Gestalgar, un paseo por sus calles y por otros tiempos

Gestalgar, un paseo por sus calles y por otros tiempos

   Gestalgar es pueblo de contrastes. Pueblo de río y de roca, de huerta y de secano, de llanos cultivados y cerros de coscoja y romero, de altitudes y climas variados: desde los 175 m de la ribera del Turia junto al término de Bugarra hasta los  más de 1100 por las sierras que suben de Chiva. Vega de naranjo y altiplanos de garrofera y olivo. Suelos fecundos de frutales como verdes bosques de un edén y suelos erosionados de palmito y aliaga. Huerta arrasada por el agua y pinares calcinados por el fuego. Pueblo actual y renovado donde late su antigüedad milenaria.

    Gestalgar trepa desde la vega del Turia en busca del amparo de su castillo. Pero las primeras casas en el tiempo, origen del pueblo, fueron las de arriba, a la vera de la fortaleza. Calles estrechas y tortuosas  trazadas por los andalusíes. Calle del Arrabal de las Peñas y sus aledañas. Travesías íntimas y el pequeño pasadizo de la Boca del Porche, donde parece haberse quedado cuajado, como en un pozo de nieve, el aire del pasado. Y cuando Gestalgar creció lo hizo hacia abajo con calles más anchas y rectas. El caserío de Gestalgar se adapta al desnivel que le marca la orografía del Alto Gaspar en cuya ladera se cimenta. Desde las altas calles del pueblo se divisa un hermoso panorama de vega llana y de altos cerros, a veces descarnados,  que cierran el horizonte transmitiendo cierta intimidad de anfiteatro.

   La personalidad de la población se visualiza en las ruinas del castillo de los Murones, en el rio Turia, en la iglesia y en la torre señorial.

Vistas de Gestalgar. Fuente: Autor

 En el centro, donde confluyen las calles más importantes, se levanta, soberbio sobre una escalinata, el templo parroquial. Entre las casas sobresale y se impone el gran edificio neoclásico. Como un retablo, la fachada enlucida en colores terrosos contrasta con la cúpula azul de tejas vidriadas. Es la conjunción armoniosa de la tierra y del cielo.  Y elevándose aún más  la torre campanario y sus  remates de artificio. Todo ello declara su raigambre valenciana y mediterránea.  Algunas viviendas se han adosado a los muros de la iglesia como protegiéndola o protegiéndose.  Ninguna otra edificación se le puede comparar en tamaño. Sólo las ruinas del castillo, visibles en posición aún más elevada sobre las rocas, pueden indicarnos en la imaginación otro volumen hipotéticamente comparable, o incluso mayor, ya borrado / deshecho por el paso de los siglos y que nos retrotrae a tiempos muy anteriores.

   Es bien visible la torre de la Casa Señorial que, no pudiendo destacar en la superficie, lo hace sobre los tejados de las viviendas que la rodean. Otro monumento que nos habla de Gestalgar y nos explica que desde la conquista cristiana hasta bien entrado el siglo XIX Gestalgar no fue libre, sino propiedad de señores.

Vistas del pueblo desde el Castillo de Murones. Fuente: Autor

   Según los documentos, el 26 de noviembre de 1609 fueron embarcadas en el puerto de Denia 472 hombres, mujeres y niños gestalguinos. Iban desterrados a perpetuidad.  Ese día el Gestalgar morisco de lengua árabe, descendiente del Al Ándalus que le dio la vida, muere. El señor de la villa, que por entonces era Baltasar de Montpalau, se quejó de los gravísimos perjuicios que ello le ocasionaba. Hasta el punto que en 1611 se tuvo que aprobar una nueva carta puebla y traer 52 familias de inmigrantes para que le trabajasen las heredades. Al año siguiente llegaron 10 más. Otro Gestalgar renace, ahora aragonés  y valenciano, pero la huella andalusí pervive hasta hoy mismo en las infraestructuras del regadío, en  los restos de la obra civil y militar, en la gastronomía, en la toponimia, en la inabarcable muchedumbre de palabras cotidianas  descendientes de la lengua árabe.

    En 1646 sólo había en Gestalgar 76 casas, lo que expresa cuánto le estaba costando recuperarse tras la expulsión. A lo largo del siglo XVIII y XIX la población va en aumento. Más de un siglo tarda en alcanzar la población anterior. Así en 1730 se calculan unas 133 casas. El Censo de Aranda (1768) da ya una cifra de 739 moradores. En 1792 Cavanilles anota la existencia de 260 casas. La más alta cota demográfica se alcanza en 1910 con 1886 personas. Hay un declive en la década de 1930 y un desplome en la de 1960 debido al éxodo rural que favorece mucho a Valencia y su área metropolitana, pero que perjudica a la comarca de Los Serranos y, sobre todo, a poblaciones como Gestalgar.  Resultado: de los 1595 habitantes en 1950 se pasa a 665 en 1981. En enero de 2024 la cifra es la de 563. Gestalgar no levanta cabeza demográficamente.

   Gestalgar, serrano de roca y mediterráneo de algarrobo y naranjo marca la transición entre  La Serranía y La Huerta. Guarecido entre cerros de un extremo del Sistema Ibérico, cerrado hacia el interior abrupto por el broche de la Peña María y abierto por la vena del Turia hacia el Oriente de Bugarra y Valencia.

 Cavanilles, el gran ilustrado y botánico valenciano del siglo XVIII, da unas pinceladas sobre la comarca de Los Serranos y ensalza los valores de sus lugareños: “Desde Pedralba hasta Aras los hombres visten como en la huerta de Valencia; mas no las mugeres, cuyo vestido es tosco y desayrado. El idioma muda de repente al pasar de Liria, donde se habla el valenciano: en Pedralba es un castellano malísimo; vase mejorando al paso que se camina hacia el norueste: con las mejoras que adquirió en Chulilla, aumentadas algún tanto en Chelva , sigue después sin diferencia notable muy parecido al que se usa en los contiguos pueblos de Aragón y Castilla. Los hombres en general son robustos, valientes y amantes del trabajo: son mas sociables, y se acercan á la bondad natural á medida que se penetran los montes y las breñas; porque no han llegado allí los grandes vicios que corrompen el corazón.”

   Según Cavanilles, el término de Gestalgar: “Es montuoso y áspero, pero capaz de mucho mas cultivo que el que hoy recibe. Crianse en él con lozanía olivos, algarrobos, viñas, higueras y frutales; pero faltan brazos y actividad en el pueblo; cuyos frutos se reducen á 800 cahíces de trigo, 700 de maiz, 160 entre cebada y avena, 1 millar (de) arrobas de aceyte, 3 millares (de arrobas) de algarrobas, 3600 cántaros de vino, poca seda, porción de pasa, garbanzos, y algunas hortalizas.”

   Mediado el siglo XIX se recolectaba, según Madoz, trigo, cebada, avena, maíz, alazor, viña, garrofas, legumbres y hortalizas. Y producía seda, miel y cera. Pastaban ganados de ovejas y cabras en los interminables montes baldíos. Señala la caza de cabras montesas, perdices, conejos y liebres. Y pesca de barbos en el río Turia. Hace constar la existencia de varios molinos de aceite y de 3 molinos de harina que se conservaron hasta 1944. De estos aún perviven hoy partes del molino del Señor de la Villa.

Acequia y campos de Gestalgar, con el pueblo al fondo. Fuente: Autor

   Durante siglos la economía era de subsistencia y autoabastecimiento. El trigo y el maíz como base de la alimentación humana y la algarroba como principal sustento de las imprescindibles caballerías.  Las zonas destacadas de cultivo las encontramos por los parajes de La Andenia, Gabaldón, El Campillo, El Higueral, El Canjarán y por supuesto en la vega del Turia.

   La mayor parte del término está cubierta de matorral mediterráneo y retazos de pinar de repoblación, supervivientes de los frecuentes incendios, como el catastrófico de 2012. Por tanto, no es cultivable. Lo que no quiere decir que no fuera aprovechado en su tiempo. El matorral, aparentemente improductivo, aportaba muchos jornales. Con la “corbella leñatera” se cercenaba la fornilla: romeros, aliagas, brezos, estepas, retamas, rebrotes de coscoja, de lentisco, de enebro… La fornilla estaba considerada el mejor combustible para los hornos alfareros de Manises. Había quien se dedicaba exclusivamente a ello, los fornilleros, y quien de manera temporal complementaba sus menguados ingresos.

Vistas de Gestalgar desde el Castillo de los Murones. Fuente: Autor

De los montes se surtía leña y carbón de diferentes especies e, incluso, la propia corza de los pinos era vendida.  Recolectaban el palmito y el esparto, con los que se elaboraban infinidad de objetos necesarios en la vida rural. Se destilaban esencias de las especies ricas en ellas, como el romero.

  Y hasta los huesos secos y duros de Gestalgar aportaban cal, aljez y piedra tosca para levantar casas, corrales o ribazos de bancales. Aún se mantienen en pie los restos de los hornos de yeso y ha quedado marcada la roca por las cicatrices de las canteras.

  Los cultivos y actividades tradicionales de siglos anteriores se mantienen en gran parte hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando con la llegada de la mecanización y de la industria se produce una revolución en la agricultura y en la vida rural. Se abandonan muchos bancales seculares, sostenidos contra las laderas empinadas por muros de piedra seca. Todavía podemos contemplarlos, la mayoría en un proceso irreversible de descomposición, elocuentes del sacrificio humano por la supervivencia. Se introducen nuevos cultivos y se amplía el regadío, ahora por goteo, hasta en los frutales de secano, como el algarrobo.

  Según el Censo Agrario de 2020 las explotaciones agrarias en Gestalgar tienen una extensión media de 2 a 5 hectáreas. El cultivo predominante son los leñosos no cítricos como garroferas, olivos o almendros, en segundo lugar, los cítricos y otros frutales como cerezos o albaricoqueros y en tercero herbáceas y hortaliza. Los cítricos son predominantes en la comarca agraria Campos de Liria a la que se adscribe Gestalgar para tal efecto, pero no en Gestalgar.  

Vistas de La Andenia con campos de naranjos y un algarrobo. Fuente: Autor

 Tradicionalmente, dada la gran superficie de pastos, Gestalgar era tierra de ganados de ovejas y cabras. Por aquí trascurre la vereda que viene de Chulilla para conectar en la Sierra de los Bosques con la cañada Chelva-Cheste y el cordel que desde Chera va hacia Chiva. Paralelamente a la revolución agraria de la segunda mitad del siglo XX se produjo un declive de la ganadería extensiva. Así en dicho Censo Agrario de 2020 en Gestalgar se menciona un número de ovejas y cabras impreciso de entre 969 y 1758 cabezas.  

  La economía de Gestalgar se adapta a los nuevos tiempos y, aunque fundamentalmente hoy en día es un pueblo agrícola y de jubilados, su extraordinario valor natural e histórico le auspicia un gran futuro turístico si se ponen los medios necesarios. Las playas fluviales de Peña María y El Motor atraen a muchos visitantes. La belleza de su paisaje y el rico patrimonio natural e histórico auspician un merecido progreso.  En las estadísticas de 2022 constan una casa rural con diez plazas, un albergue con 88, y tres restaurantes con 120 plazas. La DANA de 2024 ha paralizado temporalmente la actividad turística. Esperemos que no tarde en recuperarse con más empuje.

Vistas de Gestalgar con el río Turia tras la riada del 29 de octubre de 2024. Fuente: Autor

   Para entender a Gestalgar es imprescindible conocer los videos de Virtudes Albertos y los trabajos del arqueólogo Victor Algarra. Virtudes nos acerca a personas del pueblo que dan testimonio de un Gestalgar desaparecido pero vivo en su memoria. Personas como Joaquín Martínez no sólo transmiten vivencias propias sino la inteligencia, la curiosidad y la sensibilidad de la cultura popular milenaria. El arqueólogo Victor Algarra autor o coautor de varios libros y numerosas publicaciones realiza una importante labor de divulgación y ha plasmado en el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos de Gestalgar un trabajo amplísimo sobre los bienes patrimoniales, históricos, arqueológicos, etnológicos de Gestalgar, base para posteriores estudios e inversiones.

 “Conócete a ti mismo”, el antiguo proverbio inscrito en el pórtico del Templo de  Delfos,  es el camino sabio por el que transitan Víctor y Virtudes. Y es que en nuestros antepasados próximos y lejanos tenemos la explicación de gran parte de lo que somos.  

BIBLIOGRAFÍA:

  • Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del reino de Valencia.  Antonio José Cavanilles. Imprenta Real. Madrid, tomo I 1795, tomo II 1797.

 

  • Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar por Pascual Madoz. Tomo VIII. Madrid, 1847.

 

  • Catálogo de bienes y espacios protegidos. Ayuntamiento de Gestalgar. Redactores: Victor M. Algarra Pardo y Miguel Navarro Pérez.

 

 

 

  • https://www.ine.es/censoagrario2020/presentacion/atlas.htm

 

 

  • https://www.ign.es/web/ign/portal

 

  • https://www.gestalgar.es

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