Isla de Monpesler y presa de Cerdán

Isla de Monpesler y presa de Cerdán

Cuenca, como si parte de un desconocido archipiélago terrestre se tratara, tuvo su gran isla: la Isla de Monpesler. Mencionada frecuentemente en documentos históricos, dibujada por Wyngaerde en 1565 y presentada en los mapas posteriores, aún se aprecia perfectamente en las ortofotos de 1945 y de 1954. Aparece como un gran hueso de aceituna en mitad del Júcar. Contrasta su color intenso provocado por el verdor del vergel de esta fértil zona con el gris ceniciento de los cerros pelados. La Isla de Monpesler era una isla artificial creada por el dibujo entre el cauce del Júcar y el caz de los Molinos que ha almacenado un patrimonio histórico, ecológico y paisajístico de extraordinario valor.

Ilustración 1. Isla de Monpesler, con sus huertas, bordeada por el Júcar y el caz de los molinos.

El inicio de la isla viene asociado a la presa de Cerdán. Situada en el histórico vado de la Fuensanta, esta presa denominada anteriormente como “de los Molinos” fue heredera de presas anteriores que se remontaban a época árabe. En 1717, tras romperse la presa, Juan Cerdán y Landa se encargó de reconstruirla. Desde entonces la presa se denominó Presa Cerdán o de los Cerdanes. La presa Cerdán mantiene estrecha relación con el barrio de la Guindalera y por ello, este barrio se ha denominado también como barrio Presa del Cerdán. La presa perduró en el tiempo hasta principios de los años 90, cuando se construyó un canal, un islote con su pasarela de madera, una presa de regulación del canal y un embarcadero. El actual canal de aguas bravas “El Sargal” sustituyó al antiguo en 2008.

Ilustración 2. Presa del Cerdán e inicio del Caz de los Molinos a finales del siglo XIX.

La presa daba origen al Caz de los Molinos. Al comienzo del caz se situaba, hasta principios del siglo XX, un batán que anteriormente se denominó “molino lananera”. Por ello también se denomina a veces como “caz del Batán”. Desde aquí, esta gran acequia con una distancia de más de un kilómetro conformaba con el cauce del río la enorme isla de Monpesler. 

La isla de Monpesler fue un espacio prestigioso y productivo. Su ancho espacio y su fecunda tierra criaba algunas de las mejores huertas y frutales de la ciudad, llegando a competir con las prestigiosas del río Huécar. En su suelo se instalaron, además, edificios para la industria y el comercio y el caz de los Molinos alimentaba molinos harineros, batanes y lavaderos de lana. En su margen, el camino y molino de la Noguera fueron lugares de gran solera de la ciudad constando en documentos del siglo XIV y atestiguando la importancia de los nogales en esta zona. El caz, sepultado con las obras del siglo XX, aún conserva un tramo donde se situó la resinera LURE y más tarde, el Recinto Serranía y el Mercadillo. Esto, junto a la presencia de varios aliviaderos, manifiestan su otrora amplitud y estructura.

Ilustración 3. Caz de los Molinos en la zona del Recinto Serranía en la actualidad

Además, allí se levantaron dos edificios de destacada importancia histórica: los lavaderos de los genoveses y el Convento de los Carmelitas Descalzas. El lavadero de los Genoveses fue un centro manufacturero de gran relevancia en el siglo XVI ya que ejemplificó el poder y el comercio de la industria textil en aquella época. Las exportaciones a Italia comienzan a estar documentadas desde el siglo XIV y en este tráfico jugaban un papel muy activo los mercaderes genoveses. Regentado por la familia Interiano, el edificio se construyó a mitad del siglo XVI y entre sus muros se trabajó parte de la lana más preciada de la Serranía. Este tuvo que ser un gran complejo que ocupó todo el ancho de la isla, desde el caz de los Molinos al mismo cauce del Júcar. Aquí se encontraban todos las instalaciones y aposentos necesarios para la manufactura textil y la vida diaria de los empleados. El Convento de los Carmelitas Descalzas fue fundado en 1613 por Andrés Pacheco, obispo de Cuenca entre 1601 y 1622 y posteriormente, Inquisidor General de España. Finalmente, la institución se trasladó en 1708 a un convento intramuros.

Ilustración 4. A la izquierda, batán “molino lananera”, el caz de los molinos y, a la derecha, Lavadero de los Genoveses sobre la Isla de Monpesler.

La presa de Cerdán y la Isla de Monpesler muestran un pedazo de la historia de la ciudad: un lugar que atrajo a mercaderes, que levantó conventos y que alimentó numerosas huertas e instalaciones hidráulicas. Esta isla era un patrimonio ecológico y paisajístico de extraordinario valor. Los cambios del siglo XX sepultaron la isla y la ciudad no supo conservar estos terrenos dignos del paraíso. Una zona que debería ser un tesoro botánico y paisajístico. Hoy, es casi imposible imaginar su silueta y su importancia. Sólo el dibujo de Wyngaerde, planos, mapas y fotos aéreas de 1945 y 1954 muestran la majestuosidad de este paraje. El histórico caz aún conservado entre los puentes del ferrocarril  y la Fuente del Oro, parece reclamar el papel que ha jugado en la historia.  Nadie parece escucharle.

Ilustración 5. Isla de Monpesler en la actualidad. Fuente: Autor

Deja una respuesta