Adiman salta el charco

Adiman salta el charco

“Hay que ayudar en el país de origen” es un argumento esgrimido por gran parte de nuestra población. En general, suele venir acompañada, por desgracia, de ciertos tintes xenófobos y, además, de una completa inacción por los que lo dicen.

¿Qué quiere decir esta expresión? Si somos honestos, podría entenderse como una clara apuesta por el incremento de gasto en cooperación internacional. La nueva ley, en consonancia con la meta 17.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pretende destinar el 0,7% del PIB a esta labor en el año 2030. El año pasado no pasó el 0,28%.

Aun así, la expresión continúa: hay que ayudar en origen… Mientras se utiliza para justificar actos de represión a la inmigración, durante la última década no ha cesado de descender el presupuesto destinado a cooperación. Qué poca memoria tenemos…

En los años 60, la falta de desarrollo forzó a muchos españoles a cruzar las fronteras de nuestro país, buscando mejores oportunidades en el norte de Europa. Las que se quedaban, esperaban ansiosas inversiones que cambiaran el escenario, como los habitantes de Villar del Río en Bienvenido Míster Marshall.

Nadie desea abandonar su hogar. Si se hace, es debido a circunstancias que superan las capacidades individuales. Un escenario globalizado donde unos son primario-exportadores, mientras otros son manufactureros.

No todo es hipocresía. Hay personas, iniciativas e instituciones que apuestan honestamente por la cooperación internacional, por su poder de justicia y transformación. Adiman (Asociación para el Desarrollo Integral de la Manchuela conquense) es una de estas iniciativas.

Ilustración 1. Beneficiarios de los invernaderos construidos en Tarija (Bolivia), visitados en el año 2021 por Adiman. Fuente: Adiman

Historias de un encuentro

Los proyectos de cooperación al desarrollo no tienen impactos observables en el corto plazo. Esto contrasta enormemente con los tiempos que nos ha tocado vivir: la era de la inmediatez.

Gracias al trabajo de más de 20 años de organizaciones como Adiman hoy ya percibimos los resultados. Personas que han visto mejoradas sus condiciones de vida, que han podido soñar con un futuro repleto de oportunidades. Y todo empezó un día, gracias a un encuentro en La Antigua (Guatemala), propiciado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), la FAO, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con el que se buscaba fomentar el desarrollo de proyectos de cooperación internacional, enfocados en el desarrollo rural, por parte de los Grupos de Acción Local (GAL), implementando la filosofía LEADER al otro lado del Atlántico.

Encontrarse, escucharse, buscar puntos en común. Esa es la base de la cooperación. De aquel encuentro de 2002 han salido más de 15 proyectos en el sur de Bolivia, centrados principalmente en soberanía alimentaria y empoderamiento de la mujer. Muchos de ellos junto al Grupo de Acción Local de la Sierra del Segura.

Tres principios guían estas acciones: no generar dependencia, siendo los bolivianos los protagonistas de su cambio; desarrollar la lógica del aprendizaje mutuo, sin paternalismos y; ejecutar de manera directa el proyecto.

Los proyectos iniciales promocionaban principalmente la implementación de la filosofía LEADER en las regiones del sur de Bolivia (especialmente, en el departamento de Tarija), así como el desarrollo de emprendimientos sociales. Sin embargo, desde el año 2014 los proyectos se enfocan principalmente en la soberanía alimentaria de la zona, a través de un intercambio de conocimientos del que también se obtiene información valiosa para implementar en la Manchuela.

Ilustración 2. Reunión con una de las comunidades en las que se está desarrollando el proyecto piloto de plantación de champiñones. Fuente: Adiman

¿Por qué Tarija?

Tarija, al sur de Bolivia, es una de las regiones con mayor patrimonio ecológico del país. En particular, la Reserva de Flora y Fauna de Tariquía y la Reserva Biológica Cordillera de Sama ocupan gran parte del territorio del departamento. Son las fuentes de agua de las poblaciones urbanas y rurales circundantes. Las proveedoras de vida.

Sin embargo, como también suele suceder en nuestro país, las regiones proveedoras de vida (agua, aire limpio, energía o alimentación) son en general las más olvidadas por las administraciones. Los malos usos agrícolas han contaminado las fuentes de agua y, por tanto, cada vez producen alimentos de peor calidad. El uso de ciertos fitosanitarios en la agricultura no sólo tiene consecuencias en la producción, también en la salud: es una de las regiones del país con mayores tasas de cáncer.

El debilitamiento de estos recursos naturales, base productiva de la región, fuerza al desplazamiento de muchas familias a zonas urbanas. Sin embargo, son precisamente las familias más vulnerables las que no pueden arriesgarse a este cambio. Las que más sufren las consecuencias de este deterioro, al contar, en general, con una economía familiar de subsistencia. El descenso de su producción no les permite tener algo de excedente que poder comercializar a pequeña escala.

El diagnóstico, a la hora de identificar el campo de trabajo, siempre es particular. Sin embargo, salvando las evidentes diferencias, hay características comunes con la provincia conquense y, en general, con la España Vaciada. Zonas rurales, aisladas, asociadas a espacios de gran valor medioambiental y abandonadas por las instituciones. Sin embargo, proveedoras de vida y, ante una crisis de recursos, lugares cruciales.

Fruto de estos problemas, aparecen las ONG Naturaleza, Tierra y Vida (Nativa) y Asocio, especializadas en proyectos de desarrollo sostenible en la región, con el empoderamiento de las mujeres como elemento transversal.

Y llega Adiman

Desde el año 2002, Adiman comenzó a desarrollar proyectos de cooperación al desarrollo en la región de Tarija, principalmente en los municipios de Padcaya, Entre Ríos y Cercado. Desde el año 2016, las contrapartes han sido principalmente las ONG Nativa y Asocio. Como financiadores, han destacado la JCCM, la Diputación de Cuenca, el Ayuntamiento de Azuqueca de Henares y el Ayuntamiento de Iniesta.

 

Ilustración 3. Visita de la delegación boliviana a productores de miel de la Manchuela en 2018: Fuente: Adiman

Los problemas observados, unido con la experiencia de Adiman en la Manchuela, han implicado que la temática principal de los proyectos haya sido la soberanía y la seguridad alimentaria, con el empoderamiento de la mujer como elemento transversal.

Se han aplicado tecnologías sociales o apropiadas, es decir, de bajo coste y alto impacto, que puedan revertir los procesos de descenso de productividad y migración hacia centros urbanos. La construcción de seis invernaderos ha favorecido la diversificación productiva, mejorando la nutrición de esta población. La formación en apicultura ha contribuido a este objetivo, aumentando la producción y la diversificación. Además, se ha capacitado a los campesinos y campesinas en las técnicas de la agricultura orgánica, desprendiéndose del uso excesivo de fitosanitarios.

En consonancia a esta filosofía de aplicación de tecnologías de bajo coste y alto impacto, se han adquirido varios silos metálicos para el almacenamiento de granos. Se trata de una zona muy húmeda, por lo que la adecuada conservación de los mismos puede ser crucial para asegurar una buena producción para las familias campesinas.

Con ello, llegamos al año 2020. Año que no olvidaremos fácilmente: la mayor pandemia mundial. Pero si en nuestra acomodada sociedad, con los recursos básicos asegurados, fueron meses trágicos, podríamos imaginar qué pudo significar para una sociedad sin recursos y para una familia que no puede permitirse dejar de ir al mercado más cercano a vender, ya que vive al día. A raíz de ello, Adiman, con el apoyo financiero de la Diputación de Cuenca, desarrolló un proyecto de contingencia de la COVID para el equipamiento de familias y centros de salud de comunidades aisladas; y con el apoyo de la JCCM,  la provisión de alimentos básicos para la soberanía alimentaria de esas comunidades aisladas.

Ilustración 4. Visita de la delegación boliviana a cultivos de champiñón en 2018: Fuente: Adiman

Pero si algo es destacable, son los proyectos de investigación piloto en el marco de la cooperación al desarrollo. Proyectos que, en caso de exitosos, brindan un enorme abanico de posibilidades en las comunidades beneficiarias. En el caso de Tarija, Adiman, en colaboración con Champiniesta Soc. Coop. de CLM, ha fomentado el cultivo del champiñón. El proyecto ya ha beneficiado a siete comunidades de los municipios de Padcaya, Entre Ríos y San Lorenzo, consiguiendo excedente que comercializan en hoteles, restaurantes y supermercados.

Más de 110 familias de siete comunidades se han beneficiado de este proyecto. 180 familias han visto cómo se triplicaba su producción de miel por las capacitaciones en sanidad apícola. Y muchas más, directa o indirectamente, han percibido estas ayudas. La apuesta en la cooperación parece que empieza a tener sus frutos. Veinte años de trabajo y escucha han dado resultado.

Futuros proyectos

Se han conseguido muchos resultados, se han intercambiado conocimientos que ayudarán tanto a las comunidades de Tarija como de la Manchuela. Pero aún queda mucho por hacer.

Adiman sigue comprometida con este trabajo. Y el Ayuntamiento de Iniesta también, pues va a dedicar el 0,7% de su presupuesto a ayuda al desarrollo, destinando la mayoría de esta suma a los proyectos desarrollados en Tarija.

Recientemente, representantes de Nativa, Asocio y otras instituciones públicas han visitado la Manchuela, visitando iniciativas de turismo rural, enoturismo, desarrollo sostenible, medio ambiente y espacios naturales, productos agroalimentarios y protección del patrimonio cultural a través de las oficinas de turismo. También se han explorado posibilidades de hermanamiento entre el municipio de Padcaya e Iniesta.

Ilustración 5. Visita de representantes bolivianos a la Manchuela el pasado mayo del año 2022, donde se abordó el posible hermanamiento. Fuente: Adiman

Recientemente, Adiman ha solicitado ayudas a la JCCM y la Diputación de Cuenca para continuar desarrollando proyectos de agricultura sostenible y seguridad alimentaria en Tarija. Esperemos que sigan financiando estas iniciativas.

Conclusión

Si recordamos lo que fuimos, lo que tuvieron que sufrir nuestros antepasados hace apenas 50 años, no tendríamos ninguna duda de la necesidad de apostar por la cooperación internacional como elemento de justicia internacional.

Pero todo ello sin paternalismos. Trabajando desde la equidad: es decir, siendo conscientes de que la financiación debe ser responsabilidad de los países industrializados; pero aceptando nuestra ignorancia en muchos aspectos, aprendiendo a colaborar e intercambiar conocimientos que puedan servir como base para los retos que nos marca el cambio global.

Tarija es una zona altamente vulnerable al cambio climático, debido a la escorrentía de sus terrenos. Debido a ello, han desarrollado muchos planes municipales de adaptación al cambio climático desde una lógica participativa. Miguel Ángel Moraga, gerente de Adiman, ha destacado este aspecto como relevante en sus visitas. De hecho, ha entendido la necesidad de replicarlo adaptándolo a nuestras necesidades. La clara tendencia desertificadora de nuestro país lo demanda.

Estos proyectos no tienen un impacto inmediato. Tampoco plantar viñas o almendros. Sin embargo, a la larga, todo da sus frutos.

Ilustración 6. Invernaderos construidos en Tarija (Bolivia), visitados en el año 2021 por Adiman. Fuente: Adiman

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