La cuenca mediterránea de la Península Ibérica alberga una enorme concentración de abrigos rocosos que contienen pinturas rupestres. Desde el Paleolítico hasta el Calcolítico, un lapso de tiempo larguísimo, tales pinturas han conocido al menos cuatro estilos artísticos: el arte Paleolítico, Levantino, Macroesquemático y Esquemático. Las características geográficas del conjunto, que abarca desde Cataluña a Andalucía, la abundancia de las pinturas y la necesidad de conservación, han permitido que la UNESCO declarara estos grupos artísticos Patrimonio de la Humanidad. En la provincia de Cuenca existen 42 abrigos rocosos con estas representaciones.
Para conservar las milenarias expresiones de los antiguos pobladores es necesario usar tecnologías que permitan identificar qué tipo de pigmentos fueron utilizados en su origen. Usando la técnica de microscopía Raman es posible obtener la composición química de los mismos, además de los aglutinantes usados para la elaboración de las pinturas o las alteraciones causadas por el paso del tiempo y los agentes atmosféricos.
El abrigo de la Hoz de Vicente se encuentra en el municipio de Minglanilla, en Cuenca, situado en una profunda garganta excavada por el río Cabriel. Este tipo de abrigos han sido usados como refugio para el ganado durante milenios, lo que induce a pensar que bajo las toneladas de excrementos de ovicápridos pueda hallarse una estratigrafía arqueológica inalterada que aporte nueva información acerca de este periodo. En términos artísticos, el conjunto incluye los estilos Levantino y Esquemático, contando con más de cien motivos distribuidos en los tres paneles que lo componen. Aparecen figuras antropomorfas, algunas de ellas femeninas, así como escenas de caza; por otro lado, en el sector Esquemático se han documentado, en rojo o en negro, también figuras humanas y animales.
Las muestras elegidas para la realización del estudio fueron recogidas de varias de las figuras, de distinto color. Pero también de las distintas costras calcificadas y las pátinas que cubrían las antiguas pinturas, algo fundamental, pues si esta capa contiene algún material compatible con la datación mediante radiocarbono, podría establecerse una fecha ante quem -que marcaría la fecha antes de la cual debió ser realizada- para las pinturas.
El resultado de los análisis determinó que para los pigmentos rojos fue usada hematita, mineral del óxido de hierro. Su composición no pudo ser determinada por el microscopio óptico, lo que indica un nivel tecnológico muy alto para estos artistas prehistóricos: la fineza del grano es similar al polvo producido hoy en día. La presencia de yeso y otros minerales compuestos de origen orgánico en los pigmentos parece remitir a los procesos biológicos y atmosféricos que están causando la degradación de los paneles.
La cronología de las pinturas rupestres en la cuenca mediterránea aún sigue siendo objeto de debate debido a la escasez de fechas obtenidas mediante radiocarbono. Además, es extremadamente complicado datar las pinturas al aire libre por sus condiciones intrínsecas: son lugares que han sido utilizados durante milenios por gentes de culturas distintas que, unido a los agentes biológicos, han alterado su forma y composición. Las fechas son relativas ya que han sido definidas únicamente por el estilo artístico y su comparación con elementos muebles (como cerámica). De esta manera, se acepta que el arte Macroesquemático apareció en los primeros momentos del Neolítico y abandonándose muy pronto. La duración del arte Esquemático se encasilla, también, entre el inicio del Neolítico y su abandono en el Calcolítico. En torno al arte Levantino existe el mayor debate. Su parecido con el arte Paleolítico hace dudar de su continuidad en el tiempo, ¿siguió siendo representado por los neolíticos o se abandonó antes?
Este mar de dudas necesita de la ayuda de las nuevas técnicas científicas para ser disipadas. Como ya he comentado, desconocemos la horquilla temporal durante la cual se realizaron las pinturas sobre el abrigo de la Hoz de Vicente. Sin embargo, existen dos fechas procedentes del Abrigo de los Oculados (Henarejos, Cuenca). El nombre del abrigo rocoso hace referencia al tipo de figuras que ahí aparecen: una serie de formas antropomorfas con unos grandes ojos, líneas paralelas bajo ellos (consideradas tatuajes faciales) y cejas. Cronológicamente, el periodo durante el cual debieron haberse pintado las pinturas abarca desde el 3630-3365 y el 910-540 a.C. Aunque la horquilla es bastante amplia, indica el periodo correcto en el que fueron realizadas las pinturas. Además, confirma las hipótesis obtenidas mediante el método comparativo con otros elementos muebles.
En definitiva, es fundamental conocer mediante técnicas científicas modernas aplicadas a la arqueología, la composición química de las pinturas rupestres y de cualquier otro elemento histórico-artístico con el fin de conservarlas correctamente. Este tipo de arte no tiene parangón en ningún otro lugar del mundo y nos trae reminiscencias de un mundo tan antiguo que el significado de sus representaciones se pierde en la noche de los tiempos. ¿Quién o qué son esos grandes ojos que nos miran sorprendidos desde hace milenios?
Bibliografía
- Ruiz, J. F., Hernanz, A., Armitage, R. A., Rowe, M. W., Viñas, R., Gavira-Vallejo, J. M., & Rubio, A. (2012). Calcium oxalate AMS 14C dating and chronology of post-Palaeolithic rock paintings in the Iberian Peninsula. Two dates from Abrigo de los Oculados (Henarejos, Cuenca, Spain). Journal of Archaeological Science, 39(8), 2655–2667.
- Hernanz, A., Ruiz-López, J. F., Gavira-Vallejo, J. M., Martin, S., & Gavrilenko, E. (2010). Raman microscopy of prehistoric rock paintings from the Hoz de Vicente, Minglanilla, Cuenca, Spain. Journal of Raman Spectroscopy, 41(11), 1394–1399.