El neolítico supura entre los muros de las tainas. Sus muros están construidos con la técnica de piedra seca: un desnudo apilamiento de piedra sobre piedra que convierte las tainas en un elemento arquitectónico milenario y ancestral adaptado completa y absolutamente al entorno. Además, por estar levantadas en altos de solana, utilizar los materiales como piedras, yesos, tejas, maderas que entrega el entorno y los proporcionados por los talleres de carpintería y herrería en los pueblos han provocado que, durante un sinfín de generaciones, las tainas hayan mantenido su esencia, su estructura y un íntimo contacto con los habitantes de este territorio. El pastor y el ganado, protagonistas del sector ganadero, han respirado bajo las vigas de madera y entre los muros de piedra días y noches, noches y días. Ni el viento, ni el hielo, ni el sol han podido hundir sus muros ni su idiosincrasia.
Sin embargo, el tiempo es misterioso y arrollador. A veces, en un instante arrasa todo aquello que llevaba milenios en pie. Fue en la década de los años 60 cuando, con impiadosa dureza, sucede este punto de inflexión de carácter irreversible. La mecanización de la agricultura, la industrialización de las ciudades y el desarrollo tecnológico provocó que numerosos oficios tradicionales desaparecieran y por ello, una fuerte emigración desde el entorno rural hacia las ciudades. Numerosas familias abandonaron su pueblo para embarcarse en la ruidosa incertidumbre de las urbes como Madrid, Valencia o Barcelona. Un futuro de progreso e industria transformó, en pocos años, los campos en silencio, los pueblos en viejas arrugas y el mundo rural en un barco a merced de la calma chicha de la incertidumbre.
Este fenómeno ocurrió con implacable dureza en los municipios de Olmeda del Rey y Valeria. Los datos son irrefutables: en 1960, Olmeda del Rey contaba con 633 y Valeria, 814. En la actualidad, tienen 130 y 61, respectivamente. Es importante, en nuestra zona de estudio, destacar el caso de Valera de Abajo ya que, en contra de esta tendencia de despoblación de los municipios rurales, desarrolló una fuerte industria carpintera que se tradujo en un incremento de la economía y un ascenso demográfico, que pasó de 1173 a comienzos de siglo a 1421 en la actualidad, .
Como consecuencia, las tainas y la ganadería cayeron drásticamente en el olvido. Los paseos rutinarios de los pastores hacia ellas, los ganados rondando pensativos por los pastos y los incesantes balidos entre los muros de piedra fueron quedando como algo relíctico, casi extraño, en un suspiro. La figura del pequeño propietario, ganadero y agricultor, que hasta entonces contaba con cabezas de ganado y sus mulas para sus tierras, fue convirtiéndose en un agricultor sin cabezas de ganado sobre un innovador tractor o en un emigrante a la esperanzadora ciudad. La mecanización agrícola con la llegada de las nuevas herramientas, la remodelación de los terrenos con la concentración parcelaria en 1962 y los adioses de los vecinos rumbo a las capitales fueron el escenario donde se desarrollaba la gran hecatombe de las tainas.
Para poder conocer el estado de las tainas antes de este crucial momento histórico hemos utilizado la ortofoto American B tomada en el Vuelo General de España de 1956. Esta imagen forma parte de una de las primeras fotografías aéreas para cartografiar topográficamente nuestro país y fue resultado de un trabajo de cooperación entre el Ejército del Aire de España y la Fuerza Aérea de EEUU. Por ello, es conocida como “vuelo americano”. Gracias a estas imágenes podemos observar el estado de las tainas antes del éxodo rural, la concentración parcelaria y de la crisis ganadera que pocos años después asolaría los pequeños pueblos castellanos. Al analizar el estado de las tainas podemos comprobar que la mayoría de ellas se encontraban en uso. Esto ha sido deducido por tres motivos: el dato demográfico de la población en aquel año, fuentes orales actuales de algunos vecinos de Valeria y Olmeda del Rey y que, en 1956, la gran mayoría conservaba el tejado tanto del cobertizo como de la “casilla” del pastor.
Este proceso de abandono de la ganadería y de las tainas, apresurado y vertiginoso, conllevó a la obertura del hundimiento y la ruina. Comparando la foto aérea de 1956 con la situación actual destaca, en la primera, con una manchita blanca, la presencia de tejado. Este hecho, como consecuencia de la sustracción de la mayoría de sus tejas para utilizar en otras modernas edificaciones, ha sido quizás el que ha dibujado el nuevo aspecto de estas ancestrales construcciones. Las tainas, en desuso y sin techo, se transformaron en muros a la intemperie como corrales sin acabar. Y este fue el caso más afortunado. Otras tainas fueron desnudándose, más apresuradamente, ya fuera por el hundimiento de los propios tejados o porque se sustrajeron las vigas de madera y las propias piedras de los muros. Ejemplo es el caso que cuenta un vecino de Olmeda del Rey en el que se utilizaron las piedras para la construcción de su nave en los años 90.
Por otro lado, aquellas pocas tainas que han permanecido en uso hasta la actualidad han sufrido reformas con modernos materiales como uralitas, ladrillos, cemento, lonas y con especial énfasis, el plástico. Esto ha provocado una transformación hacia naves ganaderas informes e irregulares que, además, por la mala calidad de estos materiales, suelen ir acompañadas de acumulaciones de residuos en el entorno.
También el paisaje ha cambiado. Lo que antes eran grandes espacios abiertos con matorral disperso, ahora se ha convertido en densos montes de pino, especialmente incentivado por las repoblaciones. Todo ello ha transformado en pocas décadas un paisaje neolítico como consecuencia del sobrepastoreo.
En términos generales, la situación actual es completamente desoladora. En el caso de Olmeda del Rey en diciembre de 2022 desapareció el último ganado. Trabajado por Victor y Jose mantuvieron este oficio de tradición familiar durante estas últimas décadas. En Las Valeras sólo permanecen 2 ganados llevados por pastores marroquíes.
La suma de todos estos factores: abandono de la ganadería, sustracción de sus elementos de construcción como tejas y vigas, y adición de nuevos materiales modernos han provocado que encontremos diferentes estados de conservación. Por ello, atendiendo los variopintos estados en los que se encuentran, hemos visto necesario proponer unos criterios de determinación del estado de conservación de la taina. Son los siguientes cinco: Muy bueno a través de la conservación íntegra o casi íntegra de la taina; bueno, con la conservación de todas las partes de la taina además de otros elementos de interés como vigas, puertas o tejados; Regular, con la conservación de muros que permiten diferenciar sin problema las partes de la taína. También aparecen otros elementos aislados; malo, que mantiene un estado ruinoso, aunque permite determinar el perímetro de los muros y algún elemento aislado; y muy malo, donde se encuentra en un estado completamente ruinoso y difícil de determinar su estructura y perímetro. Con ello, además se permite aligerar el diagnóstico de estas construcciones milenarias y facilitar en un futuro su conservación.
En el caso de nuestra zona de estudio, los municipios de Olmeda del Rey y Las Valeras, hemos encontrado un total de 146 tainas. A continuación, mostramos los resultados obtenidos tras analizar su estado de conservación por términos municipales separados.
En Olmeda del Rey destaca el gran número de tainas en comparación con la pequeña población que, hoy en día, acoge. Ello demuestra la gran importancia histórica y socioeconómica de la ganadería y su relación con el entorno. En su término, de las 68 tainas que se han registrado estos son el estado en el que se encuentran:
ESTADO DE CONSERVACIÓN EN OLMEDA DEL REY | |
Extinta | 1 (1.47%) |
Muy malo | 12 (17.64 %) |
Malo | 17 (25 %) |
Regular | 23 (33.82 %) |
Bueno | 11 (16.17 %) |
Muy bueno | 4 (5.88 %) |
TOTAL | 68* |
*No se han incluido las tres casas de campo situadas en la Dehesa de Fuenlabrada.
En Las Valeras, que engloba los municipios de Valeria y Valera de Abajo, en relación con la superficie hay una densidad menor de tainas. El entorno de Valeria sí acoge un gran número y notablemente en los páramos que se encuentran en la parte superior de la Hoz de Valeria. En el caso de Valera de Abajo, el descenso de tainas se acentúa ya que junto al municipio mueren las últimas sierras y nacen los aromas manchegos que se irán acentuando más tarde al pasar Valverde del Júcar.
ESTADO DE CONSERVACIÓN EN LAS VALERAS | |
Extinta | 1 (1.28 %) |
Muy malo | 23 (29.48 %) |
Malo | 21 (26.92 %) |
Regular | 24 (30.76 %) |
Bueno | 4 (5.12 %) |
Muy bueno | 5 (6.41 %) |
TOTAL | 78 * |
*No se han incluido las dos casas de campo situadas en la Dehesa del Noguerón y una nave ganadera sin restos de taina dirección a Tórtola.
Por tanto, en uniendo los términos de Las Valeras y Olmeda del Rey encontramos: 2 tainas extintas (1.36 %), 35 tainas en estado muy malo (23.97 %), 38 tainas en estado malo (26.02 %), 47 tainas en estado regular (32.19 %), 15 tainas en estado bueno (10.27 %) y 9 en estado muy bueno (6.16 %).
Las tainas han sido devoradas por la vegetación y el olvido. La fragancia neolítica se ha escabullido entre las piedras de sus muros. En menos de cinco décadas se apagaron las prácticas que habían permanecido durante diez mil años. Es momento de parar a pensar en este hecho que va en contra de nuestro pasado, deshonra a nuestros antepasados y da la espalda a la naturaleza. Valorar lo que tenemos es valorar quien somos. Conservar nuestro patrimonio es conservar nuestra esencia, el fuego imperecedero que arde en nuestro interior.
Para sumarnos a esta ola de optimismo y puesta en valor de nuestro patrimonio debemos resaltar que el desnudo apilamiento de piedra sobre piedra, conocido como Técnica de piedra seca, fue declarado como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2018. Quizás se abre una nueva etapa para estas construcciones que han traspasado las fronteras del tiempo. Los pueblos son un hervidero de cultura y de conocimientos y entre los muros de las tainas aún canta la garganta del pastor, balan los pequeños corderos en busca de su madre y grita desesperada la historia de nuestra tierra. Quizás es hora de escucharla.
Vestal es una consultoría que apuesta por el fomento del turismo cultural en el medio rural.
Vestal busca recuperar aquellos saberes ancestrales en riesgo de desaparición, así como poner este patrimonio etnográfico al servicio de la población de una manera atractiva, sirviendo de cimiento para el turismo cultural y la repoblación rural.