Una casa para Brigitte Bardot en un lugar del Golfo de Nápoles fue uno de los enunciados que nos propusieron para el proyecto fin de carrera en la Escuela de Arquitectura de Toledo durante el curso 2021-2022, y fue el que dio pie a este proyecto: navícula, mare domum.
Una casa en un lugar idílico, frente al horizonte marino que parece no tener fin y que nos pone frente a lo desconocido y el deseo de recorrerlo. La casa ante el mar cambiante, en calma o con fuerza, que impacta en los bordes rocosos erosionando y dando forma a las islas.
El origen del proyecto se encuentra en el lugar. Estudiándolo y dibujándolo tanto desde el entorno más próximo como el paisaje general nos da las claves para una intervención vinculada a sus características propias.
Se realiza un primer acercamiento al Golfo de Nápoles, situado en el mar Tirreno a lo largo de la costa de Campania en Italia. Se relacionan las islas con el Vesubio y el resto de lugares de mayor altitud del golfo. Por otro lado, se estudia la llegada en barco a las islas, los faros y el alcance de la luz que emiten, los lugares más castigados por la acción del viento o el mar, en relación con las corrientes marinas y las mareas, o la ubicación de los volcanes flégreos, volcanes submarinos que dan origen a las islas situadas al Norte del golfo, Ischia y Procida.
En una superficie marina de unos 870km², entre islas y volcanes submarinos surge una zonificación cerca de los puertos y núcleos urbanos, algunas de ellas con restricciones de pesca o anclaje de barcos y donde aparecen villas imperiales romanas, barcos o arrecifes de coral hundidos bajo el mar. Entre las zonas podemos encontrar 5 áreas marinas protegidas: Punta Campanella, los Campos Flégreos, Gaiola, Baia y la mayor, Regno di Nettuno. Estas zonas protegidas se caracterizan por su gran riqueza marina y se dividen en diferentes grados de protección, donde la zona A es la de mayor protección. En el caso del área marina protegida de mayor superficie, Regno di Nettuno, la zona A se encuentra junto a la isla de Vivara, un pequeño oasis en medio del mar Tirreno.
Procida, a diferencia de la isla de Capri, es una isla con poca topografía, muy parcelada y bastante construida, salvo Vivara. Se encuentra rodeada de volcanes submarinos, los mismos volcanes que formaron la isla.
La isla de Vivara es un fragmento del cráter de un volcán submarino ya inactivo. Está conectada con la isla de Procida por un puente, y éste conecta con el sendero principal de la isla, que va cruzando por varios edificios en ruinas: la casa del guarda, un cuartel, una torre, una villa y un mirador, y una exuberante vegetación compuesta por robles, encinas y fresnos, hasta llegar al final del camino donde una terraza protegida por un muro de una antigua fortificación napoleónica cierra el sendero. Al Suroeste se encuentra una ladera de toba volcánica erosionada, debido a ser el lado de la isla más castigado por la acción de los vientos y el oleaje.
La casa se sitúa en esta ladera de toba erosionada, un lugar apartado y aislado, con gran presencia del viento y el oleaje, buscando su lugar en las terrazas erosionadas que se encuentran. El acceso a esta zona de la isla de Vivara se realiza en barca, hasta la Punta Mezzogiorno, donde un recorrido que se relaciona con el mar de varias formas nos lleva hasta la casa.
La Punta Mezzogiorno, es un punto estratégico de Vivara donde se vuelve a dar uso a un antiguo embarcadero y donde se sitúa un pequeño mirador que hace de umbral del mar y nos recoge. La antigua llegada al embarcadero, labrada en la roca, nos hace subir dejándonos ver a la derecha Santa Magherita y Marina Chiaolella.
Brigitte Bardot llegaría a una terraza, protegida por un muro de una antigua fortificación, utilizada durante años para cultivar olivos. El proyecto recupera esa función perdida actualmente. El recorrido se realiza por encima del muro, teniendo una vista casi completa del Golfo de Nápoles y una vista superior del pequeño olivar.
El muro nos lleva a un camino labrado en la roca, ocultando la vista hacia el mar, pero permitiendo su sonido a la vez que nos acerca a la vegetación en esta zona de la isla, el matorral mediterráneo. Al final del camino, un balcón hacia Ischia, una isla termal y la más cercana a Vivara. De allí, unas escaleras bajan por el acantilado a una pasarela de madera colgada, seguido de una gruta que nos permite continuar el recorrido.
En el camino aparece la primera pieza de la casa, un lugar resguardado para descansar y poder bajar a una pequeña zona de baño antes de seguir con el recorrido hacia la casa.
La casa crece sobre sí misma, con plataformas que salen de la roca y vuelan unas sobre otras. Al estar completamente expuesta al mar aparecen unos muros y una gran escollera como protección de los diferentes lugares de los vientos y olas, y entre los que se deja ver diferentes perspectivas del paisaje. La escollera se sitúa siguiendo la dirección del oleaje y las corrientes marinas, ayudando de esta manera a que incidan menos olas a la vivienda.
Con el estudio de las mareas del lugar, se prevé que la casa vaya teniendo diferentes espacios útiles a lo largo del día, semana o mes, haciendo que algunas de las plataformas y cubiertas cáscara queden en algunos momentos ocultas bajo el mar. Los suelos de la casa reflejan la vida marina del lecho marino y marcan otros posibles espacios independientemente de muros y cubiertas.
En cuanto al programa, se situarían los espacios públicos en las zonas más altas, en relación con el acceso, dejando los privados más cerca del mar. Aparecen diferentes ambientes, un contraste de espacios, desde lugares que hacen desaparecer el mar, enterrándose parte en la roca, o que te introducen en el mar.
Las cubiertas cáscaras se construyen con cuadernas de barcos girados. Estas cáscaras llegan hasta la casa flotando y arrastradas por un barco grúa que posteriormente las situará en la roca.
Después de realizar un análisis de las corrientes marinas, las mejores condiciones para el transporte de las cubiertas por mar se dan durante el mes de Julio.
Las cubiertas son elementos independientes a las plataformas, actuando de forma diferente al colocarse en distintas posiciones. Aparecen 3 situaciones: la cubierta se retrasa respecto a la plataforma dejando terrazas al aire libre, coinciden los límites de cubierta y plataforma, o la cubierta se adelanta respecto a la plataforma formando una capa más de protección frente a los vientos.
La cimentación de estas plataformas se realiza con unos bloques de hormigón en masa realizados a partir de toba volcánica. Estos bloques se apoyan sobre las terrazas de roca erosionada y forman los contrapesos que permiten a las plataformas estar en voladizo unas sobre otras.
Las plataformas se construyen mediante tablones de madera de roble que son postesados y posteriormente calafateados con brea. Estas plataformas se apoyan sobre una serie de vigas de madera laminada de roble que se anclan a los bloques de hormigón con herrajes metálicos.
Sobre estas plataformas se construyen los muros, que protegen los diferentes espacios, con hormigón en masa en tongadas de 60cm realizado con la toba volcánica del lugar.
Sobre estos muros se apoyan unas estructuras de pilares y vigas de madera, que soportan las cuadernas, formadas por 2 vigas de madera de roble. El forro de las cubiertas se realiza con tablones de roble uniéndose canto con canto y consiguiendo una superficie lisa, calafateando las juntas con brea para hacerla estanca.
Cuando la arquitectura recoge la esencia de su emplazamiento y la hace suya, tiene la capacidad de potenciar la identidad del sitio donde se proyecta. Se convierte en atemporal, una arquitectura que podría haber estado siempre allí. La casa nace de la tierra y se relaciona con el mar en todas las escalas del proyecto.
Autoría: Sandra Fernández Ruiz.
28-02-2023. Nombre de la serie: A línea. Cuarto artículo de la serie: Navícula. Mare Domum. (4/8)
Me ha parecido interesante para que lo lean los arquitectos, a mi no me ha interesado nada. Yo espero siempre leer algo relacionado con Cuenca