Doctor en Filosofía y letras, Historia del arte por la Universidad Autónoma de Madrid. Autor de numerosas publicaciones tanto artículos como libros, es uno de los mayores estudiosos de la historia de la ciudad de Cuenca. Entre ellos, es el único que ha profundizado sobre la primera representación ilustrada de la ciudad. Se realizó en 1565 por el pintor Anton Van den Wyngaerde bajo el reinado de Felipe II. Todo ello queda minuciosamente abordado en sus libros La vista de Cuenca desde el oeste, 1565, de Van de Wyngaerde (2003) y La vista de Cuenca desde la hoz del Huécar, 1565, de Van de Wyngaerde (2006). Ambos publicados por la Diputación Provincial de Cuenca.
En 1565 se toma la que podría denominarse la primera fotografía de Cuenca desde el oeste. Su autor y dibujante, Anton van Wyngaerde, perteneciente a la corte de Felipe II. ¿Qué Cuenca se ve desde esta panorámica del oeste?
La Cuenca que reproduce el autor la toma desde una zona en la que él considera que puede reflejar toda la ciudad, aunque es una vista construida. Es decir, a diferencia de la vista desde el Huécar, que tiene un punto determinado y la representa tal y como la ve, aquí lo que hace es ensamblar una serie de puntos distintos que luego ensambla en el taller.
El artista trabaja desde la zona de los actuales institutos, donde se encontraban edificios como la Cruz del Bordallo. Desde ahí, por ejemplo, no podía ver lo que ocurría en carretería y, sin embargo, la representa. La zona de la entrada a Cuenca desde el centro peninsular por la zona del puente de San Antón es la que representa con mayor fidelidad desde su primer punto de observación: se ve el río, el puente y el camino de entrada a Cuenca por el antiguo Camino Real, actualmente la calle San Lázaro. Se trata de un área muy importante en la economía de la época porque es donde radican una serie de instalaciones molineras, batanes, ollerías…
La ciudad de Cuenca tenía en aquella época entre 12000 y 14000 habitantes. León, por ejemplo, tenía 5000. Es por ello que tenía representantes en Cortes, un Obispado potente desde el punto de vista económico y una importante industria.
La vista del oeste de Wyngaerde en parte está tomada desde el cerro de la Fuensanta y su entorno. Este mirador natural, hoy urbanizado con el estadio, la UCLM y los institutos, fue la entrada a la ciudad. ¿Qué encontrábamos aquí en aquella época?
Encontrábamos una zona mucho más despejada, por supuesto. Había una serie de edificios como el humilladero de la Cruz del Bordallo, alguna ermita, y también el convento de la Merced que estaba donde ahora se encuentra el campus de la universidad. Más adelante, entrando en la ciudad por el Camino Real, se encontraba el barrio de San Antón mucho más reducido, pues eran casas adosadas a los lados de dicha vía, también los hospitales de San Lázaro y San Jorge, el de San Antón, la ermita de Nuestra Señora del Puente, y por supuesto el puente de origen islámico.
La importancia de este barrio arrabalero era profunda en la sociedad conquense: la entrada a la ciudad, oficios artesanales y en esa época destaca la función asistencial ¿Qué labor jugaban los hospitales?
Estos tenían una evidente labor asistencial muy especializada en el caso de San Antón, aunque también se atendía a los pobres en los otros dos. Era un importante núcleo hospitalario, pero también devocional en la propia ermita del puente. Esta es muy distinta a la iglesia actual en la cual se han fundido las dos advocaciones. Por eso la llamamos Nuestra Señora de la Luz y de San Antón. El culto a la Virgen de la Luz es más tardío, del siglo XVIII, cuando Martín de Aldehuela construye la iglesia. En el dibujo de Wyngaerde se observa muy bien como hay dos puertas, una a cada edificio.
En el dibujo de Wyngaerde, cruzando el puente de San Antón, se abre el conglomerado de la ciudad. En esas fechas del siglo XVI y ya desde el siglo XV , Cuenca vive su edad dorada ¿Qué provocó este esplendor a Cuenca?
Hay un crecimiento que es generalizado en otras ciudades de España. En el caso de Cuenca desde el siglo XV se documenta un aumento poblacional extramuros hacia Carretería o el Campo de San Francisco, lo que nos revela un crecimiento económico. La ciudad destaca en una serie de sectores como la industria textil, su representatividad en las Cortes, el Obispado… Hay toda una serie de rasgos que nos indican que es una ciudad que destacaba en diversos aspectos. Estamos ante la edad de oro de Cuenca.
Los dibujos de Wyngaerde hay que tomarlos como documentos históricos. Nos ofrecen una vista completa de la ciudad donde se puede apreciar la pujanza de la ciudad en aquellos momentos.
No se puede comprender la poderosa industria textil sin la gran importancia de la lana conquense. Todo comenzaba con el pastoreo y el proceso del esquileo. ¿Cómo y dónde se distribuían los ganados y estos centros de esquileo en la Serranía de Cuenca?
Es otro de los factores que muestran el desarrollo económico conquense: los rebaños, los ganaderos, propietarios como los Carrillo de Albornoz… La lana era un elemento fundamental en la España de aquellos tiempos.
Tras la preparación de la lana, se llevaban a cabo numerosos pasos hasta convertirse en un paño. ¿Qué importancia tenía la ribera del Júcar en el proceso manufacturero de paños?
La ribera del Júcar ha sido clave para el desarrollo de la ciudad. A mí siempre me ha llamado la atención que determinados autores vienen a decir que la ciudad surge en el castillo y que luego se va extendiendo hacia abajo, siendo en la Baja Edad Media y con el desarrollo de la industria textil cuando llega a la zona del Huécar, construyéndose parroquias como El Salvador y saltando fuera de las murallas hasta el llano. Sin embargo, el centro neurálgico en torno al Júcar ya existía en época musulmana. Por ejemplo, la parroquia de El Salvador es tan antigua como San Pedro, y se encuentra mucho más abajo. Otro tanto ocurre con las murallas, que ya se encontraban a lo largo del Huécar en la misma época. Es evidente que la ciudad alta se encontraba conectada con este centro económico, como también lo son las huertas de la zona de Carretería, el convento de San Francisco o la isla de Monpesler, así como con el río Moscas.
Uno de los lugares donde se situaron lavaderos como el de los genoveses y batanes como el de la Noguera fue en la desaparecida isla de Monpesler que ya pocos conquenses conocen ¿Dónde se situaba esta isla y que representaba?
La isla de Monpesler se formaba con el caz de los molinos. En la zona de la Fuensanta salía uno de estos canales, donde se hallaba el lavadero de lana de los Genoveses -que también aparece en las vistas de Wyngaerde-, que iba a parar a lo que ahora es el parque del Vivero y enlazaba con el propio Moscas. Estaba contorneada por el río y por este caz, formando una zona de huertas muy fértil que ahora se encuentra desaparecida por el propio desarrollo urbano. Ahí se encontraba el convento de los Carmelitas Descalzos, en lo que ahora es la glorieta y puerta principal del parque de Santa Ana. De hecho aún se pueden ver parte del caz hoy en día.
Cuenca, en gran parte gracias al Júcar, fue una industria textil de primer orden durante los siglos XV y XVI ¿Cómo es posible que se haya olvidado todo lo que el Júcar nos ha dado?
Eso depende de la visión que cada uno tenga sobre su propia historia. Es algo que no suele estar entre las preocupaciones de la gente. Es una pena porque creo que la historia y el patrimonio hay que conocerlas y valorarlas. Pero, en cualquier caso, se ha puesto en valor de diversas maneras aunque la propia evolución de los tiempos haga que ciertas cosas vayan decayendo y otras las sustituyan.
Ha cambiado también la visión de la propia ciudad. Imaginemos las maderadas, un espectáculo del conservamos incluso fotografías y que ya recoge Wyngaerde, y cuya importancia es manifiesta debido a la infinidad e importancia de edificios a los que iba dedicada la materia prima, por ejemplo El Escorial.
Otro ejemplo es la presa de San Antón, que ya existía en época musulmana. Por lo tanto yo la veo como un elemento patrimonial, como un monumento. Y eso sí que es importante que la gente sea consciente de ello. Lo mismo ocurre con la Albufera y el posterior puente de la Trinidad, bajo el cual se hallaría un dique que se cerraba en caso de ataque enemigo.
También, donde hoy día está el edificio Gil de Albornoz, es donde se encontraba el convento de Nuestra Señora de la Merced que a finales del siglo XVII se trasladó a su ubicación actual.
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E’ bello poter ripercorrere la storia di una città anche attraverso la sua rappresentazione grafica.
Si può capire, dai suoi insediamenti del passato, lo sviluppo della stessa con maggiore cognizione di causa.
Molto bello.
Noi, in Italia, lo abbiamo potuto fare con il Canaletto…