Hablar de ganadería es hablar del Neolítico. Fue durante este periodo, hace miles de años, cuando el ser humano se sedentarizó, y dieron comienzo las sociedades agrarias. En muchas partes del mundo, de manera relativamente simultánea, comenzaron a domesticarse especies animales. Entre ellas, destacan la oveja y la cabra, unas de las primeras especies. A través de siglos de selección artificial se han modelado estas especies, haciéndolas más dóciles y produciendo lo más demandado en cada época histórica: leche, lana, carne, etc.
Milenios en los que se sucedieron tribus, reyes o imperios; diferentes culturas, idiomas o dioses, pero con algo en común: la persistencia de la agricultura y la ganadería.
La península ibérica también sufrió este radical cambio de sedentarización, probablemente debido a la llegada de pobladores originarios de Oriente Próximo, origen de la sociedad agraria. Celtíberos, cartagineses, romanos, visigodos, árabes y, finalmente, cristianos, poblaron nuestras tierras y condujeron nuestros ganados. Es con la llegada de estos últimos, en la Baja Edad Media, cuando comienza el apogeo de esta actividad. El incesante incremento de las cabañas de ganado, unido a los fríos inviernos serranos, popularizó una actividad hasta entonces minoritaria: la trashumancia.
El continuo enfrentamiento entre los reinos musulmanes y cristianos, con grandes fronteras despobladas víctimas de numerosas batallas, no favorecía el desarrollo de la agricultura en estos lugares, ya que no permitían nuevos asentamientos. Por ello, la ganadería ganó espacio en estas tierras, manteniéndose en ellas durante la época invernal y regresando a las montañas del norte de España en el estío, coincidiendo con la temporada de campañas militares en el sur. Además, se trata de una práctica adaptativa a los climas continentales mediterráneos, con estaciones muy extremas, por lo que procesos como la trashumancia permiten el uso adecuado de los pastos, permitiendo que puedan regenerarse.
Según avanzaba el control cristiano de la península, esta práctica se extendió, apareciendo numerosos ganados trashumantes que durante el verano pastaban en las frescas dehesas serranas (pastizales de agostada), para conducirse en invierno a los valles y vegas más cálidas del sur de España. La hoy provincia de Cuenca no fue ninguna excepción: su ingente cantidad de terreno forestal propicio para el pasto impulsó enormemente la ganadería en la región, estableciéndose tanto ganados estantes como trashumantes, que durante el invierno se dirigían a regiones como el valle de Alcudia (en Ciudad Real), Valencia, Murcia o, incluso, Andalucía.
Por ello, en 1273, Alfonso X El Sabio crea el Honrado Concejo de la Mesta, dando un marco legal de privilegios a todas las ya existentes “mestas” locales, reconociendo, entre otras cosas, la trashumancia. Es en estas décadas, para facilitar la coexistencia con los intereses agrícolas, cuando se delimita y protegen las vías pecuarias, aún a día de hoy bienes de dominio público. Por ello, se establecen 4 tipos de vía, según orden de importancia: las cañadas, con una anchura legal de 75,22 metros; los cordeles, de 37,71 metros; las veredas, con 20,89 metros; y, por último, las coladas, con anchuras variables inferiores a las veredas. Asociadas a estas vías, hay otros elementos de gran interés, como descansaderos, abrevaderos, tainas, contaderos o Puertos Reales (o secos), donde se cobraba el impuesto del Servicio y Montazgo para la Corona. A esto se suman otros tributos locales, como los pontazgos, portazgos y otros pasos.
Durante los siglos que prosiguen se produce la gran expansión lanera, haciendo de los reinos hispanos los mayores productores de toda Europa, gracias a la raza merina, lo que aumentó mucho el número de la Cabaña Real, situando a Cuenca como una de las regiones principales del Reino de Castilla. Hay que tener en cuenta que Cuenca era una de las 4 cabañas (asambleas) de la Mesta (junto a León, Segovia y Soria). Así, el inventario de esta provincia (del año 2012 y, con todo, incompleto) comprende 686 vías pecuarias, que se distribuyen en 164 cañadas, 62 cordeles, 73 veredas, 214 coladas, 105 abrevaderos y 68 descansaderos, con una longitud de 2.584 kilómetros y una superficie de 9.406 hectáreas.
Olmeda del Rey y Las Valeras
Centrándonos en los municipios de Olmeda del Rey (en anteriores registros como Olmeda de Las Valeras) y Las Valeras (el cual, se subdivide en Valera de Arriba y Valera de Abajo), una serie de elementos trashumantes llegan hasta nuestros días. Basándonos en fuentes como el ICONA, así como los mapas de Luis Mediamarca (1869) y Carrascosa Criado (1947), puede hablarse de, al menos, 2 cañadas, 5 coladas.
Respecto a las cañadas, encontramos la Cañada Real de Andalucía (también denominada como de Los Serranos o del Hoyo y Sisante), que discurre al este del municipio de Olmeda del Rey, y la Cañada Real de Cuenca a Cartagena, que atraviesa el municipio de Las Valeras por el oeste.
La primera de ellas tiene su origen en las sierras de Cuenca y Albarracín. Comienza a partir de la Cañada de los Chorros en el término de Tragacete. A través de Tierra Muerta, llega a Navarramiro (en Monteagudo de las Salinas), desde donde toma dirección suroeste, pasando por el término de la Olmeda del Rey, abandonando la provincia de Cuenca por Casas de Benítez. Eran pasos muy transitados, pues por estas vías descendía mucho del ganado merino serrano trashumante. Fue, al igual que la mayoría de vías pecuarias, muy afectada por la concentración parcelaria. Sin embargo, aún en los años 90 del pasado siglo tenía uso, especialmente por ganado vacuno de lidia.
En cuanto a la otra cañada mencionada, la de Cuenca a Cartagena, parece que comenzaría a partir de la Cañada de los Chorros en Villar de Olalla. Hay certeza de su paso por el término de Valera de Arriba, así como por Buenache de Alarcón, Albaladejo del Cuende y Valera de Abajo. A pesar de tener constancia de la existencia de esta cañada, no se refleja en el estudio del ICONA en Madrid, así como no aparece en muchos mapas, pues probablemente quedó colapsada con la construcción del embalse de Alarcón.
Respecto a las vías secundarias, encontramos:
- La colada “cordel de la Mezquita a las Huesas”: Aunque recorre fundamentalmente el municipio de Valverde del Júcar, se interna también en Las Valeras, a la altura de Valera de Abajo.
- La colada del Camino de Monteagudo: Atraviesa el municipio de Olmeda del Rey, enlazando con la Cañada Real de Andalucía al este.
- La colada de la Dehesa Boyal: Ramificación de la Colada del Camino de Monteagudo, desviándose en dirección norte, alejándose del casco urbano de Olmeda del Rey.
- La colada del Camino de Chumillas: Unión de los pueblos de Olmeda del Rey y Chumillas.
- La colada del Camino de Buenache: Comienza en Olmeda del Rey, dirigiéndose dirección sur hacia Buenache de Alarcón.
Desafortunadamente, de todas las vías mencionadas, sólo está amojonada la Cañada Real de Andalucía, siendo difícil conservar el resto al no conocerse sus límites específicos.
Por último, unido a estas vías, cabe destacar un elemento cuyo uso recreativo se extiende hasta nuestros días: el abrevadero y descansadero del Pozo Labajo, situado al final de la colada de la Dehesa Boyal, en el Monte de Utilidad Pública del mismo nombre. Dado que las tainas (identificadas más de 60 en Olmeda del Rey y más de 50 en Las Valeras) tenían una utilidad destinada al ganado estante, el ganado trashumante solía hacer uso de otras estructuras, llamadas descansaderos, generalmente de piedra y no cubiertas, sólo con corral, construidas a distancias regulares, normalmente a un día de camino con el ganado, es decir, entre 25 y 30 km.
En lo que respecta al municipio de Las Valeras, tras hablar con Susana Zapata, técnica de vías pecuarias de la provincia de Cuenca, cabe resaltar que este municipio no está clasificado, por lo que carece de información respecto a las vías pecuarias. Por tanto, en los mapas que refleja el inventario no aparecen las vías en estos lugares, siendo preciso el desarrollo de un estudio particular que las delimite correctamente.
Decadencia de la trashumancia
Durante el siglo XVIII comienza una incontrolable decadencia de la actividad trashumante y, con ello, de la Mesta. El descenso continuado de las exportaciones laneras disminuyó mucho la Cabaña Real, así como conllevó la sustitución de la raza merina por la churra, destinada a un uso cárnico. Pero no fue hasta el segundo tercio del siglo XX cuando comenzó su gran declive, con la desaparición general de la ganadería extensiva y la sustitución de los ganados trashumantes por estantes. Además, la introducción de nuevos medios de transporte transformó esta actividad, combinando la modalidad tradicional (a pie) con la trashumancia por tren o camiones.
Más recientemente, las grandes infraestructuras y la reestructuración de la tierra han sepultado, en parte, las vías pecuarias. En la zona a analizar, dos grandes eventos contribuyeron a la desaparición de muchas de ellas: la concentración parcelaria y la construcción del embalse de Alarcón, inaugurándose en 1955, sepultando en gran medida la Cañada Real de Cuenca a Cartagena.
Como comentaba Susana Zapata, ambos municipios se vieron afectados por la concentración parcelaria en los años 70 del siglo XX. Estos procesos ocasionaron como resultado la aparición de muchas parcelas de reemplazo colindantes o, incluso, ocupando parte de las vías pecuarias. De hecho, referenciándose en el inventario de Castilla-La Mancha, se observa que todas las vías pecuarias descritas en Olmeda del Rey están afectadas por la concentración parcelaria. Lo mismo sucede con la Cañada Real de Cuenca a Cartagena a su paso por Albaladejo de Cuende (frontera con el municipio de Las Valeras).
Es crucial tener en cuenta que, según la Ley de Vías Pecuarias de Castilla-La Mancha, “tienen también la condición de vías pecuarias las parcelas de reemplazo colindantes con éstas”, resultantes de la Concentración Parcelaria. Por tanto, cualquier ocupación en alguna de estas parcelas colindantes queda restringida a un uso temporal y por interés público o social.
Sin embargo, en el reciente estudio realizado por el proyecto Life Cañadas sobre la Cañada Real de los Chorros (la principal de la provincia), la falta de respeto a los límites de la vía pecuaria se ha identificado como uno de los principales problemas, en parte debido a la concentración parcelaria. Eso, unido a la escasez de puntos de agua (abrevaderos sin reparar), infraestructuras impracticables (tainas y descansaderos en mal estado), la presencia de escombros o la existencia de cruces peligrosos (como en el caso de la Cañada Real de Andalucía con la CM-220), son las principales dificultades identificadas por los ganaderos de la provincia. Estas conclusiones son totalmente exportables a la realidad de Olmeda del Rey y Las Valeras, donde las vías pecuarias encuentran un estado de abandono aún mayor.
¿Hay futuro?
Analizando el estado de las vías pecuarias en estos municipios, se observa gran disparidad entre ambos municipios. Mientras que en Olmeda del Rey se han identificado las existentes y, en parte, respetado (aún a pesar de los problemas de señalización, ocupación o estado de sus elementos asociados, como tainas, abrevaderos o descansaderos), en Las Valeras ese trabajo queda por hacer, sin haber sido identificadas y clasificadas las vías pecuarias. Esto tendría aún mayor importancia, al contar en su municipio con dos espacios protegidos por la red Natura 2000: la Hoz del río Gritos y páramos de Las Valeras y la Cueva de La Judía. Esto hace que estas vías debieran ser declaradas como de especial interés por la Junta de Castilla-La Mancha, con un nivel de protección mayor. Además, en ninguno de sus planes de gestión aparece la existencia de vías pecuarias a su paso, lo que dificulta su conservación en el caso de efectivamente existir, como todo apunta en virtud de los documentos disponibles y a vista de la cartografía de los colindantes (Albaladejo del Cuende o Valverde del Júcar).
Más allá del uso ganadero, existen otra funcionalidades compatibles recogidas en la ley, en especial aquellas relativas al ocio y esparcimiento, como actividades deportivas o educativas. Por ello, tal y como defiende la Plataforma por la Defensa de las Vías Pecuarias de Castilla-La Mancha, es crucial conservar estas vías y elementos, amojonando sus límites, reconstruyendo fuentes y descansaderos y fomentando actividades deportivas (como la competición de BTT de Olmeda del Rey, que atraviesa el descansadero y abrevadero del Pozo Labajo) y culturales (paseos interpretativos). Se debe trabajar para que funcionen como verdaderos corredores verdes a su paso por los núcleos poblacionales.
Lo que estos espacios sean en el futuro, en definitiva, nos corresponde a nosotros, los hoy vivientes. Porque de poco sirve una ley si no se aplica.
Vestal es una consultoría que apuesta por el fomento del turismo cultural en el medio rural.
Vestal busca recuperar aquellos saberes ancestrales en riesgo de desaparición, así como poner este patrimonio etnográfico al servicio de la población de una manera atractiva, sirviendo de cimiento para el turismo cultural y la repoblación rural.
Mi pueblo, se llama Cañada del Hoyo, la Cañada Real de Andalucía, atraviesa el territorio, con parada en La fuente Milano, dónde hay un barrendero, aún hoy día, se utiliza, para desplazar los toros bravos, de la Serranía, hasta Andalucía.
Hola,Venancio.
Mí mujer es de Cañada del Hoy.
Procuro leer todo lo que se dice de esa comarca tan bonita.
Un saludo.