Muchas son las voces que pedían la continuidad del tren en nuestra provincia. Hemos de reconocer que precisamente estas vías no pasaban por su mejor momento ya que habían sufrido una situación de abandono extremo de uno y de otro lado del espectro político. Es una pena, pero hay que hacerse a la idea de que se escapa una posibilidad de mantener conectado el territorio de forma sostenible. Un potencial aliado en la lucha contra el cambio climático. A su vez, se escapa la posibilidad de conectar mediante estas vías dos de las ciudades más importantes de España como son Madrid y Valencia. Todo ello mediante un tránsito de mercancías que podría convertir Cuenca en una parada obligada. Un cierre que hunde, un poco más si cabe, la provincia de Cuenca en ese problema de la despoblación que cada día es más acuciante.
Estas son las cartas y con ellas tenemos que jugar. Es frustrante pensar que este sacrificio, el tren que nos han robado, ha sido en balde, es decir, que la ciudad no ha obtenido ningún beneficio extra por eliminar las vías de nuestra provincia. Simplemente se han quitado y punto. Por diversas circunstancias tanto nacionales, regionales y/o provinciales, hemos llegado a esta situación, pero ahora tenemos la obligación de sacar algo positivo de todo esto, y que la pérdida de nuestro tren no haya sido en balde. Debemos tomarlo como una oportunidad para mejorar y empezar un modelo de ciudad más organizado y racional, sin repetir los errores que hemos ido cometiendo estos años atrás. Que esta situación sirva para hacer reset, para volver a empezar con más fuerza y, sobre todo, con más cabeza.
Desde el punto de vista urbanístico, tener por fin un gran pulmón verde en el corazón de la ciudad puede ser un antes y un después para la misma. Vegetación que crearía la sombra que tanto necesitamos y necesitaremos en un futuro debido a la subida de las temperaturas que nos esperan. Árboles, que lejos de ir desapareciendo como estaba ocurriendo en estos años, invadirán el centro y serán los protagonistas. Masa verde que, junto a un suelo permeable de calidad que evite el asfalto, haga que la ciudad respire literalmente absorbiendo calor y dióxido de carbono. Zonas verdes de calidad con vías ciclables donde el peatón pase a un primer plano, cumpliendo con las tendencias y las exigencias europeas de crear un centro de cero emisiones. Todas las piezas parecen encajar y por fin parece que Cuenca puede convertirse en punta de lanza como ya lo son ciudades como Pontevedra, Logroño o Burgos entre otras, acercándose al modelo de ciudad de 15 minutos que propone Carlos Moreno, experto en la Smart City.
Un momento, Cuenca ya tiene preparado un plan urbanístico. Lo malo es que es un poco diferente a lo mencionado antes…
EL PLAN XCUENCA
Este dibujo es la única información que tenemos al respecto del nuevo plan para gestionar urbanísticamente los terrenos ferroviarios que ha presentado el Ayuntamiento. En ningún momento hemos visto actualizaciones del mismo y ya hace un año aproximadamente desde que salió a la luz. A pesar de ello, el Ayuntamiento parece tener mucha prisa en ponerlo en marcha, ya que el pasado 19 de abril empezó la demolición del muro de la calle San Antonio. Puede que esta estrategia sea fruto de las inminentes elecciones ya que todos los grupos en el ámbito político están moviendo ficha para captar esos votos tan ansiados y el actual gobierno no quiere quedarse atrás. Con este movimiento ha dado un puñetazo de autoridad sobre la mesa y con él, se puede decir que ha comenzado el famoso Plan XCuenca. Pero, ¿qué características tiene? ¿Qué beneficios? ¿Está en la línea de las tendencias europeas? Vamos a analizarlo según los datos que tenemos:
Para empezar, es un plan con una falta de profesionalidad evidente. Un insulto para el urbanismo y para la profesión. Un plan que, según la opinión de la mayoría de arquitectos del Colegio de Arquitectos1, “no sirve para hacer ciudad y como documentación técnica no tiene ningún valor”. Además, por unanimidad, se afirma que “la alternativa propuesta por el Plan XCuenca no está lo suficientemente estudiada y no contempla otras alternativas. Se pueden plantear otras soluciones para los terrenos de ADIF sin quitar la línea ferroviaria existente”.
En el plano, vemos como se ha rellenado este hueco en la ciudad con una serie de sobredimensionadas calles paralelas a otra gran arteria de la ciudad como es Hermanos Becerril, llenándolo a su vez, de 4 rotondas (una de ellas doble) para llegar al actual Paso a Nivel de la calle Diego Jiménez donde se pasa abruptamente a calles existentes con un vial más estrecho. Si esto se llegase a realizar así, se produciría un gran cuello de botella en ese punto que provocaría la concentración de coches en una zona ya acuciada por los atascos puntuales debido precisamente a la estrechez de las mismas.
En relación a los viales, destacar que tampoco se ha tenido en cuenta la cota del terreno: vemos calles muy cortas en tramos con mucha diferencia de altura, como son las conexiones con la zona del nuevo juzgado, la nueva sede de la Policía o la ronda oeste. Justo aquí vemos como los antiguos depósitos serían derribados por hacer ese vial rodado.
Si compositivamente el plan es de dudosa calidad, con respecto a los usos, vemos como hay una serie de “manchas amarillas” que según el Ayuntamiento estarán dedicadas a uso dotacional, siendo este color el más predominante y a la par, el más indefinido. El alcalde Darío Dolz, en una entrevista que le hizo este mismo medio hace un año, comentó que en estos solares se podría hacer el desdoble del Instituto Pedro Mercedes (separando la Formación Profesional de la E.S.O), un Congreso de Convenciones o zonas verdes. En sus propias palabras: “a lo mejor en esas parcelas que están en amarillo, tenemos que abrir ese proceso participativo para que decidamos entre todos qué tiene que haber en esas parcelas”. Procesos participativos que, lejos de realizarse, son sustituidos por actos autoritarios y apresurados, como el derribo del muro de la calle San Antonio sin consulta alguna a la ciudadanía, enterándonos de ello una vez en el suelo.
En esta misma entrevista, se afirmó que se iban a tener en cuenta las construcciones existentes convirtiéndolos en “contenedores culturales”. De todos los elementos que encontramos de interés, vemos que únicamente 2 encajan en el dibujo presentado. Los demás, o se tienen que modificar parcialmente para que puedan encajar en este dibujo, o directamente no se tienen en cuenta. Veamos aquí una superposición del plan con la huella catastral y con el plan presentado:
Y, ¿apresurados para qué? Parece ser que el objetivo es hacer lo antes posible dos aparcamientos: uno de 300 plazas en la Avenida del Ferrocarril y otro de 80 en el paseo de San Antonio. Aparcamientos que se definen como “disuasorios”, es decir, que apartarán el tráfico del centro de la ciudad, cuando precisamente parecen hacer todo lo contrario si analizamos la localización de los mismos. Por definición, un aparcamiento disuasorio es, según la R.A.E, un “lugar de estacionamiento emplazado fuera del centro o en la periferia de una población debidamente conectado con los medios de transporte público para disminuir en las áreas urbanas la circulación con vehículos privados”, lo que choca con estas dos áreas de estacionamiento que se pretenden hacer. Porque, ¿qué es el centro en Cuenca para los conquenses? Hemos intentado analizarlo de una manera objetiva y hemos medido en línea recta estos estacionamientos desde un punto que todos consideramos centro de nuestra ciudad, el Xúcar. Si realizamos estas medidas vemos como el estacionamiento del Paso a Nivel estaría a 220 metros y el de la Avenida de la estación a 600 metros. Ninguno de ellos pasa el kilómetro de distancia en línea recta. Ahora podemos hacer otra vez la pregunta: ¿son estos unos aparcamientos disuasorios? Viéndolo así parece que esta medida invita a que la gente vaya al centro en transporte privado en vez de fomentar el transporte público y la actividad física2.
Además, un plan de estas características requiere también un estudio pormenorizado de lo existente para ver qué es lo que podría convertirse en peatonal, o cómo se podría reconducir el tráfico y de momento, no lo tiene. Algo crucial para encajar todo lo que se propone.
En cuanto a las familias que viven en los edificios públicos anexos a la estación, hemos vuelto a hablar con el trabajador que entrevistamos en su momento en este mismo medio hace unos meses, y nos ha comentado que el Ayuntamiento no se ha reunido en ningún momento con ellos. La única comunicación que han tenido ha sido una carta avisando que a primeros de junio serían recolocados en sus nuevos destinos: unos en Albacete, otros Madrid, otros Utiel y otros más en Aranjuez. Familias que, después de vivir toda una vida en Cuenca, se tienen que ir a otra ciudad aumentando ese número de migrantes internos que tiene tanto la ciudad como la provincia.
Además, al contrario de conectar barrios, estos coches (tanto en funcionamiento como los que estuvieran aparcados) producirían un efecto de barrera parecido al que ya hacían las vías del tren. Viendo este plan parece que el transporte privado ha sido el único factor tenido en cuenta, acomodándose completamente a él. Da la sensación de que el único objetivo en Cuenca es averiguar cómo utilizar más el coche en vez de invitar a la gente a cambiar esta conducta mediante un urbanismo más sostenible, ciclable y peatonal, incentivando el transporte público y relegando a un segundo plano esa forma de utilizar la ciudad tan egoísta, insostenible y contaminante a la que estamos bien acostumbrados.
Estamos ante un gran reto y tenemos que estar a la altura. El cambio climático se intensifica. Fruto de ello son estos periodos de sequías o el aumento paulatino de la temperatura. Tenemos que tener claro que hacer sostenibles nuestras ciudades es crucial para combatirlo. Es verdad que los requerimientos que tenemos en la ciudad son muy cambiantes. Hoy en día tenemos en cuenta cuestiones como el ruido, la contaminación o estudios de salud, que moldean nuestras ciudades completamente y son cruciales para que vivamos mejor. Pero, ¿quién sabe cuáles surgirán en un futuro? Por ello, nuestras ciudades actuales tienen que tener la flexibilidad necesaria para afrontar tanto los actuales como los futuros requerimientos a los que nos enfrentemos, por muy indeterminados que sean. Eso pasa por cambiar la forma en la que la planeamos. Por ello, tenemos la obligación de estar informados y hacer ciudad. Pero, ¿cómo podemos actuar?
Ya sabemos cómo no cometer los mismos errores del pasado y ya sabemos cómo podemos revertir esta situación. Pero para frenar esto tenemos que abordar esta situación tanto ciudadanos como políticos. Tanto los ciudadanos como las instituciones debemos informarnos, observar, aprender, interiorizar y aplicar estos conocimientos en nuestro día a día, ya sea en acciones cotidianas como a nivel institucional. Todos estamos en continuo aprendizaje y tenemos que seguir así. Ya estamos viendo los resultados de este consumo desmesurado y tenemos que actuar en consecuencia. Pero insisto, lo que no podemos hacer es volver atrás y cometer los mismos fallos. La gestión de estos terrenos ferroviarios es clave para encauzar un camino u otro. Tenemos que ser conscientes que no hay margen de error en la gestión de estos terrenos. Equivocarse en un edificio puede afectar una ciudad en 50-100 años, pero si nos equivocamos en un planeamiento urbano tan clave como lo es este, podemos pagarlo con toda nuestra vida y las de las siguientes generaciones. Es prácticamente irreversible.
Tenemos la suerte de vivir en un mundo conectado, donde el conocimiento aumenta de forma exponencial cada día. No hay excusa para no informarnos, extrapolar y aplicar las fórmulas que funcionan en nuestras ciudades. Sabemos de la existencia de Jane Jacobs, Colin Buchanan, Clarence Perry o Kevin A. Lynch, y ciudades tan variadas como Vitoria, Copenhague o Liubliana. Ejemplos hay miles y podemos estudiarlos y aplicarlos a nuestro territorio. Lo que tenemos que hacer como ciudadanos es exigir que las políticas estén a la altura. Exigir que, dentro de las posibilidades de nuestra ciudad, se vayan haciendo las cosas de forma razonada y no poniendo parches como se ha ido haciendo estos últimos años. Tenemos que sentarnos y estudiar cuáles son las fortalezas, amenazas, debilidades y oportunidades de nuestra ciudad y ver cómo queremos que evolucione Cuenca a partir de todo esto.
REFERENCIAS
- Si interesa dicha acta, se puede solicitar escribiendo un correo a info@losojos.es.
- https://recs.es/wp-content/uploads/2023/04/Guia-Paco-y-Paca-v5.-AccesibleVF.pdf