Ana Esteban García
ARMH Cuenca
Desde 2004 ARMH Cuenca trabaja en la recuperación de la memoria histórica conquense, habiendo trabajado también en Guadalajara, Albacete y Toledo. A pesar de ser una asociación pequeña la actividad ha sido constante, habiendo llegado a exhumar entre otras la mayor fosa común de Cuenca, la Tahona de Uclés. Además, ha instalado varios memoriales en recuerdo de las víctimas de la represión franquista, como ejemplo el del cementerio municipal de Cuenca. Desde 2011 trabaja incansable para la recuperación y dignificación del Hospitalilllo de Tarancón, vinculado a las Brigadas Internacionales y en el estudio de la sanidad militar durante la Guerra Civil.
Se incluyeron los nombres de deportados en los memoriales de Villarobledo (2010) y Tarancón (2016). En 2017 Helena Guillén, bisnieta de Dositeo Moreno taranconero asesinado en Mauthausen, contactó con la asociación para poner una placa frente a la que fue su casa. Y con ese impulso hemos solicitado la colocación de 9 placas más en nuestra provincia, Cuenca capital incluida, con el fin de honrar su memoria y de una forma simbólica traerlos de nuevo a sus pueblos. En 2020 iniciamos una investigación sobre los conquenses deportados, cuya primera parte se publicará en breve; sirva este artículo de preámbulo.
A través de estas líneas pretendemos dar luz a este capítulo de nuestra historia y que el lector comprenda que los campos de concentración nazis no son algo lejano y ajeno a nosotros, sino que parte de la historia de nuestros pueblos está escrita en esos muros de la ignominia de la humanidad. Casi 100 conquenses fueron deportados a estos campos, contar las vicisitudes de este capítulo de nuestra historia sería largo y complejo, así este es nuestro pequeño aporte para darles un poco de la luz que se les ha negado durante tantos años.
De los campos de concentración nazis todos hemos oído hablar, pero de cómo llegaron los españoles a ellos…
El exilio…
La mayoría de los deportados fueron combatientes del EPR (Ejército Popular de la República) que se exiliaron a Francia en la Retirada de febrero de 1939. Recluidos en los campos de concentración franceses (degradante el trato con el que recibieron a los casi 500000 españoles que buscaron en la libertad, igualdad y fraternidad francesa un brazo amable que les acogiera en la derrota, internados en campos rodeados de alambradas, sin medios sanitarios, alimentación ni higiene de ninguna clase), allí fueron presionados para regresar a España, para alistarse en el Ejército francés o bien en las recién creadas CTE (Compagnies de Travailleurs Espagnols).
Unos 55000 españoles optaron, y quizá sea un eufemismo elegir este verbo ya que fueron presionados casi hasta la movilización forzosa, por enrolarse en las CTE. Formadas por grupos de 250 españoles fueron destinadas a trabajos industriales o agrícolas ante la falta de mano de obra nativa causada por la movilización general tras la declaración de guerra, o bien para prestar servicios al Ejército, principalmente en la Línea Maginot, dónde caerían prisioneros de los alemanes en junio de 1940.
La mayoría de nuestros deportados recorrieron este periplo, pero no es un itinerario único, por ejemplo, todos hemos oído hablar de Dunkerque, pues allí cayeron prisioneros varios de los nuestros. Otros eran civiles integrados en la sociedad francesa, que fueron detenidos y deportados sobre todo a partir del año 1943 por actos de resistencia. No hay un patrón único y es a través de la investigación documental que podemos intentar reconstruir el recorrido vital de cada uno de ellos.
La España que dejaron….
Ellos no volvieron porque no podían, mientras estos soldados desechos y rotos, muertos de hambre y frío cruzaban los Pirineos, en España el dictador promulgaba la Ley del 09/02/1939 de Responsabilidades Políticas y los Consejos de Guerra Sumarísimos y fusilamientos se extendían por la España “liberada”, ya no cabía esperanza ninguna de una paz limpia de sangre para ellos. Hemos encontrado Consejos de Guerra incoados a sus nombres, Expedientes de Responsabilidades Políticas, causas abiertas en el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, fichas, referencias en las Causas Generales… Y hay que contar con dos puntos, a los “ausentes” no se les solía incoar responsabilidades y que no se conserva toda la documentación generada por el aparato represor.
Todo esto viene a explicar que no se encontraban en Francia fruto de la casualidad, se exiliaron a Francia porque aquí solo les esperaba la venganza, salieron de España por Franco, no volvieron por la misma razón al término de la Guerra, fueron maltratados en Francia por ser españoles, y fueron despojados de su condición de prisioneros de guerra tras la caída de Francia por la misma razón. La deportación a los campos nazis y la relación directa que tuvo Franco y su germanófilo cuñado Serrano Suñer daría para otro artículo completo.
Los deportados…..
Desde Belinchón hasta Valdemeca, desde El Pedernoso a Ledaña, nuestra geografía está plagada de ausencias, de familias rotas y de olvido. En un censo que aún no está definitivamente cerrado encontramos mayoritariamente jornaleros solteros de entre 25 y 30 años. El origen rural es el claramente predominante, solo 1 había nacido en la capital de la provincia, por el contrario, tenemos el caso de Buendía que en el año 1930 contaba con poco más de 1500 habitantes y tuvo 7 vecinos deportados, el caso de Altarejos que rozaba en el mismo año los 900 habitantes con 3 deportados, y así una larga lista de pequeños municipios.
Encontramos conquenses que ya en el inicio de la guerra residían fuera de la provincia, en 1936 encontramos a algunos de los nuestros en Granada, Valencia, Madrid o Barcelona. El sino de la emigración ya estaba en nuestra provincia.
Pongamos solo algunos nombres sobre la mesa, Aurelio del Horno, natural de Carrascosa del Campo, miliciano combatiente desde octubre de 1936, sobrevivió a Mauthausen y nunca volvió a España; Alberto Palomino, natural de Buendía, mecánico aviador desde 1923, se mantuvo leal a la República, en España le esperaba una mujer, una hija y un Consejo de Guerra, nunca volvió de Dachau; Justiniano Triguero y Joaquín Triguero, padre e hijo, no salieron con vida del campo de Gusen, nadie pudo consolar a esa viuda y a esa madre que se quedó esperando en Tarragona su regreso. Así hasta casi 100 historias, vidas truncadas y cruelmente olvidadas.
Cae Francia y la suerte de los nuestros cambia….
Como prestatarios de las CTE fueron diseminados por toda Francia, como hemos dicho antes principalmente en la Línea Maginot, una suerte de Gran Muralla que estaba ideada para contener una posible invasión alemana tras la I Guerra Mundial, lo que los franceses pensaban que sería infranqueable se convirtió en una ratonera y en un sálvese quien pueda. La mayoría de las fechas de captura de los españoles son en torno al 20-24 de junio de 1940, Francia había caído y los miembros de las CTE pasaron a ser prisioneros de guerra del Ejército Alemán. Aún su suerte se truncaría más.
La Wehrmatcht era la responsable de esta red de campos instalados por todo Centroeuropa en una demostración de eficiencia alemana, con una férrea disciplina que nunca se convirtió en violencia habitual, una alimentación poco variada pero no escasa. Es en estos centros desde donde algunos mandaron sus últimas cartas. He llegado a leer las palabras de un superviviente que decía que en estos centros llamados Stalags era donde mejor había sido tratado desde que cruzó la frontera francesa en 1939.
Si bien desde agosto de 1940 se empieza a deportar españoles a los campos del Reich, después de la visita de Serrano Suñer a Alemania en septiembre de 1940, se vaciaron de forma sistemática los Stalags de españoles, como “Rotspanier” fueron separados del resto de prisioneros y enviados a Mauthausen. Allí, pasaron a manos de los SS, perdiendo por completo su identidad, su imagen, su nacionalidad y convirtiéndose en una masa uniforme de trajes rayados, identificados por un número de matrícula que sustituirá a su nombre y encima de esta, el triángulo azul de apátridas. Ya no tienen país, ya no tienen nombre, ya no son nadie, solo les queda el trabajo como vehículo hasta llegar a la muerte.
Este es el periplo que recorrieron este primer grupo de conquenses, desde agosto de 1940 hasta mayo de 1941 no dejaron de llegar a Mauthausen convoyes con nuestros paisanos, una vez en este campo el flujo hasta Gusen tampoco cesó.
Los Triángulos Rojos…
Y es que la deportación española viene a tener dos tempos, el caso de los prisioneros de guerra, despojados de esta condición y deportados como triángulos azules; y el grupo de los resistentes, de casuística y periplo mucho más variada, de inferior número, y que ya no son solo deportados a Mauthausen y Gusen, sino que son llevados a otros campos como Dachau, Buchenwald, Flossenburg o Neuengamme, este segundo grupo está formado por prisioneros políticos, de ahí su triángulo rojo.
Se trata de hombres, en el caso de nuestra provincia no hemos encontrado ninguna mujer, que principalmente por actos de resistencia son detenidos por la Gestapo, encarcelados y posteriormente deportados a campos de concentración. En este segundo grupo el porcentaje de supervivencia es mayor al de los triángulos azules, los campos están llenos de mano de obra esclava y el Reich la necesita para mantener el pulso de la guerra, así pues, en estos campos se dedican a trabajar para fábricas armamentísticas, industria química, aeronáutica…
Pinceladas del exilio….
No solo nuestros deportados cruzaron los Pirineos en busca de la salvación, tenemos datos de unos 300 conquenses más, cifra que con total facilidad se pueda duplicar con un trabajo exhaustivo. Muchos se vieron obligados a realizar trabajos forzados en la organización Todt, hubo conquenses en la resistencia luchando junto a los franceses por la liberación de Francia, conquenses de los que se pierde la pista en las CTE o los Stalags, muertos en los campos franceses…
El exilio conquense tras la guerra es un campo virgen que necesita de trabajo y concienciación para dar luz a las vidas de todos esos paisanos. Cada uno de ellos es una ausencia más que debe ser compensada mediante el recuerdo y el honor que durante 80 años se les ha negado.
Que ASCO! 😱 Esos militares traidores a la República que dieron el golpe de estado creando la guerra, espantóso como mataron a los pobres republicános, gente normal y corriente,campesinos,ciudadanos,militares, hombres,mujeres y niños, como puede haber seres humanos tan malos con esos instintos como el general Mola,Quipo de Llanos, Francisco Franco, Sanjurjo, la maldad también de los falangistas, que asesinos y por desgrácia sus descendientes,creo que tiéne haber una reparación y tendrán que pedír perdón, sacár a los pobres muertos de las cunetas y enterrarlos, que sus familiares vean cumplido el poder ver a los familiares muertos y por fin que se vea cumplido el deseo de poder enterrarlos en los cementerios con sus familiares. Que pena que en una España la mitad sean personas normales y la otra mitad fanáticos religiosos,militares llenos de sed de sangre. ✊❤️💛💜
Me ha encantado su artículo. Solamente una pequeña corrección. La E del acrónimo CTE no se corresponde con Espagnols, sino con Étrangers (CTE = Compagnies de Travailleurs Étrangers).
Gracias por el aporte y la interacción Jesús Mari, pero en la documentación original que queda sobre las CTE’s en el Chateu de Vincennes (SHD) se sorprendería al ver que son referidas tal y como indico en el artículo, no cabe el debate en este aspecto.
A posteriori el Estado francés uso el Etrangers, incluso a partir de la caída de Francia, en Vichy ya se denominó GTE (Groups Travailleurs Etrangers) a las agrupaciones que Petain creó en la misma línea. Pero en los años 1939 y 1940 a los que hago referencia, las compañías en las que prestaron servicio los españoles eran eso, de españoles, y ese nombre recibieron.
Me alegro que le haya gustado el artículo.
Saludos!