La intención del arquitecto cuando proyecta es mejorar la vida de las personas a través de la intervención en la naturaleza, el paisaje, la ciudad, la casa, la estancia… Generalmente puede implicar la actuación en todos esos niveles tan diferentes a la vez. Porque proyectar un edificio tiene consecuencias directas en la ciudad o el paisaje en el que se encuentra, y ocurre lo mismo en el orden inverso.
Una casa cuartel de Zona para la Guardia Civil en el recinto de la Peraleda, en Toledo, no era precisamente el enunciado que imaginaba que desarrollaría como Proyecto Final de Carrera cuando hace seis años comencé mi aprendizaje en la Escuela de Arquitectura de Toledo. Pero este enunciado era un reto que implicaba englobar todas las escalas. Además de tratarse de una circunstancia real -o más bien una necesidad- a la que se enfrenta Toledo, mi ciudad. Todo este contexto me llevó a decidir desarrollar este enunciado en busca de mi propia respuesta.
En este caso el emplazamiento ya está decidido, es una de las premisas iniciales y reales del enunciado. Por lo que el análisis del entorno -siempre como punto de partida- va encaminado a conocerlo lo mejor posible para encontrar las claves del proyecto. Descubrir tanto problemas como virtudes del lugar que permitan desarrollar una intervención adaptada a su contexto. Y que, finalmente, el nuevo edificio parezca haber estado ahí siempre, aportando rasgos positivos al lugar.
El nuevo cuartel se sitúa en la llanura de la Peraleda. Este lugar, relativamente apartado de la ciudad antigua, pero muy vinculado a ella, pertenece a la Vega Baja del Río Tajo a su paso por Toledo. Una gran llanura de antiguas casas y huertas de cultivo cuyo terreno es muy fértil por su proximidad al río. Que además cuenta con un pasado muy complejo reflejado en su suelo repleto de huellas superpuestas visigodas, romanas, árabes, mozárabes…
Sin limitar el estudio del lugar a la Peraleda y extendiéndolo a toda la ciudad de Toledo, aparece una de las referencias más relevantes. Una casa cuartel, por sus necesidades de privacidad y seguridad, puede entenderse como una fortaleza contemporánea, un edificio recinto. Toledo cuenta con muchos precedentes históricos de edificios recinto alrededor de un patio. Por ejemplo, el Alcázar de Toledo es un edificio en torno a un patio con una densidad construida muy elevada y, por tanto, con mucha presencia en la ciudad. Así como otros muchos ejemplos: palacios, numerosos conventos, hospitales, antiguas fábricas… Sus proporciones y relaciones son un punto de partida muy útil para manejar y controlar la escala del nuevo proyecto.
El cuartel para la Benemérita –Bien Merecida– resultante es un recinto cuadrado. Históricamente el cuadrado es una geometría de fortaleza fácilmente protegida y controlada por sus únicos cuatro lados. Cuadrado girado 45 grados respecto del Norte en busca de una mejor orientación.
Contiene un programa muy extenso y ambicioso que incluye viviendas, oficinas, aparcamientos y, muy importante, un patio de armas. Toda esta complejidad se organiza en una serie de recintos más sencillos que se superponen y relacionan entre ellos: topografía, acequia y circulación, recinto oficial, soportes, viviendas y recinto de sombra. Todos ellos concentran el programa en el perímetro abrazando y liberando el gran vacío interior del patio de armas.
Por su proximidad al río, el edificio ocupa un terreno en la llanura de inundación del Tajo. Por lo tanto, la primera operación consiste en la excavación de un foso que protege de la inundación más grave –aquella que se produce estadísticamente cada 500 años- y la construcción de un dique, con el terreno extraído, para proteger de la inundación más leve –la producida estadísticamente cada 100 años-. Todos los aparcamientos se sitúan en este perímetro hacia el interior, cubiertos tras el dique. Por encima de ellos un paseo público al servicio de la ciudad. Todo un conjunto de operaciones que generan un límite de protección dilatado en el espacio. El acceso se produce por la esquina Norte, el único lugar que se encuentra fuera del límite de inundación, conectado directamente a la vía de circulación existente más cercana.
Los usos oficiales se distribuyen en pabellones independientes de geometrías más o menos libres, puesto que responden a todo tipo de necesidades diversas: desde oficinas y despachos a usos más concretos como la galería de tiro, el destacamento de armas o la torre del reloj. Se distribuyen formando, en planta baja, el recinto más próximo al patio de armas. Todos los pabellones se unen por una línea de cobijo que permite recorrerlos y que es también una acequia que recoge el agua de todas sus cubiertas para su aprovechamiento.
Por otro lado, 155 viviendas se elevan del suelo por grandes soportes en busca de privacidad, en el perímetro exterior mirando hacia las vistas del entorno. Se responde de manera diferente en cada uno de los cuatro lados adaptándose a las cuatro orientaciones. Las viviendas son aterrazadas y escalonadas. Pequeñas viviendas y grandes terrazas. Hay varios tipos de acuerdo a las diferentes posibilidades de inquilinos: vivienda tríplex que ocupa las tres plantas, otra tipo dúplex y el tipo individual que completa la planta baja del dúplex. Pero todas ellas con terrazas en todas sus alturas, denominadas por cuestiones de tamaño de abajo a arriba: patio, terraza y balcón.
Y por último, el patio de armas de 130 x 130 metros. Rodeado por un pórtico de sombra vegetal formado por 210 almeces, árbol toledano por excelencia. Es un vacío solado con pendiente descendente máxima, que recoge toda el agua hacia un pozo transitable localizado en la línea de punto de fuga que hay desde el acceso hacia la vista del Toledo histórico al fondo.
La sección general del conjunto muestra un edificio de muy poca altura, que se enraíza con el suelo por el pozo y se relaciona con el cielo por su torre. Desde el río se suceden toda una serie de operaciones de superposiciones y desplazamientos, que pretenden controlar la escala que presenta el gran edificio hacia la ciudad.
La estructura principal del edificio es de hormigón. Se eleva sobre un falso suelo de hormigón armado, que apoya sobre un eje de grandes soportes formados por cuatro pilares elípticos, por los cuales además bajan todas las instalaciones. Se ancla al suelo por pilotes, puesto que debe cimentarse sobre un suelo nuevo de sedimentación del río donde el firme se encuentra profundo. La construcción de las viviendas y sus cerramientos sobre esta estructura tienen una materialidad opuesta, más ligera, de madera. Las cubiertas inclinadas son de teja roja curva con canal y cobija; y todos los suelos son cerámicos con la misma materialidad. Materiales tradicionales y locales que pretenden que su aspecto final sea atemporal.
El cuartel La Bien Merecida es en definitiva una pequeña ciudad nueva en el paisaje. Con sus casas, sus edificios públicos, su plaza y su torre del reloj. Enfrentada en diagonal a la ciudad antigua de Toledo. Ambas estrechamente relacionadas por el vacío de Vega Baja y el río Tajo que discurre entre ellas.
Un proyecto con la humilde y sincera intención de “no solo no dañar el paisaje, sino hacer que el paisaje sea más hermoso que antes de existir”, tal y como defendía Frank Lloyd Wright en sus discursos “Speeches to the Citizens of Marin Country” (1957-1958); como servicio del arquitecto a la sociedad.
Autora: Celia Peces Martín
07-03-2023. Quinto artículo de la serie: A línea (5/8)
Bibliografía
- Ábalos, I. (2020). Palacios comunales atemporales. Barcelona: Puente editores.
- Gregotti, V. (1979). Rassegna nº1: Recinti. Milán: Editrice CIPIA.
- Munari, B. (2005) Il Quadrato. Milán: Corraini Edizioni.