María Jesús Lopez, natural Villaescusa de Haro, fue la primera mujer en entrar en el cuerpo de Agentes forestales de Castilla La Mancha. Lo hizo en el año 1986, solo tres años después de que lo hiciera la primera mujer a nivel nacional, cuando la presencia femenina en el cuerpo era una rareza, su porcentaje no llegaba al 1%.
Aunque la existencia de este cuerpo de servidores públicos de defensa del medioambiente contaba ya con 140 años, a las mujeres le estaba vedado el acceso, solo se permitía a los hombres con el servicio militar cumplido, requisitos que contradecían el principio de igualdad, recogido en la Constitución española, aprobada en 1978.
Maria Jesús López contaba con el precedente de Carmen Orellana, que habiendo aprobado las oposiciones y habérsele negado la plaza, presentó un recurso de inconstitucionalidad y lo ganó. Desde entonces, era posible acceder al Cuerpo, sin embargo, no era usual. Hizo falta que mujeres valientes como nuestra villaescusera desafiara prejuicios de género para vencer los obstáculos que impedían su entrada en esta profesión, que hoy recibe el nombre de agente medioambiental, funcionarios públicos que ostentan la condición de Agente de autoridad y que desarrollan las funciones de vigilancia, protección y custodia de los terrenos y bienes públicos.
Se necesitaba tener una verdadera vocación, tan grande como la tenía María Jesús, para abrirse camino en una profesión tan masculinizada, todavía hoy. En la actualidad, de los 6000 agentes medioambientales para toda España, solo 500 son mujeres. La cifra no cambia mucho en nuestra región, en la que la presencia femenina en el cuerpo no llega al 6 %. Como dice un artículo escrito con motivo de la entrega de este premio: “Aunque el acceso al cuerpo se rige por los valores de igualdad, mérito y capacidad, sin más distinción, estas cifras dejan en evidencia que es necesario realizar cambios.”
Actualmente en Castilla La-Mancha son 31 el total de mujeres Agentes Medioambientales, aproximadamente un 6% del total de efectivos.
Si tenemos en cuenta que la primera mujer que entró en un cuerpo parecido de defensa del medioambiente en Estados Unidos fue en 1918, nuestro retraso es evidente. Lo mismo que la lentitud en alcanzar la paridad. El número de mujeres agentes medioambientales en Castilla La Mancha es solo de treinta y una.
Tanto las mujeres como los hombres de esta profesión se quejan de la insuficiencia de plantilla. En una provincia como la nuestra, con tanta extensión de montes y zonas rurales, vendría muy bien que se aumentase el número de agentes, cuyo número total de plazas no llega a las setecientas, pese a la importancia y magnitud de sus funciones, entre las que están la educación ambiental (charlas y talleres en los centros educativos, salidas al campo con los niños), conservación de la biodiversidad, vigilancia de montes, detectar y prevenir incendios, intervenir en emergencias medioambientales como fuegos, búsqueda de desaparecidos, etc.
María Jesús era consciente de lo vital y necesario que era su trabajo para la sociedad y para el planeta. Amaba la Naturaleza y cumplió su sueño de defenderla cada día, trabajando al aire libre, en el campo, codo a codo con sus compañeros, pese a tener que sortear algún comentario machista y la incomprensión de una sociedad que era mucho menos igualitaria que la actual. Fue feliz en una profesión con la que llevaba a cabo los objetivos del artículo 45 de la Constitución, respetar la Naturaleza y procurar que las generaciones futuras puedan disfrutar de un medioambiente adecuado.
Su hija, que recibió la placa del Premio póstumo regional de Medioambiente 2022 al trabajo de su madre, de mano de las autoridades, mostraba su satisfacción y su orgullo, los mismos que tenemos las amigas que la conocimos y fuimos a la escuela con ella. Y como le pasaría a su madre si la hubiera podido escuchar, quienes fuimos sus amigas nos emocionamos al leer las palabras que Elisa ha escrito con motivo de este premio, y que compartimos: “El camino que abrió en la región mi madre sigue visibilizando la necesidad de seguir avanzando en igualdad de género en nuestro país y este reconocimiento es también para la lucha diaria de todas las agentes medioambientales por abrirse paso en un ambiente laboral que como a tantos otros sigue estando masculinizado, las mujeres siguen siendo una minoría con los obstáculos que esto implica.”