De las actividades que han tenido lugar durante este puente en Cuenca destaco solo una, una parte del programa del segundo concierto del III Ciclo de Adviento que ha tenido lugar en Cuenca.
Los tiempos angustiosos que vivimos, con dos guerras a las puertas de nuestra casa que no tienen visos de fácil solución, guardan similitud con el fatídico año de 1914, cuando se declaró la I Guerra Mundial. Entonces una mujer pacifista creó la pieza que se interpretó en el programa del sábado, la Oración de las madres que tienen a sus hijos en brazos, libreto de María Lejárraga y música de su amigo el compositor español Manuel de Falla. Otras mujeres salieron de sus casas y cruzaron fronteras de países en guerra para intentar parar aquella barbarie. En algunos sitios las retuvieron, en otros solo les impidieron el paso, pero ellas consiguieron llegar a La Haya y celebrar un congreso internacional del que salieron unas declaraciones que dieron rigen a la Sociedad de Naciones.
((Hoy las mujeres estamos más angustiadas aún que entonces, buscamos qué hacer y cómo parar la locura que no ve más solución al conflicto bélico que el uso de más armamento)).
Entre todos los mensajes de paz y prosperidad que nos vamos a desear por Navidad las fechas próximas, podría incluirse el mensaje antibelicista de esta obra. Siempre la Nochebuena ha estado relacionada con los deseos de traer paz al mundo. Durante la Primera guerra mundial, los dos ejércitos enfrentados, hicieron un alto al fuego para celebrar ese día in verse como enemigos, salieron de sus trincheras y se hermanaron compartiendo comidas y cigarrillos, aunque al final del día cada uno volviera a formar parte de su ejército para continuar matándose unos a otros. El concierto que se ha celebrado en la iglesia Virgen de la Luz, de Cuenca, el 6 de diciembre, interpretado por la mezzosoprano Marta Infante y la organista checa, afincada en Cuenca, Lucie Žáková, no puede ser más oportuno hoy, cuando las mujeres, como entonces en 1914, fecha en la que se creó este libreto, estamos angustiadas por las muertes de niños que vemos cada día en el telediario.
Las letras de la canción que ideó María están hoy en los labios de muchas madres :
Dulce Jesús que estás dormido:
Por el santo pecho que te ha amamantado,
te pido que este hijo mío no sea soldado.
Se lo llevarán, y era carne mía;
Me lo matarán, y era mi alegría.
Cuando esté muriendo,
dirá: «Madre Mía!»
Y yo no sabré la hora ni el día.
Dulce Jesús que estás dormido.
Por el santo pecho que te ha amamantado,
te pido que este hijo mío
no sea soldado.
La colaboración de la escritora con el compositor Manuel de Falla no es exclusiva de esta obra sino que se extiende a otras de mucho más renombre como El Sombrero de tres picos y El Amor brujo. María había publicado casi todas sus obras con el apellido de su marido, el director teatral Gregorio Martínez Sierra, del que hoy se sabe que no escribía ni las cartas, sin embargo, puso su nombre al pie de esta Oración por la paz.
María de la O Lejárraga escribió novelas, ensayos feministas, artículos reivindicando los derechos de las mujeres, libretos de zarzuelas, y obras de teatro que obtuvieron gran éxito. Además, dominaba varios idiomas y tradujo a Shakespeare, Musset, Dante y Maurice Maerterlinck, etc. Incluso escribió guiones de cine. Su biógrafa Antoniana Rodrigo dice que La dama y el vagabundo, la famosa película de Walt Disney se hizo con un guion suyo.
Su obra es muy intensa, pero me voy a centrar en lo publicado en este año, 1914, año en que empezó la Primera Guerra Mundial. Fue su reacción a esta guerra lo que la impulsó a escribir esta Oración de las madres que tienen a sus hijos en brazos, a los que Falla puso música para voz y piano.
Ese mismo año empezó María a relacionarse con el pacifismo internacionalista y con el feminismo español e internacional, como secretaria española de la Alianza Internacional del Sufragio de la mujer (IWSA). También fue socia del Lyceum Club y fundadora de la Asociación Femenina para la Educación, conocida como La Cívica.
En 1933 se presentó a las primeras elecciones en las que podían votar las mujeres, gracias al voto conseguido para ellas por Clara Campoamor en las Cortes de 1931, y lo hizo junto a otra mujer socialista, Carmen del Barrio, que se presentó por Cuenca. Desgraciadamente, Carmen no consiguió salir diputada, hubiera sido la primera diputada conquense, pero María sí consiguió ser diputada por Granada. Ambas hicieron una campaña que podría llamarse feminista, porque en sus mítines hablaban de temas u derechos concernientes a la mujer.
También lo es el tema de esta Oración, la maternidad, el sufrimiento de las madres que tienen hijos en el frente. Recordemos la letra:
Dulce Jesús que estás dormido:
Por el santo pecho que te ha amamantado,
te pido que este hijo mío no sea soldado.
Se lo llevarán, y era carne mía;
Me lo matarán, y era mi alegría.
Cuando esté muriendo,
dirá: «Madre Mía!»
Y yo no sabré la hora ni el día.
Dulce Jesús que estás dormido.
Por el santo pecho que te ha amamantado,
te pido que este hijo mío
no sea soldado.