La piedra, la arena, la madera y el yeso gritan en manos que moldean, esculpen y construyen. Los tallos, las hojas y las flores susurran recetas, medicinas y colores. Los huesos y las tripas de mamíferos y aves marcan el compás de ancestrales canciones. Los sonidos de letras y sílabas se unen en ripios, rimas, poemas y cuentos. Y todos brotan de la tierra, de la lluvia y del sol.
Somos el resultado de todos esos saberes y prácticas que brotan de la piedra y la arena, la flor y la madera, el verbo y la canción. El lugar donde se encuentra lo profundo y lo cotidiano; nuestros antepasados y los que vendrán; la memoria y la esperanza. Cultura y arte que nos une como especie y que nos empuja, fuertes y resilientes, a escenarios futuros. Un patrimonio que no es de nadie, porque es de todos. Pero, ¿cómo darle voz?

Cada año, desde el 2013, se celebra un encuentro donde conocer estos saberes y reconocernos en ellos, donde remover nuestro caldo interior y extraer la esencia que nos identifica. Esa esencia que nos une con la tierra, al territorio, a las generaciones, a la cultura y al arte. Un encuentro donde poder dar voz a la gestión comunitaria del patrimonio, que se llama el Congreso Internacional de Socialización del Patrimonio en el Medio Rural (SOPA), y que este otoño toca en Alburquerque (Badajoz) entre el 13 y el 19 de octubre.
Y gran parte de aquella culpa la tuvo La Underground Colectiva, en la cual palpita la esencia del SOPA y que, desde 2013, apuesta, siempre con raíz en el territorio, por la mediación cultural desde metodologías y prácticas comunitarias. Entre sus proyectos destacan Vera creativa, Caravana Ciudadana, Tartessos en comunidad y hacer brotar de la tierra extremeña, el Congreso SOPA. Aquella idea soñadora que buscaba una respuesta a cómo gestionar en comunidad ese patrimonio cultural que nos une, y que es de todos y todas. Cómo crear espacios comunes a través de medios innovadores y artísticos.

Charlando con sus fundadores Juanjo Pulido y Sabah Walid recuerdan como el SOPA nació como fruto “de un proyecto que se llamaba CINETÍNERE [Cine Itinerante por la Recuperación Social del Patrimonio en el Medio Rural]” y que tras su finalización y realizar un diagnóstico en los distintos territorios de la relación de las comunidades con su patrimonio observaron “la necesidad de convocar todas esas iniciativas que trabajan en la gestión de los bienes comunes desde lo colectivo”.

Tras dos ediciones, el SOPA tomó fuerza y altura, al expandirse y buscar respuestas en países de Latinoamérica. La vinculación interterritorial con estos países “supuso un gran impulso para el SOPA, ya que nos ha permitido empaparnos de una forma de trabajar lo colectivo que en España ha desaparecido, suponemos que porque allá, las estructuras sociales son más sólidas, sobre todo en el rural” cuentan Juanjo y Sabah. Fruto de esta unión, han sido varios los Congresos SOPA que se han celebrado en países como Chile (2018), Colombia (2019), Argentina (2022) y México (2017, 2023), así como la creación de la Comunidad SOPA, una red iberoamericana para la gestión social del patrimonio cultural, y que cuenta con una publicación propia, La Descommunal.

Han sido trece años, con sus trece congresos, con diferentes colectivos, entidades y gentes de diferentes partes del globo que, a pesar de tratar y hablar diferentes temáticas y perspectivas, tejían la misma tela del saber. “Se han tratado dinámicas rurales como la soberanía alimentaria, la resistencia ante delitos ambientales, el trabajo frente a la despoblación, la visibilización de nuevos patrimonios aportados desde proyectos sobre igualdad, interculturalidad y diversidad sexual” explican Juanjo y Sabah. La transversalidad temática del SOPA le ha dado personalidad y consistencia.
Porque uno de sus ejes fundamentales es tejer el mundo académico y científico con la comunidad civil. Reivindicar que esta tela del saber y del conocimiento no es de nadie porque es de todos; que no entiende de jerarquías, órdenes ni mandatarios; y que apuesta por el intercambio de conocimiento a través de procesos comunitarios y el encuentro de generaciones. Un rito ceremonioso tan necesario como el aire que se respira.

Y, aunando todo el bagaje de la experiencia y la jovial ilusión, el Congreso SOPA, este 2025, vuelve al lugar que lo vio nacer. Entre tanto, sólo había regresado a Zalamea de la Serena, en 2016. A esa tierra extremeña, extensa y oculta, de poblaciones dispersas y nunca grandes, donde si su naturaleza alienta, el “medio ambiente cultural es poco alentador”. Cuentan Juanjo y Sabah como “nunca ha existido una tradición de procesos que trabajen desde la democracia cultural, es decir, la participación activa de la ciudadanía en la creación, y disfrute de la cultura, promoviendo la igualdad de oportunidades y la diversidad”
Pero con la tierra y con la ausencia, La Underground Colectiva hizo de una idea, un sueño; y de un sueño, una realidad. Y si aquel otoño de 2013 fue en Malpartida de Cáceres, este próximo otoño será en Alburquerque. Sus protagonistas y artífices: la Asociación Cultural Sambrona.

Volver a tierra extremeña, a casa, es una sensación de emoción, pero, también un reto. Victoria Paniagua Martín y Jose Manuel Tienza, de la Asociación Cultural Sambrona, cuentan como la organización de este SOPA quieren que sirva “como un punto donde generar nuevas alianzas entre diferentes agentes de la cultura, entre la propia comunidad como prosumidora cultural, entre las nuevas generaciones y las no tan nuevas, donde encontrar oportunidades de desarrollo y convivencia para todas y todos”.
A pesar de ser el equipo encargado de hacer florecer este año el SOPA, la Asociación Sambrona lleva, a sus espaldas, quince años. “Quince años trabajando por hacer cultura en nuestro pueblo. Quince años trabajados de forma voluntaria. Quince años en los que hemos tenido que buscar trabajos que nos permitieran sobrevivir para poder seguir con nuestros proyectos” explican Victoria y Jose Manuel. Desde 2010, su objetivo principal ha sido acercar la cultura y el arte contemporáneo a la juventud a través de proyectos como micro-residencias artísticas, creación de espacios donde responder a las necesidades y problemáticas que se plantean desde el mundo rural a través de modelos de gestión alternativos.

Y siguiendo el rumbo natural y reivindicativo de las ediciones anteriores, traen esta edición monográfica con el arte como protagonista. Arte y raíz para preservar y dar a conocer la memoria colectiva de nuestras comunidades. Arte y raíz para seguir la valiente e indispensable labor de reforzar el crecimiento plural, su carácter global y transoceánico, la co-creación de contenidos y la gestión comunitaria del patrimonio. Y, por qué no, romper con aquello de que nadie es profeta en su tierra.
“El SOPA25 contará con su parte de Congreso donde se presentarán las comunicaciones seleccionadas en la convocatoria de proyectos pero además se desarrollarán actividades paralelas que tendrán que ver con el trabajo que desarrolla Sambrona” avanzan Jose Manuel y Victoria. Por ejemplo, su proyecto Micro-Residencias Artísticas, donde se contará con la intervención de jóvenes artistas que hayan participado en él. “Así mismo habrá mesas debate, conversatorios, mesas de trabajo, contaremos con la participación de representantes de ciudades hermanas de Alburquerque, y muchas más cosillas. El SOPA25 será un encuentro imperdible” añaden Jose Manuel y Victoria.

Todo ello entre esmeraldas dehesas de recios alcornoques; bajo la mirada de cigüeñas y rapaces; con el eco de antiguas tramas en castillos, y el pasear entre viejas callejas. Alburquerque nos abre sus puertas para sumergirnos en su historia y en la nuestra. Y será, esta vez, el arte, el que hilará la visibilización de procesos comunitarios sobre patrimonio rural y la memoria colectiva.
Aun así, los retos siguen siendo muchos: consolidar el trabajo de base, aumentar la mayor participación de propuestas extremeñas, la presencia de gestores/as culturales que trabajen en el territorio y conseguir una apuesta firme desde las políticas públicas. La Asociación Sambrona, afanosa pero con los pies en la tierra, asegura que con “trabajar en colectivo y con una red que sostenga, llegaremos más lejos, nos hará lograr todos los retos y objetivos que nos planteemos; y, a través de la cultura, y el trabajo comunitario, podemos conseguir que la vida sea más sostenible y de calidad.” Enraizarse al territorio para hacerlo florecer. No es utopía, tampoco perfección.

Acercarse al SOPA será sentir aromas extremeños entre aires universales. “Lo importante del SOPA es que ha sabido hacer confluir multitud de formas de trabajar el patrimonio y la memoria rural desde contextos territoriales muy dispares, y desde miradas muy distintas, que van desde la academia, hasta colectivos sociales, pasando por museos, administraciones o centros educativos” comentan Juanjo y Sabah, de la Underground Colectiva.
Aires que mueven la esencia de esta tierra y la transporta a otras partes del globo para plantear problemas reales y soluciones necesarias en nuestras comunidades y en nuestro mañana. “El SOPA es un punto de encuentro comunitario en el que reflexionar, debatir, visibilizar, poner en valor nuestro territorio, nuestros saberes, nuestra memoria colectiva para repensarla y construir nuevos imaginarios y nuevas formas de hacer cultura en el rural” agregan José Manuel y Victoria, de la Asociación Cultural Sambrona.

Tras el SOPA hay un viaje de una década y mil siglos. Doce encuentros internacionales que cuidan nuestras raíces a través de tantas expresiones artísticas y culturales. Un paseo a las profundidades de nuestro interior como individuos, como comunidad y como especie. Su carácter iberoamericano delata su vocacional humanidad. Aprovechar el mismo lenguaje para comunicar aquello que de verdad nos une y no lo que nos separa. Para contar y transformar.
En estos tiempos donde prima lo superficial, lo fugaz, lo impersonal y lo individual, el otoño será una buena oportunidad para deshojarse de estos atributos. Un momento para volver a la piedra, teja, madera y yeso con las que moldear, esculpir o construir. A las plantas que albergan los compuestos químicos de la medicina, de la tintura y de los pigmentos. A las palabras que son ripios, rimas, poemas y cuentos. A los huesos y tripas que son ritmos y bailes. A nuestros abuelos y abuelas. A lo que brota de la tierra, de la lluvia y del sol. A nuestras raíces y a nuestro arte.
El SOPA25 se celebrará en otoño, del 13 al 19 de octubre de 2025. EL XIII Congreso Internacional de Socialización del Patrimonio en el Medio Rural será una edición monográfica y promoverá la visibilización de procesos comunitarios sobre patrimonio rural y memoria colectiva a través del arte. Es una oportunidad única para explorar cómo el arte puede ser un vehículo para preservar y dar a conocer la memoria colectiva de nuestras comunidades rurales.

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