ENTREVISTA A JESÚS DE LA HOZ

ENTREVISTA A JESÚS DE LA HOZ

Vecino de Uña, Jesús de la Hoz es uno de aquellos que atesora en él recuerdos y conocimientos hoy condenados al olvido. La Uña de su infancia y juventud, los oficios ya desaparecidos y la oportunidad de poner todo este patrimonio cultural en valor serán el “late motiv” que nos guiará en la conversación.

EL PUEBLO: AGUA Y MADERA

¿Qué recuerda de Uña en su niñez?

Recuerdo cuando íbamos al colegio, que estaba dividido en chicos y chicas. Entonces se estudiaba lo básico ya que las familias, los padres, te mandaban a trabajar para ganarte el jornal. Entonces eran los forestales los que llamaban a la gente. En aquel tiempo había un par de cuadrillas y subía todas las mañanas, con 14 años, por el Escalerón a realizar mi trabajo. A las 8 tenía que estar hasta las 5 de la tarde. Parábamos a comer. Recuerdo que llevábamos unas caballerías, macho o yegua, y bajamos algo de leña para calentar la casa en invierno y me ayudaban a cargar el macho porque yo no podía. Imagina que pequeño era. La juventud: poca. Se trabajaba los sábados y los domingos te mandaban con las ovejas  o al huerto. La juventud ha sido trabajar. 

 

¿Qué significaba el Júcar para ti? 

Pues era mi única diversión y ocio. Me aficioné a la pesca a los 15 o 16 años con los forestales que trabajaba. El día que tenía libre cogía mi caña e iba al Júcar.

 

El Júcar en otro tiempo sirvió como carretera de la madera. ¿Recuerdas vivencias o historias sobre las maderadas por el Júcar? 

Recuerdo de oídas sobre el cable de transporte de maderas. Que traían los troncos con caballería y carros al cable y luego la echaban por allí hasta al pueblo donde se descargaba. Después, la madera iba con caballerías hasta la laguna y luego, por el canal hasta Villalba. Pero yo ya no lo vi… sólo me lo contaban. 

Y la madera, transportada por el río luego por camiones, procedía de los anchos montes aledaños. ¿Qué ha representado y cómo se ha trabajado la madera a lo largo de la historia?

En mi caso, cuando trabajaba con los forestales en los montes, para las talas de madera había seis o ocho maderistas, muchos de ellos del pueblo de Valera de Abajo. Hoy sólo quedan tres o cuatro. Para entonces, la prevención de incendios se hacía todo el año y en todas las zonas, ya que había mucha subasta de madera y muchos despojos. Después la leña se quemaba toda, no quedaba nada.  El monte estaba mucho más limpio que ahora y, a mi parecer, había menos incendios que ahora.

Estos montes han destacado por la explotación maderera. ¿Qué papel han jugado los aprovechamientos resineros en el entorno de Uña?

En el monte de Uña no ha habido explotación resinera. En el paraje conocido como “El Entredicho” en Tierra Muerta, sí se ha trabajado y aún quedan algunos pinos marcados.

Por otro lado, uno de los aprovechamientos era la obtención de la pez en los hornos conocidos como pegueras. ¿Cuántas había en el pueblo y hasta cuándo funcionaron?

Recuerdo que había dos pegueras y cómo preparaban las teas. Se traían los troncos viejos o  “ceporras” de los pinos. Las desenterraban, las traían, hacían “astillejas” y luego al horno donde se quemaba. Luego la pez servía para marcar el ganado y por ejemplo, recuerdo marcar con mi padre en las parideras con el mismo número la madre y el cordero. Luego se prohibió y se cambió a pintura negra. También tengo el recuerdo de un señor de Villalba que venía a por pez.

 

INFANCIA: PASTOR Y GANADERÍA TRADICIONAL

Dentro de una familia ganadera, trabajaste como pastor. ¿Qué representaba la ganadería en Uña? ¿Cómo era la vida, el día a día, de un pastor en estos parajes serranos?

Pues si entonces estábamos ciento y pico vecinos, pues había 6 u 8 personas que se dedicaban a la ganadería. De primavera a otoño, bien. En invierno, se padecía mucho. Justo donde estamos ahora mismo, había una cuadra donde teníamos ovejas.  En invierno para bajarlas al abrevadero, donde está hoy el frontón, había que abrir camino entre la nieve para que pudieran pasar. El ganadero que tenía buen refugio, muy bien. Los que no tenían, padecían. En la solana que va de Uña a la Toba había 3 o 4 tinás o cuevas para guardar el ganado en invierno. Y todos los días, con lluvia o con sol, tenía que volver a darles de comer. Luego en verano, las ovejas quedaban sueltas.

Si te dijéramos la Hoz de Garcielligeros, ¿qué recuerdos te vienen a la cabeza?

Esa zona quedaba un poco más lejos, pero sí íbamos alguna vez a las tinás que había. Como curiosidad, allí, en el paraje conocido como “Las Covatillas” hay una piedra donde hay muchas firmas de pastores. Algunas desde mil ochocientos y pico…

Cuenca ha sido históricamente referente en la ganadería y los productos textiles. ¿Se trabajaba o se comerciaba la lana en el pueblo? 

Aquí cuando se esquilaba la lana, venía gente de fuera y se llevaban las sacas de lana. Aquí hay un paraje conocido como El Batán pero no recuerdo ni conozco que haya sido utilizado como batán. Si he escuchado que en este paraje hay unas cuevas que decían que utilizaban los obreros que trabajaban en la construcción de la laguna y el embalse.

También, al igual la importancia de las vías pecuarias y trashumantes. ¿Hay algún enlace trashumante en Uña?

Bajaban a buscar el  ramal hacia la zona del Ventorro por donde iba la vereda. Es probable que desde aquí hasta el ramal fueran por donde mejor fuera el ganado. Mi padre bajaba andando pero luego ya se ha bajado el ganado en camiones.

 

LA LAGUNA Y VESTIGIOS ETNOGRÁFICOS

Años después, desarrolla labor en la Delegación de Agricultura realizando trabajos en la Piscifactoría, entre otros, en el Rincón de Uña. ¿Qué siginifica este paraje y qué recuerdos tienes de la laguna?

El agua, aunque tiene cal, es un manantial que nunca se ha secado. El rincón, por estar entre dos riscos, es un buen lugar. También señalar que el arroyo siempre se ha conocido como “el caz”. La laguna, antes de hacerla artificial, dicen que era una “laguneja” rodeada de huertas. La laguna que hoy vemos se construyó en 1924. Entonces todas las huertas se perdieron y también dicen que había una laguna flotante que yo no llegué a verla nunca. Hay historias sobre ellas e incluso un cuento sobre un monstruo que había en la laguna.

Hasta hace poco, el ser humano y su entorno estaban conectados, en armonía, en su día a día. Diversos oficios tradicionales que se valían de los recursos minerales y naturales del entorno. ¿Cuáles de estos elementos podíamos encontrar en Uña hace apenas 50 años?

Tal como había comentado, había una calera en dirección a Las Majadas, en el primer puente antes de llegar a las pozas del Arroyo de la Madera. Aún se conserva la piedra blanca quemada.  Luego, en la finca del Rincón del Juez, donde antes teníamos un pedazo de tierra para sembrar cereal y allí, había un tejar. Quedan cascotes de tejas y además el material está allí cerca que, curiosamente, el paraje se llama La Tejera.

 

¿Y canteras?

Había una cantera en el paraje de La Herrá que quizás se hizo hace 50 años. Creo que estaba orientada para la construcción de carreteras. Estuvo en funcionamiento durante 5-6 años.

 

Y, ¿había hornos de pan?

Hace 50 años había dos hornos, de dos familias. Uno estaba en la plaza y el otro, bajando por la calle Cantón. Si recuerdo bien, estuvieron en funcionamiento hasta hace 60 años más o menos.

 

Cerca del pueblo, hay un elemento prácticamente desconocido y, sin embargo, muy llamativo: unas tumbas. ¿Qué sabemos sobre este hallazgo?

Me acuerdo de verlas cuando iba de pastor. Hay una o dos al lado del pueblo. Y luego subiendo a la toba, en el paraje de La Malena, hay otras dos o tres.  Entonces no le das importancia, porque imagina que con 14 años ni pensabas que era aquello. Podías pensar que era un aljibe para el agua. Pero hoy en día sí, parecen ser unas tumbas de época visigoda.

Por último. ¿Qué futuro le ves a estos pequeños pueblos serranos?

Como la mayoría de los pueblos, mucha gente pasaba hambre y había mucha miseria. Hoy no podemos decir que vivimos peor, porque vivimos mejor que entonces. La gente era más feliz que ahora porque era su modo de vida y ya está. Ahora somos malos.

 

Nosotros hemos segado, trillado, labrado… veíamos que venía una tormenta y la gente nos ayudaba. Sin ser familia ni nada. Ante un compromiso, nos ayudábamos. Hoy en día, ya no lo sé. Ha cambiado todo mucho…

Deja una respuesta