“Menos tu vientre todo es oculto, todo postrero, polvo sin mundo. Menos tu vientre claro y profundo”. Con esta desgarradora delicadeza, Miguel Hernández expone a la mujer y el parto como piedras angulares del ser humano y dadoras de luz y sentido a la vida misma. Escrito en medio de una devastadora guerra civil, el escondite del vientre de su mujer representa la claridad inocente, el infinito vaivén de los ciclos naturales, el halo de esperanza, el epicentro de la propia vida. Es un canto a la mujer y a esa oculta oscuridad donde la ha situado la Historia.
Desde la aparición de las religiones monoteístas, la sociedad occidental ha sido estrictamente patriarcal y la mujer y su rol social ha estado en segundo plano. La mujer ha sido la costilla rota de un Adán hecho a imagen y semejanza de Dios. Un trozo de carne como vehículo para tener hijos, criarlos y mantener la descendencia. Mientras los hombres se ocupaban de los asuntos sociales y políticos, a las mujeres les quedaban las cuentas del rosario. Es por eso que su estela aún tiene aroma de domingo e incienso. Además, los cinturones de castidad, los matrimonios de conveniencia y una vida sumisa bajo el yugo del marido las convertían en algo más parecido a una mercancía que a un ser humano con derechos.
La mujer ha sido el silencio, la página en blanco, los ojos vidriosos y la boca pequeña, las noches sin dormir, el peluche y muñeca hinchable, el sudor, la templanza, el trapo en el batán y la canasta de improperios. La mujer ha sido la guardiana del hogar y el cepillo del nido; agricultora y ganadera; protectora y maestra de los hijos; y el incesante intento de buscar en la sencillez de las pequeñas cosas la felicidad y el sentido de la vida.
Sin embargo, no siempre ha sido así. Aunque existe mucha controversia sobre si han existido sociedades matriarcales o no, el papel de las mujeres ha sido esencial, respetado y valorado. Es muy probable que fueran las mujeres, mientras los hombres iban en busca de bisontes y ciervos, quienes cuidaran el eterno fuego del hogar e inventaran la agricultura. En otros casos como las sociedades con religiones politeístas las mujeres, aunque privadas de los asuntos políticos y jurídicos, jugaban un papel importante como sacerdotisas, dirigiendo sacrificios y rituales. También como propias diosas. Ejemplos buenamente conocidos de la mitología grecorromana son Atenea y Minerva, diosas de la sabiduría; Démeter y Ceres como la diosa de la agricultura, las cosechas y fecundidad de la tierra. A través del tiempo, culturas como la espartana fueron matrilocales1; la lidia llevaba el nombre de las madres o la astur donde los hombres fingían el dolor del parto. Algunos ejemplos matrilineales2 aún perduran en sociedades actuales como las Minangkabau de Sumatra, Akan de Ghana o Mosuo entre China y el Tíbet.
Y de un tiempo a esta parte, parece que la situación está cambiando. Las revoluciones industriales, tecnológicas y la muerte de un Dios asesinado por la ciencia y la mano invisible del mercado han vuelto a visibilizar y humanizar el papel de la mujer en la sociedad. La educación, la política, la economía y los grandes sectores vuelven a contar con representación femenina, consiguiendo alcanzar, en muchos ámbitos, el papel que la Historia y la religión le habían arrebatado Aun así, queda mucho por hacer. Aunque a escala social se han logrado grandes progresos, el machismo se resiste a descostrar de la vida privada y del subconsciente. Aún son muchos los que siguen creyéndose ese Adán tocado por la mano de Dios y que poseen esa putrefacta autoridad para imponerse sobre los derechos de la mujer..
Desde Los ojos del Júcar queremos reivindicar su memoria, su amor y su lucha. Expresar que no sólo es necesario un cambio legal en la igualdad de género, también debe haber un cambio de actitud y comportamiento dentro de la sociedad. Queremos erradicar de una maldita vez por todas cualquier signo de violencia verbal o física. Por ello, este número está dedicado a aquellas que vivieron en esa oculta oscuridad, que nunca pudieron cumplir sus sueños ni decir lo querían decir, que nunca dejaron de amar sin recibir amor y que exprimieron todo el cariño que tenían para darlo sin reciprocidad. Por todas las que estuvieron, están y vendrán. La mujer es vida y es futuro.
1 Dicho de una organización social: Que se basa en el predominio de la línea materna. Fuente: RAE
2 Modo de residencia que consiste en que una pareja casada pasa a vivir en la casa de la familia materna. Fuente: Oxford Languages
Espacio de encuentro entre miradas donde repensar el futuro de nuestras tierras y territorios.
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