Reportaje sobre la Reserva de la Biosfera del Cabriel que incluye la entrevista a Miguel Ángel Rubio, Director-Coordinador RBC
A LOMOS DE AGUAS CRISTALINAS
El Júcar tiene un hermano y se llama Cabriel. Los dos nacen, a escasos kilómetros, con los severos aires serranos que dan los montes de la meseta. Luego las pendientes del tiempo los separan y la niñez y la juventud la pasan sin saber uno del otro. El Cabriel se hace adulto en la Serranía Baja soñando la cálida y fértil vertiente mediterránea y el Júcar en los mares de la Mancha recordando dónde podrá estar su hermano. Y, finalmente, por circunstancias de la vida o como si se hubieran estado buscando para contar algún viejo suceso familiar, los dos ríos finalmente se unen en Cofrentes con aroma frutal y levantino.
El río Cabriel destaca por aportar las aguas más cristalinas al río Júcar. Sin embargo, su valor se extiende a toda su cuenca hidrográfica, lo que conocemos como Valle del Cabriel, creando un paisaje de belleza indómita, de artísticas formaciones geológicas, grandes masas forestales y un escondite único de biodiversidad. Su trayecto es un elemento vertebrador del territorio y es este vínculo lo que ha provocado que numerosas poblaciones a lo largo de la historia se asienten en su entorno y hayan otorgado un extenso y valioso patrimonio cultural.
En la actualidad, la Cuenca Hidrográfica del río Cabriel afecta a 62 municipios que, a pesar de las maravillas naturales y el extenso patrimonio cultural que albergan, se encuentran azotados por la despoblación y el abandono rural. Más del 50 % de estos pueblos (33 municipios) tienen menos de 500 habitantes y en general casi todos los municipios presentan una pirámide de población invertidas, con un acusado envejecimiento de la población.
La protección de este patrimonio natural y cultural quedó plasmada en septiembre de 2019 con la creación de la Reserva de la Biosfera del Cabriel. Hemos hablado con una de las almas que se desgarraron las ropas por su defensa y su reconocimiento, Miguel Ángel Rubio, director y coordinador de la Reserva de la Biosfera del Cabriel. Con él, montamos a lomos de las aguas cristalinas del Cabriel y nos sumergimos en los secretos que atesora.
LA RESERVA DE LA BIOSFERA DEL CABRIEL
Una Reserva de la Biosfera es una figura creada y concedida por la Unesco dentro de su Programa Persona y Biosfera (MaB). Se concede a los territorios del planeta “en función de la importancia de sus ecosistemas, el valor de su patrimonio cultural y el papel de sus habitantes en relación a la gestión del territorio y los recursos naturales”. Las Reservas de la Biosfera se encuentran divididas en tres zonas: zona núcleo que acoge los elementos de alto valor de conservación, zona tampón que amortigua los efectos de las acciones sobre las zonas núcleo y, por último, las zonas de transición que es donde se lleva a cabo una variedad más amplia de aquellas actividades económicas que favorezcan el desarrollo socioeconómico de las poblaciones locales. Miguel Ángel aclara que “en estos espacios se experimenta y se promueven enfoques sostenibles en relación a la interacción de las personas con su entorno” y, añade que “se trabaja para evitar y prevenir conflictos entre las actividades humanas y el medio ambiente con especial atención a la diversidad biológica”.
La Reserva de la Biosfera del Cabriel engloba 52 de los 62 municipios del valle y en el logro de conseguir que exista esta figura cabe destacar el trabajo de los grupos de acción local. Como destaca Rubio: “desde el año 2007 Adiman ha coordinado y dinamizado, junto con la Asociación de Municipios Ribera del Cabriel, todo el proceso de participación de la población en la preparación de la candidatura, asimismo ha coordinado desde el punto de vista técnico la elaboración de la documentación necesaria y ha liderado y gestionado los contactos políticos e institucionales necesarios”. En la actualidad, Adiman sigue prestando la asistencia técnica necesaria para el funcionamiento del Órgano de Gestión de la Reserva de la Biosfera Valle del Cabriel y posibilitar la gestión de la misma así como el cumplimiento de sus compromisos legales, administrativos e institucionales.
Esta figura supone un reconocimiento internacional de la calidad del territorio, de su estado de conservación medio ambiental y de sus valores naturales y culturales, así como de la labor desarrollada por los habitantes de la zona para preservar esos valores. Pero, además, es un reto ya que como explica Miguel Ángel: “la declaración de una Reserva de la Biosfera supone un compromiso para las autoridades y las comunidades locales de cara a trabajar en el marco del Desarrollo Sostenible”.
Por tanto, las ventajas de una Reserva de la Biosfera dependen, entre otras cuestiones, de la gestión local para aprovechar este reconocimiento internacional como una oportunidad. “La mejora de los modelos de gestión del territorio y la gobernanza, la promoción de los productos y servicios locales, el refuerzo de la identidad y conciencia de la población y la consecución de apoyos externos” son algunos ejemplos expuestos por el director y coordinador de la Reserva de las beneficiosas posibilidades que trae esta figura internacional. En el caso de los apoyos externos, es de gran interés el acceso a programas, proyectos y líneas de financiación exclusivas para esta figura. Miguel Ángel expone como otro ejemplo “los 1,8 millones de euros que recibirá la Reserva de la Biosfera Valle de los fondos Next Generation de la UE o los 3,9 millones de euros correspondientes a los Planes de Sostenibilidad Turística en Destino.”
¿POR QUÉ RESERVA DE LA BIOSFERA?
Pero todo tiene un por qué. Y para poder justificar que el Valle del Cabriel es Reserva de la Biosfera serían mejor otras herramientas que desde el papel. Empaparse de sus paisajes, sus aguas de frondosas riberas, su mar de montes, sus acuchillados cortados y sus somnolientos pueblos sería la razón justificativa. Explicarlo con palabras nos llevaría hacia rincones poéticos. Gracias al conocimiento de Miguel Ángel sobre toda esta comarca hemos podido prosear estos sentimientos, comprender la magnitud del gran patrimonio que atesora la Reserva de la Biosfera del Cabriel y, agobiados por su dificultad, poder sintetizarlo en unos pocos párrafos.
El Valle del Cabriel es sinónimo de naturaleza y eso lo corrobora que cerca de dos tercios son de superficie forestal y el tercio restante agrícola. Un abanico verde de pinos, quejigos y encinas que van acompañados por una riqueza botánica cuyos números están por encima de muchas regiones españolas y la mayoría de países europeos. Son estos bosques moteados con campos de cultivo un refugio inigualable de la fauna mediterránea. Todo esto queda patente en que en el área de la reserva de la biosfera Valle del Cabriel existen 12 Espacios Naturales Protegidos. Por tanto, ante estos datos “podemos afirmar que la Reserva de la Biosfera es un espacio clave en cuanto a naturaleza y conservación, no solamente en la provincia de Cuenca y Castilla-La Mancha sino también en los planos nacional y europeo”, afirma Rubio.
Este paraíso natural está impregnado con la silueta de las huellas del ser humano. La Cueva de la Peña de la Moratilla en Frías de Albarracín, las Pinturas Rupestres de la Hoz de Vicente en Minglanilla o las Pinturas Rupestres Patrimonio de la Humanidad de Villar del Humo, todas ellas excepcionales exponentes del arte rupestre levantino, muestran la ocupación humana desde tiempos prehistóricos. Los Conjuntos Históricos de Cañete, Moya y Jabaloyas, el castillo de Paracuellos, la fortaleza árabe de Alcalá de la Vega, la Torre Barrachina en Villar del Humo, la iglesia de la Asunción en Cardenete, la ermita de la Concepción en Villamalea y el patrimonio industrial más reciente, con estaciones de tren, puentes ferroviarios o las majestuosas obras hidráulicas, muestran sólo el comienzo de un interminable listado de bienes culturales en la comarca. A ello hay que añadir la voz muda de los restos de molinos, batanes, fuentes, lavaderos, caleras o tejares que nos susurran silenciosamente el modo de vida de tantas y tantas generaciones que hicieron de estos rincones, su hogar.
Los tiempos que nos han tocado vivir nos obligan a sensibilizarnos ante este patrimonio cultural y protegerlo. Como reflexiona Rubio: “el patrimonio tanto tangible como intangible debería entenderse como una seña de identidad y como tal debería ayudar a fomentar un sentido de pertenencia a una comunidad y a un territorio”. Quizás esa pueda ser parte de la solución, crear una seña de identidad y ofrecérsela al ciudadano y visitante. Ante el bello y amplio patrimonio, es nuestro deber estudiarlo, conocerlo y valorarlo. “Esta puesta en valor del patrimonio conlleva su identificación y contextualización histórica y social, su protección, su recuperación, su interpretación y su difusión. Por último, no debemos olvidar que esta puesta en valor puede tener interesantes conexiones económicas, de forma que llevada a cabo de una manera correcta puede generar un recurso turístico muy importante para el desarrollo sostenible del Valle del Cabriel” concluye Miguel Ángel.
NUEVAS LÍNEAS DE FINANCIACIÓN Y FUTURO
Si la declaración de la Reserva de la Biosfera del Cabriel en 2019 supuso un momento histórico para la comarca, la publicación en diciembre de 2022 de las bases reguladoras de la convocatoria de las subvenciones públicas en la Reserva de la Biosfera del Cabriel, desde la Consejería de Desarrollo Sostenible, suponen una posibilidad para poder hacer historia. Estas ayudas reguladas estarán financiadas por los fondos Next Generation EU de la Unión Europea. Ya habíamos mencionado la apertura de posibilidades financieras que otorga la figura de Reserva de la Biosfera y ahora, Miguel Ángel nos explica los objetivos de esta convocatoria cuya finalidad es: “promover actuaciones que contribuyan a la conservación y gestión de la biodiversidad y de los recursos naturales, a la mejora de la gobernanza, al fomento del desarrollo sostenible, al apoyo a la sostenibilidad del turismo, a la mejora del patrimonio cultural y del paisaje, al fomento de medidas de apoyo al manejo agroecológico y forestal sostenible de los recursos naturales y puesta en valor de los conocimientos tradicionales, promoviendo la eficiencia de los recursos y una economía baja en carbono en las Reservas de la Biosfera.”
Otra de las principales apuestas de la Reserva de la Biosfera del Cabriel es el turismo rural como sector estratégico de desarrollo socioeconómico “si bien se hace hincapié en que este turismo ha de desarrollarse con la menor huella ecológica posible” recalca el director y coordinador de la Reserva. Por ello se ha desarrollado el Plan de Sostenibilidad Turística en Destino del Valle del Cabriel que “intentará buscar mejoras en la zona de intervención, financiando actuaciones que mejoren su competitividad, atraigan turistas y dinamicen el sector privado”, también “diversificar la oferta turística, contribuyendo a generar oportunidades de empleo y actividad en los municipios” y por último “contribuir a mejorar el capital natural del sistema turístico garantizando su preservación mediante la reducción de emisiones de gases contaminantes, la eficiencia en el uso de la energía, la gestión de residuos y el consumo de agua; así como protegiendo y restaurando ecosistemas y mitigando los efectos del cambio climático.”
EL RUMBO DE LAS AGUAS CRISTALINAS
La declaración de la Reserva de la Biosfera del Valle del Cabriel, los nuevos planes y las actuales ayudas de financiación son un halo de esperanza para estas tierras. Sin embargo, la despoblación, la puesta en valor del patrimonio y la lucha ante la pérdida de conocimientos tradicionales debe ser un frente común y constante. Crear una seña de identidad debe ir sumado a aglutinar los esfuerzos políticos, administrativos y sociales. Es decir, remar juntos hacia una misma dirección. Por ello, con una visión realista de este proceso, Miguel Ángel cree que estos problemas han de abordarse de una forma integral y “que la Reserva de la Biosfera por sí sola no podrá cambiar el rumbo del Valle del Cabriel pero sí que puede marcarlo.”
Las aguas del río Cabriel seguirán descendiendo incansables desde la cabecera serrana hasta la Manchuela en busca de su hermano mayor, el Júcar. Seguirán bañando las verdes riberas colmadas de cantos y criaturas, alimentando las fértiles vegas, perfumando con frescura los 68 pueblos que lo abrazan. Su entorno y sus municipios se han transformado a lo largo del tiempo, pero las aguas cristalinas seguirán, fugitivamente, su permanente rumbo.