenes, así como el desarrollo del sector turístico del barrio son la seña de identidad de este proyecto.
Pero si un proyecto destaca entre los que han llevado a cabo, se trata del denominado “De San Antón al cielo”, proyecto de carácter asambleario basado en la formación específica y en el establecimiento de cooperativas de iniciativa laboral. Destacan, entre las actividades que se han desarrollado a lo largo de estos años en el marco de este proyecto, la recuperación de viviendas vacías, el boletín informativo “El Perchel”, Recicleta San Antón (que apuesta por el reciclado de bicicletas) o LAMOSA (Laboratorio Modulable Artístico), que antes de instalarse en la Escuela de Arte Cruz Novillo se situaba en este barrio.
Es justamente la actual situación de este proyecto, LAMOSA, una de las razones que ha llevado a poner en marcha la última campaña en redes sociales desarrollada por esta asociación, “¿Qué pasa con San Antón?”. La actual recuperación del Alfar de Pedro Mercedes es una de las claves sobre las que se desarrolla esta campaña, apostando de manera clara porque este espacio no sólo tenga un uso museístico (que también), sino que también pueda acoger a LAMOSA (que debido a la pandemia debió abandonar la Escuela de Arte) y un espacio de centro social autogestionado por la Asociación de Vecinos.
CONCLUSIONES
La alienación, según la teoría marxista, viene provocada por la perversión capitalista en la relación entre el trabajo y la naturaleza humana, habiendo abandonado nuestro propósito mediante el primero.
Por tanto, si queremos asegurar un futuro donde mostremos nuestro máximo potencial, debemos dedicar el máximo de nuestro tiempo a aquello que nos realice. No hay mejor forma que hacerlo que a través de la cultura y el trabajo a favor de nuestra comunidad de forma desinteresada.
Es gratificante cómo un barrio, tantas veces denostado por el resto de la ciudad, se ha levantado, organizado y apostado por la integración y la cultura. Ha puesto de manifiesto cómo la multiculturalidad que lo caracteriza es su máximo potencial, no su peor defecto, como podrían pensar otros. Hay que luchar contra la intolerancia de los que odian lo diferente.
El derecho de asociación ha sido puesto en práctica por estos vecinos y vecinas con un resultado inimaginable. La mejora del barrio los últimos años es más que notable. Todo por darle voz al interesado, por el carácter participativo de sus proyectos. El resto de barrios deberían seguir su ejemplo. ¡VECINOS DEL MUNDO, UNÍOS!
Para saber más
- Asociación de Vecinos del barrio de San Antón de Cuenca (2020): “Proyecto de Desarrollo Social Comunitario De San Antón al Cielo”.
- Ayuntamiento de Cuenca (2008): “Cuenca: Singular y Plural. Proyecto Urbana. Barrio de San Antón (Cuenca)”.