"Por Cuenca, de Pueblo en Pueblo, a vuelo de pluma y tradición"
“Anda, no seas perezoso, recorre el camino de tus abuelos, pisa sus huellas, las mismas que su honradez y humildad le definieron, revive el peso de la historia que aquí escribió páginas ilustres, siente la Cuenca provincial, la de la Sierra, la de la Mancha, la de la Alcarria, tal vez Manchuela y Campichuelo, huele sus tradiciones, habla con sus alcaldes, regidores y corregidores que a buen municipio atienden y en eso de las libertades democráticas, reafirma tu liviana compostura… Camina entre estas páginas, no seas perezoso”
Nace una nueva serie dentro de esta revista digital “Los Ojos del Júcar”, proyecto extraordinario por lo que supone divulgar nuestro Patrimonio en todo su amplio sentido, enriquecer el intelecto del amante que hasta sus páginas llegue y hacer de esta Tierra de Cuenca, baluarte del conocimiento ensalzando sus maravillas y sus riquezas naturales, antropológicas e históricas.
Mi felicitación a ese equipo gestor de “Los Ojos del Júcar”, mi apoyo incondicional y mi deseo de compartir esas inquietudes, ilusiones y caminos para potenciar, en lo posible, el desarrollo cultural de esta Tierra a la que tan unidos estamos, como camino de progreso social.
Quiero, por tanto, y con el carácter humilde que me guía, ir describiendo en breve desarrollo, pinceladas del origen, pasado histórico y muestrario patrimonial de cada uno de nuestros pueblos, apostando con ello a su divulgación y en especial, a ese contenido sentimental que nos debe de llevar a paliar en lo posible la “despoblación” a la que están sometidos. Espero conseguirlo y que sea del agrado de todos vosotros, lectores y amigos.
ABIA DE LA OBISPALÍA

1. Origen e historia
Para llegar a este lugar de pasado antiguo y nombre singular, podemos hacerlo por dos trayectos. De una u otra manera, es desde el camino de Cuenca, por su proximidad, el más adecuado y el que nos inicia a esas Tierras de la Obispalía, aquellas que fueran dadas al primer obispo de Cuenca por donación real en tiempos de repoblación.
Pero ahondemos un poco más en su antigüedad como recorrido pues el Tesorillo de Abia y la gran cantidad de terra sigilata aquí encontrada nos reconduce a la época romana como la primera empresa de importancia en su pasado histórico.
Dicen que un soldado del ejército de Sartorio, rebelde romano que quiso independizarse de la gran Roma allá por el año 75 antes de Cristo, escondió sus ahorros para recuperarlos una vez finalizada la guerra contra Pompeyo desarrollada en gran parte, en estas Tierras conquenses próximas a la importante ciudad de Segóbriga.
Lo cierto es, que fuera como fuera, los 23 denarios de plata encontrados en el paraje del Cerro del Santo han ayudado al investigador a poder ahondar en la historia de la comarca y si cabe, de toda la Meseta, pues aparece Bolscan (Huesca) como ceca emisora y lo signos ibéricos que están representadas en su simbología nos hablan de la cultura ibérica, cuya presencia en esta zona está más que atestiguada.
Pero es Alfonso VIII el que va a dar forma a este lugar. Unidos los obispados visigodos de Valeria y Ercávica para dar lugar al de Cuenca en 1182, será Juan Yáñez el primer señor de la villa como primer Obispo electo encargado de administrar y poblar estos lugares que bien llamados de la Obispalía, aparecen reflejados en un documento episcopal. Curiosamente es Sarzola el primitivo nombre de Abia según el documento antiguo encontrado en Zorita de los Canes y que desde su primitiva fundación pasó también a la jurisdicción eclesiástica de Huete, aunque pechaba al Obispo de Cuenca.
Aquí empieza su historia poblacional, sus edificaciones solemnes, tal cual la primitiva iglesia en lo alto del cerro, su trazado urbano con esa calle principal que la define, sus ermitas y alguna casona de noble venido a menos.

2. Curiosidades
Este lugar, como todos los que conformaron la Obispalía, tuvieron atención para cuidar sus tierras y repercutir con ello en los diezmos que el Obispado recibía como tal. Tal es así que hubo Prestameras y Capellanías importantes, siendo lugares muy recorridos por el Visitador del Obispado. En la documentación nos habla de algunas de estas visitas, tales como la de 1569, un 27 de septiembre, alegando que es lugar que cuenta con unos cien vecinos, que tiene iglesia parroquial con pila bautismal y pertenece a la Mayordomía de Huerta y es de Su Señoría Ilustrísima.
Relata un hecho curioso del que me hago eco: “Miguel Guijarro, alcalde ordinario y licenciado con Beneficio, fue reprendido de que siendo casado inquieta de cinco años a esta parte a una mujer casada y aún es más cierto el amancebamiento que lleva a cabo y que provoca que estas dos casas lo pasen mal”.
En aquellos tiempos, el Visitador tenía que cuidar la estructura de la iglesia y ermitas, cuidar de la buena moral de sus vecinos, así como controlar los Beneficios, Prestameros y Diezmos. Igualmente, el 24 de septiembre de 1633, describe cómo tuvo que examinar la licencia del presbítero Miguel Muñoz, nacido en Pineda y Capellán de la Ánimas en esta villa, “al saber de sus irregularidades como tal, pues enterado de que había sido mal ordenado en Italia y haber sido dispensado y examinado en latinidad, descubrió que sabía poco y que era ignorante de lo que trae entre manos, siéndolo también de Rúbricas y Ceremonias, y en visita secreta, muchos le han informado de su merced respondiendo al edicto contra pecados públicos, que es inquieto, que no sirve a la iglesia como debe, que es jurador e incontentísimo y mal hablado. También se dice que el dicho sacerdote se quiere marchar de la villa y que al hablar y escribir de sus capitales causa mayores escándalos y disgustos y pecados, y le mandó que en seis días fuese a presentarse a Cuenca para que allí sea examinado y se lo manda so pena de excomunión mayor. Lo firmó el visitador don Claudio de Abenzabalegui, escribano de su majestad y examinador y Visitador General en todo este Obispado de Cuenca”.

3. Riqueza monumental y tradiciones
Su iglesia actual ocupa el solar que antes fuera la ermita de Santa Catalina, una vez que el primitivo templo fundado en época de repoblación gracias a las donaciones episcopales y que, su elevada torre, de tres cuerpos, nos anuncia como edificio de gran tamaño y de alta solemnidad, quedara ruinoso por desuso al establecer el Obispado su abandono “para que los enfermos e impedidos puedan acudir a los divinos oficios.”
En el Censo del Marqués de la Ensenada se dice que el mayor propietario es don José Pajarón Herráiz. Que pertenece al partido judicial de Cuenca, que tiene sesenta vecinos, de los que veintinueve son jornaleros que pechan, dos pobres de solemnidad que también son pecheros, ocho viudas y seis menores, haciendo un total de 106 habitantes. Además, hay 1 eclesiástico secular.
Los Colonos de los Bienes de la Iglesia tienen una renta de 3.261 reales, siendo las más pobres las del panadero, las del escribano y las de rentas generales.
Aquella iglesia, elevada y poderosa, mantiene viva la estampa de su recuerdo. En su alminar religioso, apenas sujetado por los cimientos de un templo románico ondeante sobre las cuevas de vino ancestrales, se ven las ruinas de su interior y exterior, donde el ábside semicircular, portadas y arco de medio punto dan al visitante el toque de misterio que encierra su altiva presencia. La torre es la esencia histórica de grandeza pasada.
Ahora, la iglesia actual, de rica mampostería y portada renacentista, con sillares en las esquinas, abre su espacio por medio de un atrio formado por un tejado a tres aguas, su ermita de San Jerónimo a unos pocos kilómetros (hubo en tiempos, según citas documentales, otra ermita que llaman de Santa Catalina -Santa Calina en mal transcripción-, ahora inexistente) y un caserío remozado delinean un pueblo acostada al lado del girasol y orientado hacia los Altos de Cabrejas con esperanza y belleza.
Su romería en honor del Santo enaltece al lugareño porque ahí queda enraizado el carácter y su propia personalidad. Es para ellos, el sentimiento de un pueblo hacia su imagen más querida y por eso, en ello, está su creencia.
Curiosamente, desde 1906 tiene una gran devoción toda la población a María Auxiliadora, gracias a la donación que hiciera de esta imagen doña Carmen Gutiérrez de León como consecuencia del gran afecto que profesaba esta mujer a la familia salesiana. Lo manifiesta con un cuadro donado a la villa, hecho que inspirará a don Constantino Sevilla Martínez, hijo del lugar y párroco de la misma, a costear una imagen de esta Virgen que sería destruida en la guerra civil de 1936, siendo sustituida por una nueva imagen de 1942 que actualmente preside la vinculación mariana de este lugar.

Para saber más
- VV.AA. Catálogo Monumental de la Diócesis de Cuenca. Nomenclator del Obispado de Cuenca. Tomos I y II. Obispado de Cuenca. 1985
- LÓPEZ, Mateo: Memorias históricas de Cuenca y su Obispado. Dos tomos. (1949-53). Lote 228474750
- MARCOS HUERTA, Braulio. Tierra de la provincia y obispado de Cuenca. Tomo I. Cuenca, 1999
Es un placer leer Los Ojos del Júcar y comprobar que cuenta con una sección tan interesante como ésta donde se describen los pueblos de la provincia que tanto valor e interés tiene desde distintos puntos de vista (histórico, natural, cultural, gastronómico…) Felicito a Los Ojos del Júcar por la idea y agradezco a Miguel Romero Saiz que quiera aportar su conocimiento para compartirlo con todos los que amamos esta bella ciudad y provincia. Estoy deseoso, imagino que como todos los lectores, de ver el siguiente pueblo. Muchas gracias.