España está a la cabeza en despoblación del medio rural en Europa. De ser uno de los países con mayor porcentaje de población rural a su entrada en la UE, actualmente sólo Bélgica y Holanda mantienen un porcentaje menor.
A este ritmo, el medio rural español va camino de la marginalidad y la despoblación. Así, sólo el 19,68 % de la población española en el año 2018 vive en el medio rural, desde el 43,43 % de 1960, según el Banco Mundial; además, el 70 % de nuestros municipios tienen menos de 1.000 habitantes según el INE.
¿Cómo se ha llegado a esta situación? Los motivos son varios y citaremos los siguientes:
- La España urbanita, (dentro de la cual se encuentra numerosos políticos), se creen (o mejor viven en la idea) que el mundo rural no es necesario. Este pensamiento conlleva un grave problema, como lo que se está viviendo con la pandemia de la Covid19, donde el mundo rural ha sido un sector básico.
- Las leyes y normas que se aprueban en el Congreso de los Diputados restringen, en numerosas ocasiones, los usos al medio rural (espacios protegidos, leyes de protección forestal…).
- Un medio rural menospreciado por el mundo urbano, sobre el que ha difundido una idea de retraso, incultura, una época ya pasada.
- Productos agrarios con precios irrisorios, que apenas han variado en 15 años, incluso algunos en 30 años, como el cereal. Algo insostenible, que ha empobrecido y vaciado los pueblos, convirtiendo en marginal al sector agrario.
- Una economía urbanita insostenible en la que la producción del campo se infravalora. Lo importante del “negocio” es el consumo en sí. Así, un kilo de patatas se paga al productor a 10 cts. y se vende a 2 €. Bajo este sistema, las grandes urbes consumistas, sin una producción material en sí, acaparan la economía, absorbiendo no sólo su población.
- La industrialización y “plastificación” de la alimentación por las grandes distribuidoras es letal para la producción agraria de cercanía, de medianas y pequeñas explotaciones. Se basa en grandes proveedores que con un criterio de precio traen productos de cualquier lugar, por muy alejado que esté.
- Un euro muy fuerte para una economía mediana como la española, que permite, mientras dure, una situación en la que un país como España pueda comprar productos agrarios de cualquier sitio del mundo: que nos alimenten otros.
- Un futuro preocupante, con un consumo de frutas y hortalizas descendente, por el abandono de la dieta mediterránea. A ello se une el Brexit que obligará a bajar sobre un 10% la subvención de la PAC.
- Impuestos cada vez mayores para mantener un país con unos gastos insostenibles. A esto se une un precio creciente de electricidad, combustibles, transporte y seguros, más los impuestos que se pagan por los trabajadores.
- Escasez de mano de obra. En España, a pesar de ser el país de la OCDE con mayor tasa de paro, no hay suficiente mano de obra en el campo.
- Falta de planificación agraria y forestal, con 17 países compitiendo y sin coordinación, sin estrategia frente a los desafíos del cambio climático, con pérdida de cosechas y cultivos no adaptados, ni siquiera frente a la próxima reducción de subvenciones PAC, lo que retroalimentará el abandono del campo.
- Los centros económicos rurales han sido descabezados. Es decir, las capitales de las provincias rurales, constituidas por pequeñas y medianas ciudades. Una vez vaciado el campo, ahora es el turno de sus ciudades, que ven cómo envejecen, pierden población y riqueza, en un bucle que se retroalimenta.
Se podrían seguir citando causas para entender el problema de la despoblación…
Para poder revertir las causas del despoblamiento rural, harían falta grandes medidas, como, por ejemplo:
- Reforma integral de las diputaciones provinciales o su supresión.
- Agrupación de ayuntamientos para garantizar servicios y optimizar costes.
- Una agencia estatal para el desarrollo de la España vaciada.
- Fiscalidad reducida en las zonas rurales despobladas y complemento salarial a los trabajadores del campo.
- Apoyo a la producción agroganadera de proximidad, como defensa del mundo rural y freno efectivo del cambio climático.
- Fomento de un “precio justo” para los productos agrícolas.
- Pinchar la burbuja de protección ambiental que afecta al mundo rural.
- Dignificar y hacer rentable la actividad forestal.
- Dignificar y hacer rentable el pastoreo y la ganadería extensiva.
- Dignificar y hacer rentable la actividad cinegética.
- Revertir el urbanismo de centrifugación, de promotor, que sangra los centros económicos del medio rural (ciudades pequeñas y medianas).
Marse del Río de la Vega