El fenómeno conocido como “La gran migración”, es un ciclo anual de desplazamiento de especies herbívoras (especialmente ungulados) que se produce en África, entre los parques de Serengeti (Tanzania) y Masai Mara (Kenya). Comienza a finales del mes de mayo, momento en el que la sequía de la zona sur del recorrido provoca la evaporación de los lagos y pozos, rebosantes hasta el momento, lo que promueve el movimiento general de especies hacia el norte, en búsqueda de lugares más prósperos (resulta impresionante el punto en que estos animales cruzan el río Mara, atestado de cocodrilos en búsqueda de alimento, reduciendo drásticamente la población de migrantes). Posteriormente, y debido a los mismos motivos, estas manadas retornan al punto inicial hasta alrededor del mes de diciembre. Entre los meses de diciembre y mayo, se produce el nacimiento de las crías de ñus y cebras, coincidiendo con el sedentarismo de estos meses. Se trata de la mayor migración animal por tierra del mundo, con un recorrido de 3.000 km en el que participan alrededor de un millón de ñus, cientos de miles de cebras y gacelas, además de otros herbívoros, que consumen unas 4.000 toneladas de hierba/día.
Entre las causas de las migraciones animales, encontramos los cambios de temperatura, falta de alimento y agua, la reproducción y la presencia de depredadores. Este movimiento de especies también contribuye al desarrollo de las áreas, facilitando la limpieza y abono de unas, así como el descanso y desarrollo de otras. Para orientarse, aunque aún existen muchas incógnitas, es conocido que algunos utilizan las posición solar, estelar y lunar; otros siguen el campo magnético de la tierra, diferentes olores…
En gran medida, estos desplazamientos naturales, con la domesticación de animales, se han visto desplazados. Muchas especies salvajes con buena capacidad de orientación, debido a la presión de los animales domésticos, se extinguieron, promoviendo en las áreas rurales la no selección de genes que intervienen en dicha capacidad.
La trashumancia se define, según la RAE, como “Dicho del ganado o de sus conductores: Pasar desde las dehesas de invierno a las de verano, y viceversa”. Se trata de un ciclo anual en el que los pastores, a través de las vías pecuarias, buscan con sus rebaños las tierras más idóneas, evitando también la desertificación por sobreexplotación.
Por falta de evidencias, no podríamos calcular la cantidad de miles de años antes de Cristo en la que esta técnica de pastoreo se empezó a llevar a cabo. Inicialmente ejecutada por habitantes nómadas que, aprovechando las rutas migratorias naturales, buscarían zonas idóneas para sus ganados durante el lento proceso de domesticación.
En la época prerromana, gracias a los textos griegos y crónicas romanas, se conoce la aplicación de la trashumancia por los habitantes de Iberia. Especialmente tuvo mucho éxito entre los pueblos Vetones y Vacceos, de los que, como signo de importancia ganadera, aún podemos encontrar los famosos “verracos”.
La conquista romana de Hispania, por su parte occidental, se produce de sur a norte y de este a oeste, convirtiendo los caminos utilizados para la trashumancia en calzadas o vías de paso (y viceversa, como sucedió con la vía de la plata). Marco Varrón (116 a.C.), en su obra De re rustica, menciona las que denomina “calles pastorum”
Posteriormente, con la entrada romana en Hispania, la trashumancia cae en picado debido al reclutamiento de pastores para ser soldados (hecho lógico por su conocimiento del terreno y forma física).
En la época visigoda, el Liber ludiciorum promulgado por Recesvinto en el año 654 d.C. detallaba la reglamentación y rutas de trashumancia. Posteriormente, en la reconquista la ganadería tendría supremacía sobre la agricultura.
En 1273, Alfonso X “El Sabio” constituye el “Concejo de la Mesta de los Pastores de Mio Reyno” que organizaba los rebaños trashumantes, así como una “Carta de Privilegio” para favorecer esta actividad (y la fabricación de paños). Estos hechos originaron un desarrollo tremendo hasta la llegada de los Austrias menores (con algo más de fortuna en 1731 con la promulgación del “Código Mestero”). En 1836 se disuelve la Mesta.
Actualmente, en España, encontramos 125.000 km de vías pecuarias que, jurídicamente, son bienes de dominio público. Están divididas en cañadas, cordeles y veredas (en función de su anchura); además de abrevaderos, descansaderos (las majadas son los lugares donde los ganados pasan la noche) y pasos.
Las más grandes son las cañadas reales (hasta 75 metros de ancho). En España encontramos 9 principales. Cañada real de la Plata (o Zamorana), Leonesa Occidental, Leonesa Oriental, Burgalesa, Segoviana, Galiana, Soriana Occidental, Soriana Oriental (que es la más larga) y Conquense (además de la del Reino de Valencia, que podría considerarse como una décima).
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La trashumancia en España se debe fundamentalmente a diferentes hechos:
- Temperatura: en verano, los rebaños necesitan territorios frescos y húmedos, por lo que, en estación estival, los movimientos pecuarios finalizan en montañas.
- Agua: acudiendo en verano a las montañas húmedas y con fuerte presencia de agua, y descendiendo en épocas invernales.
- Pasto: tras un tiempo en el mismo lugar, los recursos alimentarios asimilables por el ganado escasean, siendo obligada la búsqueda de zonas en las que puedan seguir abasteciendo sus requerimientos nutricionales.
La trashumancia, en definitiva, es la búsqueda de la eterna primavera. Intenta mitigar el calor y sequedad del verano, así como el frío y la humedad del invierno. Es por ello que las cañadas reales tienden a estar orientadas de norte a sur, procurando que durante el verano el ganado se encuentre en las montañas del norte (agostaderos), retornando para el invierno a los pastos del sur (invernaderos).
Según el “Libro blanco de la trashumancia”, los agostaderos de Albarracín-Cuenca-Molina albergan las cabañas (conjunto de ganados) más grandes y variadas de España. Compuestos por ovejas (merina, rasa aragonesa y entrefina), cabras (blanca celtibérica) y vacas (raza pardo alpina).
La cañada real Conquense, con origen en los montes Universales, entre las sierras de Tragacete, Albarracín y Alto Tajo, tiene una longitud de algo más de 400 km. En su extremo Norte (agostaderos), diferentes vías pecuarias convergen en ésta, que recorre las provincias de Cuenca, Ciudad Real y Jaén (zonas de invernada). Por lo que esta vía atraviesa la sierra, la mancha y el condado de Jaén.
Actualmente se estima que, de los movimientos trashumantes entre comunidades autónomas, algo más de un 10% se realizan de forma tradicional, mientras que casi el 90% se hacen en camión y tren.
Ventajas de la trashumancia sobre el ecosistema:
- Prevención de incendios. Para la formación de un fuego, se tienen que producir simultáneamente diferentes fenómenos: altas temperaturas, viento enérgico, humedad relativa baja y materiales combustibles. La presencia de animales herbívoros reduce drásticamente la cantidad de materiales inflamables (lo coloquialmente denominamos “monte limpio”), de un modo similar a cómo lo hace un incendio. La fuerte disminución del tránsito de ganado ha originado un incremento exponencial de la biomasa, facilitando la generación de incendios.
- Aumento de la calidad de la vegetación: muy unida a la anterior. La limpieza continua por estos animales, provoca la regeneración constante de vegetales, de tal manera que el ecosistema siempre se mantiene “más joven”.
- Aprovechamiento de barbechos, rastrojos, pastizales de montaña y eriales.
- Conservación de diferentes especies de ganado que, de otra forma, ya no se conservarían en Europa.
- Fertilización de suelos en climas áridos/semiáridos.
Ventajas de la trashumancia y ganadería extensiva sobre otros aspectos:
- Aumento de la calidad de las carnes obtenidas para consumo humano.
- Estimula la fijación de población, directa e indirectamente, en áreas rurales.
- Activación de sectores económicos en áreas despobladas, derivada de la repoblación.
- Es una actividad que estimula el denominado “bienestar animal”
- Se trata de una actividad productiva sostenible.
- Representa un incalculable valor etnográfico.
Inconvenientes de la trashumancia:
- Menor tiempo de aprovechamiento en el área de destino, ya que se invierte mucho en el desplazamiento del ganado.
- Peor control de los peligros por parte del pastor.
- Mayor dificultad para la predicción de la oferta de los productos derivados. Y con ello, mayor variación de los precios de las carnes.
- Menor productividad que en ganadería intensiva.
- Obtención de productos más heterogéneos.
- Dificultad para encontrar mano de obra.
Pablo, ¡que gusto da leer todo lo que escribes!
Gracias por hacer de la cultura algo tan accesible e interesante para todos y, ¡qué viva Cuenca!