Aliaguilla es un lugar lleno de contrastes ya que por el extremo oeste es montañoso y por el este, llano. Montes cubiertos de pinares y campos llenos de cereal y viñedos dan forma a un paisaje agradecido. Ahora, las granjas enseñorean ese progreso discutido.
Entre sus parajes, merecen especial mención el Rodeno de la Huerta y el Rodeno de Torrelavega, zonas en las que los otoños húmedos y lluviosos se llenan de setas y hongos.
Para facilitar el conocimiento natural, el ayuntamiento ha preparado dos senderos el PR-CU 14 “Sendero de Torrelahuerta” que transcurre por la microrreserva del Telégrafo y por la torre musulmana del siglo XI allí asentada y el PR-CU 15 “Sendero del Collado de la Plata” que nos conducirá a la plaza Sobraría, a la Cueva y a Peñarrubia, parajes de época prerromana.
Origen
Entre la plata de su Collado y su rico pinar está asentado este lugar de curioso nombre. Su antigüedad habría que buscarla en la Edad del Bronce Medio hispano pues su contorno se cubre de poblados y restos de yacimientos de aquellos tiempos.
Adormilado a la Cuesta de la Torre, y a unas cuantas leguas de la Torre de la Huerta, sin olvidar los íberos del monte Sobrarias, nacería este lugar, histórico por sus huellas, y lleno de buena gente que desprenden paisanaje a raudales.
La naturaleza le ha sido benévola y entre sus pinares y valles, los hallazgos históricos de Cerro de San Antonio, Collado del Cubillo, Pozo Charcón, Cerrito de las Colochas y la Relamina nos ofrecen esas formas ovoides de decoración tipo Dornajos, cumpliendo tiempos en siglos posteriores cuando en la plaza de la Sobrería, los visigodos entremezclasen su cultura sobre el entramado romano de los Castellares, el puntal de la Atalaya y luego el castillo de Torre la Huerta. ¡Cuánta historia por aquí!
¿Qué sabemos de esa Torre? ¿Musulmanes vigilaron? Tan cierto como el paso de la marquesa en tiempos de la Puebla de Moya. Pues así fue, una población militar musulmana adelantada del reino de Requena vigiló en tiempos este lugar para luego caer bajo el yugo de los Santiaguistas que vinieran con Alfonso VIII y un poco después, las tropas del arzobispo Jiménez de Rada, dándole el final que no esperaban.
Edad Media y Moderna
Caído el lugar en manos cristianas, Álvaro Téllez la repuebla, refuerza la línea fronteriza y hace de Aliaguilla su baluarte poblacional. En 1242 pertenecen sus rentas al Hospital santiaguista de Moya y se repuebla gracias al mandato del Comendador del mismo Gonzalo Gómez. Se establecen donaciones y pleitos, siendo Torre Ranera cedida a cambio de heredades y dineros. Luego, tierra del marquesado de Moya.
Durante la guerra de las Comunidades, a la llegada de Carlos I de España y V de Alemania, esta comarca se sublevó contra su marqués Juan Fernández Cabrera, provocando revueltas y luchas antiseñoriales. Aquí hubo un cabecilla que levantó bandera contra la opresión y sufriría después, cárcel y ahorcamiento.
Edad Contemporánea
En las guerras de Sucesión al trono de España, en el siglo XVIII, las tropas austracistas del archiduque Carlos pasan por su término y reclutan voluntarios para atacar a los borbones de Felipe V. Después, la Carlistada, en el siglo XIX, también dejará huella entre sus campos, aldeas y pinares, no sin que antes, sus habitantes se decantaran por el gobierno isabelino, sufriendo los ataques del faccioso Cucala y las partidas carlistas de Santés.
Durante la guerra civil de 1936, el templo sufrió la destrucción de altares y la quema de sus imágenes, daños extensivos a la ermita de San Antonio. Asimismo, fue quemado el Archivo Parroquial (y Municipal) y las ropas de culto, las campanas fueron tiradas y robadas. La casa parroquial fue también asaltada y saqueada.
Patrimonio y religiosidad
Pero hay que entrar en su caserío, no sin antes ver la cantidad de granjas que han hecho grande en economía al lugar. Entre sus calles, la fuente, la que dicen fue romana y ahora, junto al puente, la tienen como emblema de historia, de esa historia de la buena que dicen ellos. Esa otra fuente de la Canaleja. Pero, tras calles y callejas, su iglesia dedicada a la Asunción. Es también un sólido edificio que alberga en su única nave las bóvedas de lunetos con fuertes contrafuertes bien decorados con capiteles de rocalla, dando forma a una decoración sencilla de yesería que en algún momento nos hace pensar que aquí se aplicase la mano del gran arquitecto Martín de Aldehuela, como restaurador.
Notable edificio con atrio exterior y dos grandes arcadas de medio punto, y sencilla torre cuadrangular a los pies, lado de la epístola. La entrada al templo posee otra arcada asimismo de medio punto, adovelada y con altas impostas voladas. Como hemos dicho, el interior es de una sola nave basada en cuatro tramos separados por pilastras ornadas de damasquinado y un ábside de tres lados: destaca la decoración de yesería en la bóveda y las pinturas del techo. Los elementos barrocos fueron añadidos tras la reconstrucción del templo en la segunda mitad del siglo xvii (1670), obra atribuida a Tomás Cortés Plazoleta, maestro cantero vecino de Moya. El templo guarda una bella talla de san Antonio de Padua.
Pero la fe sigue camino y se encuentra en su ermita a San Antonio, entre arquitectura popular, valles bien regados, donde el almendro alterna con el cereal. Muy cerca del pueblo, en el paraje de La Hoya, se halla blanqueada con mampostería calada, remates de sillería y espadaña de un solo hueco a mitad de fachada. Casas para el santero, planta de cruz latina con bóveda vaída en el crucero y de cañón con lunetos en los brazos que albergan el tesoro formado por tres custodias, tres cálices y su talla de madera. Ahí se hace su romería al Santo de Padua. Portada sencilla.
Adosada al edificio, conserva la casa del santero que ataño cuidaba del ermitorio, singular muestra de arquitectura vernacular: su interior conserva una distribución tradicional, cocina, alacenas, dormitorio.
La Fuente Vieja y el Puente Viejo, de origen romano, también enriquecen el caserío en su visita patrimonial.
Aliaguilla, quizás por esa abundancia de aliagas en sus montes, pero lo que fuera origen poco importa si en ello uno degusta su gastronomía y puede visitar su museo etnográfico, ahora uno de los más completos de toda la región. Esa finca del Castillo, ahora restaurada. Pero, es en esa gastronomía y en sus tradiciones más populares, donde está el alma del pueblo. Recorriendo ese caserío te adueñas del encanto y, si lo haces en Semana Santa, bien podrás degustar esos buñuelos de perol y la mazamorra, hecho de patata, huevo y bacalao desalao, Aliaguilla celebra sus fiestas el día 13 de junio, en honor a San Antonio de Padua, patrón de la localidad, y el 16 de agosto en honor de san Roque
El último fin de semana de julio tiene lugar la Feria Ganadera, Agrícola y Gastronómica.
Miguel Romero Saiz
Cronista y viajero