Un punto aparte necesita la llamada Casa de Recogidas por su enclave y función. Este nuevo hospicio, levantado junto al Puente de San Antón y dirigido a la acogida de las mujeres ociosas o “descarriadas”, continúa la franja de instituciones asistenciales situadas extramuros de la ciudad. Inicialmente, se había establecido durante un breve período de tiempo en el antiguo y próximo edificio de lo que había sido Casa de la Moneda. El obispo Flores Pabón comienza su obra, en 1776, en un solar adquirido al Hospital de Santiago gracias a un privilegio real. Tras su muerte repentina, la nueva Casa de Recogidas es culminada al amparo del obispo Palafox en 1779.

El resultado es un enorme complejo cuadrado de dos plantas repleto de ventanales y con un gran patio rectangular. Sobresalía su imponente fachada neoclásica con sus puntas de diamante, escudos, una inscripción en el dintel y el año de su construcción. Los terrenos donde se encontraban huertas, vaquerías y espacios de recreo se alargaban paralelamente por toda la ladera que bajaba del hospital de Santiago.
En 1803 se une la Casa de la Misericordia, institución creada en 1784, cuya función era la acogida de niños abandonados. Desde entonces, es denominada como Real Casa de Misericordia y Recogidas, y se convierte en un centro asistencial hospitalario de la ciudad junto a los Hospitales de Santiago y del barrio de San Antón. El objetivo de la nueva institución era la muestra de caridad a través de la subsistencia de los asilados: niños abandonados, huérfanos, ancianos, prostitutas o enfermos de cualquier clase. En 1836 se une a estas dos casas el Colegio de Expósitos de “San Julián” y un año más tarde, se decide englobar estas tres casas bajo el mismo nombre: Casa de Beneficencia. En 1853, además, se creó y añadió el Departamento de Maternidad, el cual permaneció en activo hasta 1986.

A mitad del siglo XX, la Casa de Beneficencia era descrita como una vieja casona, como una pequeña ciudadela dentro de la ciudad. Ofrecía todos los servicios para mantenerse con autonomía propia: horno para cocer pan, escuelas, talleres, enfermería, capilla, huerta, vaquería, patios de recreo y de deporte. Se realizaban talleres de herrería, carpintería, sastrería, zapatería o pintura. Tenía su imprenta municipal y su propia banda de música. Como detalles de su importancia en el entramado social de la ciudad, el club de fútbol Beneficencia, fundado en 1930, fue uno de los primeros equipos de fútbol de la ciudad.
En sus aledaños se construyó el actual edificio de la UNED, cuyo origen era para albergar el Hospital Provincial y que finalmente acogió a los Salesianos y Escuela Salus Infirmorun. Este edificio quedaba unido en una franja arquitectónica con la Casa de Beneficencia a través de los desaparecidos edificios de la Maternidad y Casa Cuna.
En 1967, se puso en marcha el nuevo edificio de la Residencia Provincial “Sagrado Corazón de Jesús” dependiente de los Servicios Sociales de la Excma. Diputación de Cuenca. En este nuevo espacio, que además cuenta con patios, campo de deportes y huerta, se trasladaron los acogidos de la antigua Casa de Beneficencia. El centro se dedica en la actualidad a la atención de ancianos de la provincia y a la prestación de un servicio de guardería externa.

El edificio de la antigua Casa de la Beneficencia alberga actualmente la Delegación Provincial de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural. La fachada original, que seguía en pie en 1971, fue modificada. Se levantó de nuevo, retranqueada para ensanchar la calle de Colón y sin sus puntas de diamante que la decoraban. Desvirtuada como vaga sombra de lo que fue aquel edificio, en el dintel de la portada aún podemos leer: “Sebastianus episcopus deviis mulierculis ad frugem revocandis piam domum, MDCCLXXVII”: “El obispo Sebastián alzó esta piadosa casa para atraer al buen camino a las jovencitas descarriadas, 1777”.

Este artículo forma parte del trabajo “Servicios de investigación etnográfica y diseño de rutas culturales en el tramo urbano del río Júcar”, financiado por los fondos europeos FEDER y el Ayuntamiento de Cuenca.



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