El escritor y político Plinio el Viejo, en su gran compendio del conocimiento de la Roma del siglo I d.C. el Naturalis Historia, hacía esta corta pero evidente referencia a la existencia de un material como el Lapis Specularis en el entorno territorial de la entonces ciudad Hispana de Segóbriga. Es una de las pocas fuentes documentales, sino la mejor, para entender a día de hoy por qué Segóbriga fue una de las ciudades romanas más importantes de la Península Ibérica y por qué su entorno engloba una altísima concentración de yacimientos arqueológicos de esa época. La extracción a nivel industrial del Lapis Specularis (yeso cristalizado) provocó un devenir económico, social y urbanístico nunca visto hasta entonces en parte del territorio de lo que hoy es la provincia de Cuenca.
El Lapis Specularis es una variedad mineralógica del yeso, conocida popularmente como espejuelo o espejillo, que gracias a su capacidad de transparencia fue un material idóneo para su uso en construcción, principalmente como cerramiento de ventanas o vanos, siendo esta su principal función. La particularidad de la zona conquense, con la ciudad de Segóbriga ejerciendo de centro geográfico y productor, se basa en la formación de este espejuelo en grandes placas o betas que fueron objetos de explotación en un área geográfica que podríamos concretar en la conocida como cuenca geológica de Loranca, entre las Sierra de Altomira y la Sierra de Bascuñana [1]. Los múltiples complejos mineros se reparten de norte a sur en la parte occidental de Cuenca, desde La Frontera al norte hasta Belmonte al sur, una distancia aproximada de 150 Km. que casi coinciden con los “cien mil pasos alrededor de Segóbriga”, ejerciendo esta como centro.
La enorme cantidad de complejos mineros, minas, o elementos arqueológicos asociados a la extracción del Lapis Specualris da buena cuenta de la importancia económica y logística de un sector productivo como este, que durante aproximadamente siglo y medio se convirtió en el motor económico —junto lógicamente con el sector agropecuario— de toda una zona como la que antes hemos descrito. Actualmente son más de 20 los complejos mineros localizados entre Cuenca y Toledo con decenas de extracciones mineras, estructuras logísticas y asentamientos asociados, ejemplo todo ello de un sector que tuvo que ocupar a miles de personas dedicadas a la extracción del mineral y sus industrias asociadas. Complejos mineros como los de Huete —principal zona de extracción con 9 complejos—, Torrejoncillo del Rey, Campos del Paraíso, Osa de la Vega o Villaescusa de Haro son buenos ejemplos de zonas con una alta concentración de yeso espejuelo objeto de extracción durante época altoimperial [2].
Haciendo un ejercicio de resumen en tiempo y forma, hay que entender que el primer paso para realizar una mina o una extracción de Lapis Specularis es tener un enorme conocimiento del terreno y quizás basarse también en la experiencia de los pobladores indígenas, que sin llegar a saber a día de hoy si daban alguna función al espejuelo, es de seguro que conocían la existencia de este material en la zona. La principal característica del espejuelo es que, aun siendo un material lapídeo, no se explotaba en canteras como otros elementos similares, sino a través de galerías subterráneas a modo de metalla. Las minas se caracterizan por su entrada a través de pozos mineros que servían tanto para acceso de los mineros y la extracción del material como para ventilar ciertas zonas de los minados, aunque también existen entradas en horizontal aprovechando las laderas de los cerros.
Ya en el interior las minas se articulan en base a galerías principales y secundarias que aprovechaban las betas y filones lapídeos y buscando su sustentación a través de pilares para dar estabilidad a la estructura. Este laberíntico sistema de galerías provoca que todos los minados sean diferentes entre sí y no haya una estructura clara en base a la distribución de la mina, sino que primaba el aspecto geológico a la hora del trabajo en el interior, que podría alcanzar varios niveles y los 40-50 metros bajo el nivel de cota del suelo. Una de las principales características del interior de las minas son las marcas de laboreo y herramientas surgidas de los trabajos de extracción, así como los pequeños huecos destinados a colocar las lucernas de iluminación del interior [3].
Una vez extraídos los bloques de cristal de las minas se procesan y trabajan en espacios de corte y de manufactura asociados a los diferentes complejos mineros, principalmente talleres donde el material en bruto se trabajaba para mandarlo a comercializar. Algunos de estos talleres son hoy fácilmente localizables por situarse siempre en las cercanías de las bocas de los minados, optimizando así el proceso de elaboración de los cristales de ventana. Una logística que tenía como destino final su venta tanto en Hispania como en el resto del Imperio, en este último caso a través principalmente del puerto de Carthago Nova, capital del Conventus Iuridicus al que pertenecía Segóbriga. Un circuito comercial y económico que se realizaba gracias a la existencia de decenas de vías de comunicación que permitían el transporte del Lapis Specularis desde los distintos complejos mineros y que iban a desembocar a la vía Carthago Nova-Complutum, auténtica arteria que unía la costa del Levante con el centro peninsular.
La distribución de los diferentes minados a través del territorio provocó un profundo cambio de modelo en el poblamiento, basado principalmente en la instalación y creación de asentamientos poblacionales cercanos a las minas con la lógica intención de vivir cerca del espacio de trabajo. Se observa por tanto desde este punto de vista dos aspectos: un aprovechamiento de asentamientos anteriores indígenas, donde sigue habiendo población que ha cambiado su sector productivo o lo ha complementado con el de las minas, o bien ocupaciones hechas aparentemente ex proffeso para la explotación minera. Todo ello lleva a visionar un paisaje enfocado durante todo el siglo I y parte del II d.C. a la extracción, producción y transporte del Lapis Specuarlis [4].
Este sector productivo y económico basado en la extracción, manipulación, producción, procesamiento y transporte del espejuelo genera otras industrias asociadas necesarias para el buen funcionamiento del circuito comercial, y a su vez genera una riqueza y una estructura económica muy potente. Como ejemplo máximo de toda esta articulación, gestión, administración y potencia económica asociada al Lapis Specularis está la ciudad de Segóbriga.
Si bien en el cerro conocido como Cabeza de Griego ya existía un asentamiento anterior celtíbérico, la Segóbriga romana es causa y a la vez consecuencia del sector económico generado a partir de la extracción del espejuelo. Ya de por sí la cita de Plinio es bastante elocuente: “cien mil pasos alrededor de Segóbriga”. Esto nos lleva a pensar que fue esta ciudad la que sirvió de centro administrador de la zona minera, y su urbanismo viene a dar cuenta de la riqueza adquirida por una ciudad que no dispone ni de puerto comercial ni de una capacidad administrativa de primer orden. Su esplendor urbanístico, centrado en los siglos I-II d.C. comienza con la construcción y ampliación del monumental Foro (Mar, Pensabene, 2013), que se construye en varias fases desde la época de Augusto hasta los Flavios, así como el famoso Teatro y Anfiteatro, realizados en la segunda mitad del s. I d.C. [5]
Es esta una época de crecimiento económico, y por consecuencia urbanístico, de una ciudad que se convirtió en una de las principales del centro peninsular, con una sociedad potentada que financiaba obras públicas y que a día de hoy sirve como ejemplo de ciudad romana en Hispania.
Tras todo este momento de esplendor, el Lapis Specularis cayó prácticamente en el olvido a partir del siglo III d.C. al convertirse en un sector inviable económica y comercialmente hablando. Un olvido del que ha resurgido hace algunos años gracias a la investigación de las minas, de sus contextos arqueológicos y de las causas y consecuencias de una extracción minera que fue la protagonista de la sociedad conquense en época romana durante varias décadas. Actualmente, y gracias a la inversión de las administraciones provinciales y locales se pueden visitar en la provincia de Cuenca tanto el Parque Arqueológico de Segóbriga como tres minas romanas abiertas al público, las de Huete, Torrejoncillo del Rey y Osa de la Vega.
Después de 2.000 años, el Lapis Specularis vuelve a resurgir como un sector económico para algunos pueblos en una provincia de la España Despoblada.
BIBLIOGRAFÍA
[1] Bernardez Gómez, M. J., Guisado di Monti J. C., (2012). El distrito minero romano del Lapis Specularis en Castilla la Mancha. Minería y metalurgia antigua: visiones y revisiones (Homenaje a Claude Domergue), Madrid, p. 183-199.
[2] Bernardez Gómez, M. J., Guisado di Monti, J.C., Villaverde Mora F., Navares Martñín, A. (2017). Las minas romanas de Lapis Specularis del Cerro Amasatrigo. Complejo minero de Olmedilla (Campos del Paraiso-Cuenca). Minería y metalurgia históricas en el Sudoeste Europeo. P. 93-104
[3] Guisado di Monti J. C. (2004). Las explotaciones mineras de “Lapis Specularis” en Hispania. Artifex, Ingenieria romana en Hispania. Museo Arqueológico Nacional, Madrid, p. 273-298.
[4] Bernardez Gómez, M. J., Guisado di Monti, J.C., Villaverde Mora F. (2002). Las minas romanas de Lapis Specularis de Osa de la Vega (Cuenca). Una aproximación a su estudio. Acta do congresso internacional sobre el Patrimonio Geologico e Mineiro. Lisboa. P. 291-302
[5] Mar, R., Pensabene, P. (2002). El foro de Segóbriga y la formación de la arquitectura imperial en la Hispania romana: entre innovación y continuidades. História da Construçâo. Arquiteturas e Tecnicas construtivas, Centro de Investigaçâo Transdisciplinar Cultura, Espaço e Memória, Braga 2013, 15-40.
PARA SABER MÁS
- Abascal, J. M., Cebrián, R., Moneo, T. (1999). La imagen dinástica de los Julio-Claudios en el Foro de Segóbriga (Saelices, Cuenca, Conventus Carthaginiensis). Lucentum XVII-XVIII, Alicante. P. 183-194.
- Bernardez Gómez, M. J., Guisado di Monti J. C., (2012). El distrito minero romano del Lapis Specularis en Castilla la Mancha. Minería y metalurgia antigua: visiones y revisiones (Homenaje a Claude Domergue), Madrid, p. 183-199.
- Bernardez Gómez, M. J., Guisado di Monti, J.C., Villaverde Mora F. (2002). Las minas romanas de Lapis Specularis de Osa de la Vega (Cuenca). Una aproximación a su estudio. Acta do congresso internacional sobre el Patrimonio Geologico e Mineiro. Lisboa. P. 291-302
- Bernardez Gómez, M. J., Guisado di Monti, J.C., Villaverde Mora F., Navares Martñín, A. (2017). Las minas romanas de Lapis Specularis del Cerro Amasatrigo. Complejo minero de Olmedilla (Campos del Paraiso-Cuenca). Minería y metalurgia históricas en el Sudoeste Europeo. P. 93-104
- Guisado di Monti J. C. (2004). Las explotaciones mineras de “Lapis Specularis” en Hispania. Artifex, Ingeniería romana en Hispania. Museo Arqueológico Nacional, Madrid, p. 273-298.
- Mar, R., Pensabene, P. (2002). El foro de Segóbriga y la formación de la arquitectura imperial en la Hispania romana: entre innovación y continuidades. História da Construçâo. Arquiteturas e Tecnicas construtivas, Centro de Investigaçâo Transdisciplinar Cultura, Espaço e Memória, Braga 2013, 15-40.