(El texto es parte de un libro sobre Cuenca y los Lledó del que soy autor que está todavía inédito)
La abuela Luz Bríz quedó viuda a sus treinta y tres años del abuelo Constantino Lledó López-Arrazola, que había sido Diputado Provincial y Concejal del Excmo. Ayuntamiento de Cuenca y falleció en esa ciudad el 16 de mayo de 1910. En el momento de enviudar tenía cuatro hijos, pero la pequeña murió a los seis meses de nacer. Esta mujer que vivió en los finales del siglo XIX y principios del XX no encaró su situación de viudedad y de ser madre de tres hijos pequeños sintiéndose abrumada, deprimida y desgraciada. Pudo haberse amoldado a esa situación de una forma pasiva, viviendo de las rentas que disfrutaba, pero se fue convirtiendo en una mujer emprendedora, moviendo el capital de que disponía: compró y vendió acciones de diferentes empresas, entre ellas de las Salinas de Minglanilla (Cuenca), compró y vendió algún solar en Madrid, etc. Y no se limitaba a financiar las promociones, sino que trataba directamente con el arquitecto y los constructores a los que les explicaba con detenimiento lo que ella quería, especialmente en lo relativo a la calidad de los materiales, como lo demuestran diferentes escritos dirigidos a ellos. Pero lo más importante es que participó decididamente en el desarrollo urbanístico de la ciudad de Cuenca, especialmente en los terrenos conocidos como “campo de San Francisco”.
Sobre estos terrenos que en tiempos de los árabes estaban casi permanentemente inundados por el río Huécar y posteriormente fueron dedicados a huertas, construyó doña Eulalia Lucila Piedad Bríz Cobo (mi abuela Luz) una serie de edificios y demostró tener buen ojo para la elección del arquitecto al que se los encargaba: D. Elicio González Mateo.
El arquitecto D. Elicio González Mateo trajo la modernidad a Cuenca en el primer cuarto del siglo XX no sólo diseñando edificios de viviendas, sino con proyectos como el kiosco de música del Parque de San Julián, o la reforma para la Plaza de Mangana, que no se llevaron a cabo. Titulado por la Escuela de Madrid el 5 de enero de 1905, fue arquitecto municipal de Cuenca desde ese año hasta 1924, y desde ese puesto contribuyó decididamente a la transformación urbanística de la ciudad. Se ocupó en buena medida de darle una configuración a la parte baja de la ciudad: alineamiento y ampliación de calles, planificación de ensanches, trazado de aceras o alcantarillado, entre otras tareas. Se calcula que llevó a cabo más de ciento cincuenta intervenciones en la ciudad y junto con Secundino Zuazo, es el gran referente conquense del modernismo, ya que aportó a sus construcciones un imaginativo eclecticismo con ribetes modernistas, lo que lo llevó a ser considerado como una destacada figura de la arquitectura conquense.
Este arquitecto además de los edificios encargados por mi abuela Luz construyó otros en Cuenca, entre ellos el conocido como Casa Catalina en la calle José Cobo que ha sido noticia recientemente por la polémica suscitada con su demolición.
La primera obra de la que tengo noticia en que participó la abuela Luz la realizó en unión con otros familiares y amigos: José Mª López Cobo, Juan J. Cobo y Saturnino Ortiz, todos ellos ricos próceres campillanos. La obra en cuestión era la construcción de una plaza de toros en Campillo de Altobuey (Cuenca), que llevaron a cabo dentro de los terrenos del antiguo Convento de San Agustín y que se inauguró en 1912.
Se construyó el coso en el lugar en que antes de la desamortización tenían los padres agustinos sus habitaciones de servicio, sus dormitorios y un palomar, además de unos emparrados de viña y un gran jardín. La plaza era bastante coqueta y singular por su emplazamiento y fue utilizada en las fiestas del pueblo durante algunos años.
En ese mismo pueblo de Campillo de Altobuey (Cuenca) construyó la abuela Luz un edificio muy singular por su altura y por su estilo en el que vivió la familia durante mucho tiempo.
Ya en Cuenca capital construyó los siguientes edificios:
1) El edificio situado en Carretería 60, justo enfrente de la calle del Dr. Chirino en cuyo primer piso estuvo la relojería de Pedro Notario hasta su demolición y al que retornó después de volverse a levantar el nuevo edificio, con sus característicos relojes en la fachada. No tengo constancia de la fecha de ejecución de éste edificio, aunque sí que se puede datar en la primera o segunda decena del siglo XX porque fue el primero de los tres que se atribuyen al arquitecto Elicio González Mateo, aunque no hay documentación, ya que ésta desapareció en plena República, al resultar incautada la propiedad (como ocurriera en otras edificaciones valiosas y singulares) por el Partido Comunista de España, que instaló en su primer piso la redacción de Mundo Obrero y en los bajos y sótano los talleres de impresión.
Entre éste edificio y el contiguo, que ocupaba el bar “El Pinar”, salía un callejón en el que estuvo la fuente de San Francisco, llamada también del Rey Don Alfonso, construida en 1861. Fue una obra de cantería ordinaria con cuatro caños y pilón circular, con un árbol central, que estaba situada al final de la calle Madereros (Carretería). Su ubicación exacta dentro del campo de San Francisco era el callejón de la Misericordia que debía su nombre a estar en él la Casa de Necesitados y Pobres.
2) La casa que forma una esquina con las calles de Carretería y Dr. Alonso Chirino, con entrada por esta última y situado su portal en el número 6 de dicha calle. Su construcción fue proyectada y dirigida por Elicio González Mateo como lo demuestra la correspondencia cruzada entre él y la abuela Luz, aunque los planos parece que desaparecieron durante la guerra civil. En el local comercial, que tenía su entrada por la esquina del edificio, tuvo su sede durante muchos años el Banco Español de Crédito, después Banesto y luego el Banco de Santander, institución a la que dedicó toda su vida laboral mi buen amigo Cristino Bonilla que alternaba ese trabajo con el de fabricar y despachar, junto a sus tías y muy cerca de su trabajo, la mejor horchata que recuerdo haber bebido. En la última planta estuvo durante muchos años el Servicio Nacional del Trigo, en cuyas oficinas mi buen amigo el escritor y periodista Jesús de las Heras, recientemente fallecido, inició su vida laboral como botones. Aprovecho la circunstancia para agradecerle toda la enorme ayuda que con sus conocimientos, su interés y su paciencia, me ha prestado para la elaboración de alguno de mis libros. En el chiscón de este edificio mantuvo durante muchos años su taller de zapatería Antonio. También estuvo ubicada en este edificio, al comienzo de la guerra civil, la sede del Partido Comunista de Cuenca.
3) En lo que tiempo atrás se llamó Callejuelas y desde antes de 1887 hasta la actualidad se conoce como calle del Dr. Alonso Chirino, sobre un solar primitivamente utilizado para bailes populares durante las ferias y fiestas de Cuenca, que era conocido como del tío Santos por ser donde este churrero montaba su puesto en las fiestas, edificó la abuela Luz Bríz una casa con estilo, a la que se conocía como “la casa de Doña Luz”, por ser ella la promotora. El arquitecto fue, al igual que en el edificio anterior, D. Elicio González Mateo y era una de las casas en que se instalaron los primeros ascensores de Cuenca. En uno de sus bajos comerciales se situó desde la inauguración del edificio la Churrería del tío Santos, luego conocida simplemente como “La Churrería”. En el local del otro lado del portal estuvo situada la “Casa de Socorro” que atendía hasta los años ochenta las urgencias sanitarias de la ciudad.
Parece que la abuela Luz impulsó también otros edificios en Cuenca, aunque no los construyó en exclusiva: el de los Zomeño, en la plaza de Canalejas donde estaba la tienda de Narciso Díaz; el edificio donde actualmente está la notaría de Basanta; o el edificio del cine España que ya fue construido por sus hijos.
Para calibrar adecuadamente el valor de lo hecho por la abuela Luz, no debemos de olvidar que era una mujer que quedó viuda y con cuatro hijos muy pequeños en la primera decena del siglo XX, pero a pesar de tener unas circunstancias en su contra como ser mujer y viuda, entre el año de su viudez, 1910, y el de su muerte, 1930, construyó todo lo anteriormente referido. El hacerlo en los inicios del siglo XX, cuando contaba con poco más de treinta años, estaba viuda y tenía tres hijos pequeños otorga un valor extraordinario a sus acciones.
Luz Bríz fue una mujer fuerte, decidida y muy claramente adelantada a su tiempo, que supongo que forjó su fortaleza ya durante su infancia, porque es cuando se aprenden estas cosas, cuando “se maman”; pero también debió de ayudarle algo el ejemplo de su suegra, la bisabuela María López Arrazola, de la que D. Germán Gamazo, abogado, que fue ministro de fomento durante el reinado de Alfonso XII, y de Hacienda y Ultramar durante la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena, decía de ella que pocos hombres la igualaban.