Para muchos de los conquenses, Benidorm es esa ciudad rara a la que ibas de pequeño cuando se acababan las clases. Una ciudad de la que no sabías nada en todo el año. Incluso se te olvidaba que existía hasta que llegaba el mes de julio que volvías a recordarla al volver con tus padres de vacaciones.
Cuando era pequeño, le llegué a preguntar a mis padres que si allí vivía gente en otras épocas del año. Se me hacía muy raro pensar que hubiese gente yendo a clase, a comprar el pan o jugando con amigos en una plaza.
Hay momentos en los que esta ciudad te hace pensar que estás en otro país. No sabes bien donde pero lo que tienes claro es que no parece España: los carteles, la gente que te cruzas e incluso los horarios de comidas son diferentes a lo que normalmente experimentamos en el día a día. Benidorm te avasalla con estímulos constantemente como colores, luces y edificios enormes creando atmósferas más cercanas a Boston, Chicago o Tokio que a una ciudad española.
En mis recuerdos, Benidorm siempre parece en constante crecimiento: en cada una de mis vacaciones allí, encontraba un nuevo edificio construyéndose. Pero la joya de la corona sin duda era el Gran Hotel Bali que parecía estar congelado en el tiempo en un estado de construcción permanente del que decían que iba a ser “el edificio más grande de Europa”. Yo alucinaba con él. Cuando lo veíamos desde el coche por la AP-7 mis hermanos y yo gritábamos: “¡ahí está el Monstruo!”. Hay que decir que se construyó en 2002 y fue el edificio más alto de España hasta que en 2008 se terminó la Torre Emperador Castellana, en Madrid. Aunque actualmente ostenta el calificativo de “hotel más alto de Europa”. Concatenando edificios altos, encontramos el In Tempo que empezó su construcción en 2007 aunque, debido a una serie de culebrones inmobiliarios, no se inauguró hasta el 2021. Actualmente está catalogado como el edificio residencial más alto de España.
Al hilo de esto, hay un dato que resume lo que es Benidorm, urbanísticamente hablando: es la ciudad con más rascacielos por habitante del mundo y la segunda con más rascacielos por metro cuadrado, detrás de Nueva York. Y es que hay 27 edificios de más de 100 metros de altura en la ciudad.
Pero, ¿cómo llega esta localidad a esta locura de alturas? En los años 50, Benidorm era un pequeño pueblo de apenas 6.000 habitantes que vivía principalmente de la agricultura y la pesca del atún. Esto era su principal motor económico pero en 1952 se cerró una de las mayores almadrabas que tenía, por lo que empezó la búsqueda de una alternativa. Además, era una zona con no muy buena calidad de agua lo que dificulta vivir allí.
En una España encorsetada por el franquismo, el Alcalde Pedro Zaragoza Orts empezó a ver el desarrollismo y el auge del turismo y con él, comenzaba una dicotomía que no se sabía bien cómo gestionar dentro del régimen: por un lado, este turismo estaba mal visto ya que traía gente con nuevas ideas a “contaminar” a la sociedad española pero por otro lado, era indudable que era una fuente de ingresos que no había que desmerecer. Por ahí es por donde encontró un hueco Pedro Zaragoza. Se dio cuenta de que esto era un mercado en alza. El ocio, después de las guerras que habían acaecido tiempo atrás, parecía venir para quedarse. La sociedad demandaba cada vez más un ocio que, en aquellos tiempos, estaba muy limitado. Así que Pedro Zaragoza actuó para intentar abrirse al exterior, ayudado por su buena relación con el dictador español.
De esta forma, en Benidorm se empezó a adecuar todo para acoger a todas las personas que querían descansar y disfrutar de su tiempo libre. Para que esto se llevase a cabo, puso en marcha uno de los primeros Planes Generales de Ordenación Urbana de España, hace más de 60 años pasando de calles estrechas a avenidas de 40-60 metros. Además, por el afán de aprovechar mejor el terreno, se empezaron a planificar una serie de hoteles en altura. Más tarde se ha demostrado con datos y con otros ejemplos que Pedro Zaragoza, ya sea por rentabilidad o por necesidad, había consolidado un modelo de planificación urbana sostenible para el tipo de uso que estaba planeando. Además de los beneficios que supone en el transporte una ciudad compacta, desencadena una mayor eficiencia en las instalaciones. Si vamos a los datos, se calcula que Benidorm trabaja con una eficiencia hidráulica superior al 99%. Esto significa que en el proceso de potabilización, solo pierde menos de un 1%. Este dato está en consonancia con el porcentaje de distribución que supera el 95%, una de las cifras más altas a nivel europeo e incluso mundial.
Otra de las características de la construcción en altura es que hace que la ciudad sea flexible pudiendo albergar tanto a los habitantes censados como a los turistas. Estamos hablando de que la ciudad puede tener una horquilla variable de población desde los 69.738 censados en 2022, a los 500.000 habitantes totales que puede haber en temporada alta.
Todo esto fue posible gracias a la cesión por parte de los ciudadanos de Benidorm de muchos de los terrenos que eran necesarios para acometer dicha intervención. Con este auge y esta perspectiva de futuro, se atrajeron a una serie de inversores y se consiguió traer agua potable desde Polop que era de las cosas más necesarias que demandaba el municipio.
Otro factor más anecdótico pero también importante fue en torno a una vestimenta: el bikini. Una polémica más en la que estaba involucrado de nuevo el franquismo y por extensión, la Iglesia. En aquella época había hasta una circular del Gobierno Civil de Alicante expedida por Jesús Aramburu Olarán el 17 de mayo de 1950, en el que definía las pautas de cómo debían de llevarse las prendas en época estival y época de baños. En ella se decían frases como que las “mujeres deberán llevar cubiertos el pecho y la espalda y usar faldillas, y los hombres pantalones de deporte” cuando fueran a bañarse en la playa. Esto provocaba un choque con turistas que venían de otros lugares los cuales encontraban estas normas muy anticuadas. Incluso la Iglesia llegó a intervenir, más concretamente el Obispado de Orihuela emitiendo algún que otro comunicado al respecto.
Todo esto no hizo más que ruido, habladurías y por lo tanto, marketing: otra pata más del éxito de Benidorm y en lo que Pedro Zaragoza era un experto. Hay muchas leyendas durante todo su mandato y una de ellas es precisamente la aprobación en el 1953 de un decreto para permitir el uso del bikini en las playas de Benidorm.
De una estrategia de dudosa autenticidad y no documentada a otras que sí, como por ejemplo la distribución de vino de Benidorm a amigos, restaurantes y paradores de todo el mundo, la diseminación de carteles por Europa donde mostraban los kilómetros que faltaban para llegar a Benidorm como si de indicaciones oficiales se tratasen, lunas de miel pagadas a gentes del norte y una atípica iniciativa que consistió en la invitación de una familia de lapones – ¡sí, de la laponia finlandesa! – a que pasasen unos días en Benidorm. Esto se registró y fue todo un hito tanto en España como en el extranjero, con el objetivo siempre en mente de hacer algo novedoso para destacar y poner a Benidorm en el mapa. Si queréis informaros más sobre esta última estrategia, podéis ver el documental “El hombre que embotelló el sol” que lo podéis encontrar en Filmin.
Hoy en día Benidorm es uno de los principales estandartes de la libertad sexual-afectiva celebrándose todo tipo de eventos como el Benidorm Gay Pride, y una amplia agenda de espectáculos de diversa índole que varían desde cabaret, circo, drag queens o folclore, incluso el aclamado Benidorm Fest que se ha afincado en estas últimas ediciones, antecedido por el Festival Internacional de la Canción propuesto por Pedro Zaragoza que duró desde el 1959 al 2002. Se puede decir que actualmente Benidorm es una máquina de hacer dinero a través del ocio vacacional y es curioso porque engloba todo esto en un espacio muy reducido. Un amplio abanico de actividades con ofertas para todo tipo de públicos independientemente de su raza, origen, sexo, edad o poder adquisitivo. Una ciudad donde tiene cabida cualquier forma de divertirse. Se puede decir que Benidorm absorbe de una manera inteligente todo el turismo de masas bajo un paraguas de sostenibilidad (todo lo “sostenible” que puede ser el turismo de masas).
Además, es una ciudad paseable. Toda la vida se hace fuera, en contraposición de los adosados o los apartamentos alejados de las urbes que proponen otros modelos de turismo de costa. En Benidorm el mayor entretenimiento es deambular por sus calles encontrándote en ese camino, diferentes ambientes, estímulos, culturas…Y es que todo el mundo que va allí quiere tener su pequeño reducto localista y sentirse representado: los ingleses quieren su comida y sus espectáculos, los alemanes su cerveza, los vascos sus “taskas”, los rockeros sus locales customizados… Y cuando vas allí, vas en busca de tu rincón o paseas para ver y observar los distintos ambientes que se crean.
Es como si se tratase de un parque temático ya que encuentras zonas diferenciadas pero pasando de una a otra sin apenas darte cuenta. Todo ello bajo un clima atmosférico perfecto causado por la orografía y la orientación de sus playas al sur. Esto hace un combo idóneo para recorrer la ciudad y hacer de esto su mayor incentivo. Además, poco a poco se ha ido peatonalizado cada vez más. Benidorm está viva y es un continuo experimento y en la última modificación del plan, han extendido esta peatonalización a buena parte de la Av. del Mediterráneo (paralela al paseo marítimo de Levante) y en este año 2023 están acometiendo el corte de tráfico y modificación de todo el Paseo de Poniente.
Para terminar, os animo a consultar el libro “Costa Ibérica” donde MVRDV además de analizar Benidorm, propone de forma experimental, un modelo donde poder concentrar todo este turismo ibérico en Benidorm ampliándolo de una forma exagerada con la premisa de que según los cálculos que hacen en este libro, “bastarían 13 Benidorms para hacer frente a toda la industria turística española”. Esto nos debería hacer reflexionar sobre la manera de hacer turismo que hacemos cada uno. Llega el verano y parece que tenemos el poder y la potestad de ir a cualquier parte a costa de cualquier cosa. También hay que pensar y evaluar el impacto que nuestro ocio hace al lugar, a la economía y al medio ambiente. Ser conscientes de lo que estamos haciendo y de lo que genera estos movimientos que, en principio, parecen banales pero que pueden cambiar un territorio completamente tanto a bien como a mal. Reflexión, aprendizaje y consumo consciente también deben estar presentes en nuestras vacaciones.
Bibliografía y recomendaciones
- Documental: El hombre que embotelló el Sol. Director: Óscar Bernàcer.
- Alcaraz I Santonja, A., & Rubio Malagón, J. (2022). El encanto de Babel. QC Creativos.
- Entrevista a QC Creativos en la Cadena SER.
- MVRDV. (2000). Costa Iberica: Upbeat to the Leisure City. Editorial ACTAR.
- Torrijos, Pedro, 2021. Todos sobre Benidorm. Yorokobu. https://www.yorokobu.es/todos-sobre-benidorm/
- Gaviria, M., & Iribas, JM., & Sabbah, F., & Sanz Arranz, JR (1977). Benidorm, ciudad nueva 1. Editora Nacional.
- Gaviria, M., & Iribas, JM., & Sabbah, F., & Sanz Arranz, JR (1977). Benidorm, ciudad nueva 2. Editora Nacional.
- Vega, Marina, agosto 2022. Intempo (Benidorm): así es el edificio residencial más alto de España. La Traveler: Revista de Viajes. https://www.traveler.es/experiencias/articulos/edificio-intempo-rascacielos-de-benidorm-finalizacion-de-obras-en-2021/16461#:~:text=Intempo%20(Benidorm)%3A%20as%C3%AD%20es,servicios%20de%20hotel%20de%20lujo.