Iniciar un proyecto de vivienda reflexionando sobre la manera de habitar debería ser imprescindible en la práctica de la arquitectura.
Ante un enunciado de proyecto de fin de carrera tan abierto como el que se presentaba en la Escuela de Arquitectura de Toledo, que proponía idear una casa para Brigitte Bardot en el golfo de Nápoles resultó primordial determinar el modo de vida que imaginaba que la actriz querría tener.
En el transcurso de trabajo se reflexiona sobre el ideal de emplear la arquitectura como instrumento para mejorar la vida de las personas. Buscando proyectar desde la experiencia de habitar la arquitectura es como comienza este ejercicio.
La arquitectura aparece entre la razón y los sueños, entre el estudio objetivo del lugar, el contexto y la materia, y la intención, la experiencia y la sensibilidad del arquitecto.
La arquitectura debe dialogar con su contexto, debe atender a lo que subyace. La manera en que se establece ese diálogo depende de la intención del proyecto. Se encuentra la intención cuando se decide sobre qué se quiere hablar. Normalmente es lo que sugiere el lugar tras estudiarlo y es mediante el dibujo intencionado del lugar como se estudia el contexto y se evidencia lo que subyace, aquello que no se ve pero que le otorga el valor al lugar. Si la arquitectura se fundamenta en un concepto que pertenece al lugar estará en consonancia con él.
El estudio del lugar en este ejercicio se concentra en el análisis del mar como elemento unificador de las islas de Ischia, Procida y Capri y del golfo de Nápoles.
Con la intención de realizar un dibujo del lugar que ayude a encontrar el proyecto se produce el acercamiento al contexto estudiando los conceptos que interesan al proyecto. Resultando un dibujo del lugar completamente personal a la vez que ligado a la intención que subyace en el desarrollo del ejercicio.
Como si de una carta náutica se tratase se dibuja la línea de costa y la cartografía del fondo marino, los puertos y sus barcos, los faros y su alcance, las grutas y los farallones, las especies de vegetación y las aves migratorias, las ciudades sumergidas y los pecios, las playas y los acantilados, las distancias en millas náuticas y las profundidades del fondo marino y los recorridos de los barcos como elemento de conexión entre el todo y sus partes.
En este viaje por el golfo de Nápoles se navega buscando un lugar con la esencia primitiva de las islas que lo rodean. Con intención de alejarse de la masificación turística de estos lugares genuinos que los “emuladores de Ulises” han convertido en parques temáticos donde ya no hay vida natural se descubre en el lado de Ischia que mira a Capri el puerto más singular de todo el golfo. Una delgada línea de tierra une la punta de Sant´Angelo con la “isla madre” dando lugar a un puerto doble que conecta el pueblo pesquero, que asciende por las laderas y se encarama a los acantilados, y la península montañosa natural, rocosa y dura que se impone ante el oleaje como escudo protector para el pueblo y sus barcos. En la parte baja, junto al puerto, la vida ajetreada del pueblo de pescadores; en la parte alta donde la pendiente ya se ha suavizado, la campiña, la vida aldeana y en el monte rocoso, la vida salvaje, solitaria y la tempestad.
Pero ¿dónde querría vivir Brigitte Bardot?
Pablo Neruda vivió en este pueblo durante su exilio. Allí escribió el poema El hombre invisible el 24 de junio de 1952:
“porque voy por las calles
y sólo yo no existo,
la vida corre
como todos los ríos,
todo el mundo me habla,
me quieren contar cosas,
me hablan de sus parientes,
de sus miserias
y de sus alegrías,
todos pasan y todos
me dicen algo,”
Fuente: Pablo Neruda, Odas elementales, Planeta 1990
Brigitte Bardot querría vivir ahí.
La arquitectura de Sant’Angelo es un ejemplo de arquitectura mediterránea, caracterizándose esta por la esencialidad de medios, la comprensión profunda del lugar y la apropiación, transformación y estructuración del contexto mediante leyes racionales y geométricas. En el caso de Sant’Angelo vemos una tipología de casas mediterráneas adosadas entre sí que se adaptan al terreno arraigadas al suelo y abiertas al horizonte en logias, terrazas y azoteas que compensan la ausencia o el pequeño tamaño de los patios.
La casa mediterránea crece según las necesidades mediante la sencilla yuxtaposición de cuerpos simples que cuando no pueden seguir desarrollándose en el plano del suelo continúan el mismo proceso de crecimiento en el piso superior. Que la geometría sea tan racional se debe fundamentalmente a la construcción, el uso de bóvedas y muros de carga obliga a que las construcciones sean siempre cuadradas o rectangulares. Que los forjados y las cubiertas sean abovedados o de madera viene determinado por las características del lugar. Si el lugar tiene actividad sísmica o dispone de bosques próximos para la construcción entonces los forjados serán de madera pero si el lugar resulta ser demasiado rocoso como para que crezcan buenos arboles pero en cambio dispone de piedra porosa y ligera se levantarán bóvedas.
En Sant’Angelo el plano del suelo se ha colmatado de viviendas y por su condición topográfica no puede seguir creciendo de la misma manera que lo ha hecho hasta ahora. Ante esta situación en el proyecto se propone que el pueblo crezca al igual que lo hace la casa mediterránea, que una vez completa el plano del suelo continúa en el nivel superior. De esta manera el plano de azoteas se convierte en un papel en blanco donde dibujar y proyectar una nueva ciudad sobre la existente. Se estudian las azoteas, las diferentes tipologías, la manera en la que se impermeabilizan y el uso que se les da. Entonces se dibuja una línea que conecta todo el pueblo desde arriba, que va subiendo y bajando por esta topografía de azoteas. Las nuevas calles bajan en determinados momentos a conectar con el pueblo de abajo, cruzan sobre las calles a cota de suelo y dan acceso a nuevas casas sobre las azoteas o a casas preexistentes que se colonizan desde la azotea desde donde adentrarse en una nueva manera de concebir un espacio al cambiar de sitio solo la puerta.
Toda la arquitectura de estas calles aéreas se limita a los elementos necesarios para cruzar de una azotea a otra, es decir, un tapiz de azulejos cerámicos en el suelo que dibuja la nueva trama urbana y escaleras puente que cruzan sobre las calles y conectan azoteas.
Las escaleras puente se construyen mediante el sistema de escaleras tabicadas por lo que necesitan un muro portante sobre el que ascender. Serán estos muros los que irán armando el recorrido y generando rincones para habitar la ciudad sobre los tejados. Balcones, ventanas, bancos y chimeneas, lugares de reunión donde vivir en la ciudad al aire libre sobre el horizonte del mar tirreno.
Paseando por las azoteas será como Brigitte Bardot llegará a su casa. La casa de Brigitte Bardot será un ejemplo de cómo rehabitar las viviendas del pueblo y sus azoteas.
La casa empieza por el tejado haciendo ascender sobre la azotea los muros de la vivienda de abajo con la intención de dejar de ver el horizonte para ver solo el cielo. La casa de la azotea es una topografía de habitaciones al aire libre, los diferentes niveles, los pavimentos y los huecos definen las estancias al aire libre. Desde el punto más alto de la azotea se accede a la casa de abajo colonizando una vivienda existente que se deja en blanco para colorearse mediante rincones de vida. La nueva casa se define con un hilo de rincones concatenados entrono a una escalera. Una casa “todo en su sitio”, con rincones de vida coloreados mediante la materialidad de azulejos, textiles, muebles y accesorios que resuelven las necesidades y habitaciones en blanco que se llenan de objetos cotidianos.
Se proyecta desde la experiencia que se tiene al ir recorriendo la casa. Esta se recorre de múltiples maneras, un espacio lleva a otro, de rincón en rincón guiados por el color. Las estancias van concatenándose y cabalgando entorno a la escalera que va descendiendo desde la azotea hasta el sótano. En cada planta un rincón de vida se inserta en una habitación en blanco.
Se hace uso de los materiales como calificadores de los espacios dentro de las estancias en blanco de una arquitectura preexistente. Aparecen en los rincones de vida colgados como alforjas amarradas a una escalera que llenan todo de luz. Se utilizan azulejos cerámicos manuales esmaltados con diferentes dibujos para cada estancia según la intención, intentando anteponer la vida al lenguaje.
Autora: Marta Millanes Sánchez
31-01-2023. Segundo artículo de la serie: A línea (2/8)