Fue en las elecciones generales del año 1933, las segundas que hubo durante la República, cuando las mujeres ya podían votar, gracias a la campaña a favor del voto realizada por Clara Campoamor dos años antes. Se había conseguido el voto femenino, gracias al apoyo recibido por el Partido Socialista en el Parlamento, y ahora había que convencer a las mujeres para que votaran.
Era la primera vez que se presentaba en Cuenca una mujer en una candidatura electoral. La primera y la única durante mucho tiempo, hasta la llegada de los socialistas en 1982, más de cincuenta años hasta que otra mujer cogiera el relevo.
En aquel momento, en toda España, no había nada más que tres mujeres diputadas en las Cortes, elegidas en las primeras elecciones de 1931: Margarita Nelken, Clara Campoamor y Victoria Kent. Ninguna de ellas era representante por Cuenca. En nuestra provincia no había ninguna mujer en la política, ni elegida ni candidata. Por eso queremos recordar la importancia que tuvo la presencia de Carmen del Barrio en las listas electorales.
Las elecciones sirven para crear un clima de opinión en el electorado y, si en ellas hay presencia femenina, el papel de la mujer en la esfera social sale reforzado. La sola presencia de candidatas crea modelos válidos para otras mujeres y abre perspectivas distintas al papel tradicional de la mujer como madre y ama de casa solamente.
No he encontrado ninguna biografía de Carmen del Barrio, pero sí referencias suyas en las vidas de sus compañeras de candidatura, María Lejárraga y Margarita Nelken, de donde he sacado información para este artículo. También se la cita en la propaganda electoral socialista de aquel año y en periódicos que se hacen eco de su intervención en mítines, los más famosos el del Teatro de La casa del pueblo y el del distrito de Buenavista, en Madrid.
En estas elecciones del 1933 el Partido Socialista presenta a tres mujeres que representan a los electorados de tres ciudades: María Lejárraga por Granada, Margarita Nelken por Badajoz Nelken y Carmen del Barrio por Cuenca.
María Lejárraga se presentó con los apellidos de su marido, María Martínez Sierra, por los que era más conocida. Hoy se sabe que era ella quien escribía la inmensa mayoría de las obras publicadas con el nombre de Gregorio Martínez Sierra: artículos de periódico, teatro, ensayo, zarzuela y novelas. Ya en su tiempo algunos lo sabían, pero ha hecho falta llegar a las biografías actuales que se han hecho de ella para conocer el ocultamiento de la autora o, mejor dicho, la usurpación de su autoría por parte de su marido. Margarita Nelken, la única mujer que repitió como diputada en las tres elecciones republicanas, era también un nombre conocido por su actividad política y literaria. Carmen era menos famosa; se sabe muy poco de su vida, ni siquiera aparece la fecha de nacimiento y muerte en las fichas que hay de ella de en los archivos del PSOE y en el Archivo histórico Nacional.
Sabemos que perteneció, como las anteriores, al Lyceum Club Femenino, organización presidida por María de Maeztu, creada por un grupo de mujeres intelectuales en 1926, con el objetivo de defender los intereses morales y económicos de las mujeres. Un propósito emancipador y de empoderamiento femenino que muy pronto se convirtió en una defensa de sus derechos. También hay constancia de su ingreso en la Agrupación Socialista Madrileña en 1931, junto a María Lejárraga.
Las tres políticas citadas son feministas y hacen uso de este término en sus mítines. En aquellas elecciones, algunas candidatas, además de participar en mítines generales de sus partidos, junto a sus compañeros masculinos, organizaron, al menos, tres mítines feministas en los que las protagonistas fueran ellas y los temas que trataron concernían especialmente a las mujeres.
Existe información de un mitin que dieron las tres en la Casa del pueblo de Madrid, el 27 de octubre de 1933, del que informa el periódico El Heraldo al día siguiente. Al mitin llevaron cuestiones que se debatían en el Lyceum. Entre otras, que la mujer pudiera disponer y administrar libremente su hacienda, que la madre tuviera igual derecho que el padre sobre los hijos, y que se reconocieran los mismos derechos a los hijos ilegítimos que a los legítimos. Otras reformas que pedían para mejorar la situación de las mujeres era que el Estado asumiera el deber de sostener a las madres solteras mientras criaban a los hijos, proveyéndolas de trabajos adecuados o medios económicos suficientes, y que se constituyera un cuerpo de personal femenino para cuidar a los hijos de las obreras en parques y jardines durante el horario laboral.
A ellas tres les tocó luchar contra prejuicios machistas de su época y estereotipos que denigraban su trabajo en pro de la igualdad. Margarita Nelken, en su libro “La Condición Social de la Mujer en España” (1919), defendió el uso de la palabra ‘feminista’ y escribió, en contra el estereotipo machista que difamaba este concepto, lo siguiente:
“Al oír la palabra feminismo, nadie piensa ya, en ninguna parte del mundo, en sufragistas más o menos caricaturescas. El tipo de la feminista de pelo corto, voz aguardentosa y andares de marimacho ha desaparecido para dejar lugar a la mujer fuerte que, en medio mundo, acaba de revelarse como verdadera compañera del hombre” (1919: 157)
La gran novedad de estos mítines en los que participó Carmen Del Barrio, junto a María Lejárraga, Margarita Nelken y Victoria Castro, fue que se dirigían a las mujeres pidiendo su voto para su partido por la política feminista que llevaba en su programa: reconocimiento de la igualdad de hombres y mujeres, revocación de algunas leyes que las discriminaban y políticas dirigidas a la educación y emancipación de la mujer. Entre otros puntos, la desaparición del Artículo 438 del Código que absolvían a los maridos que mataban a la mujer infiel y la posibilidad de que la mujer casada abandonara el domicilio conyugal sin poder ser obligada por su marido a volver.
También pedían que la mujer pudiera disponer y administrar libremente su hacienda, que la madre tuviera igual derecho que el padre sobre los hijos, que se reconocieran los mismos derechos a los hijos ilegítimos que a los legítimos, la ampliación del voto municipal a las mujeres casadas y otorgarlo también para las elecciones de diputados provinciales y a Cortes.
El mitin celebrado en el Círculo Socialista de Buenavista, uno de los distritos de la capital madrileña, tuvo la consideración de propaganda femenina socialista, y en él intervino Nelken, a quien precedieron en la palabra las otras dos oradoras, Carmen del Barrio y Victoria Castro.
Carmen pidió rendir un homenaje a Nelken por “la campaña de injurias y calumnias que contra ella han hecho por su labor a favor de los humildes campesinos de Extremadura. (Una imponente salva de aplausos impidió oír las últimas palabras)” [1].
María Lejárraga y Carmen del Barrio ya se conocían con anterioridad a estos mítines. Ambas pertenecían a la asociación creada por María en septiembre de 1931, la Asociación Femenina de Cultura Cívica. En ella se reunían mujeres obreras y de clase media para asistir a conferencias, talleres y cursos para su formación y emancipación. Los temas eran muy diversos: sexualidad, música, corte y confección, taquigrafía, idiomas, etc. También un curso preparatorio de Estudios Sociales, inaugurado por Fernando de los Ríos y Rodolfo Llopis (otra posible relación con la capital conquense de María, ya que Llopis había tenido un protagonismo cultural grande en esta provincia).
En las elecciones celebradas en Cuenca, Carmen obtuvo 16.873 votos, casi igual que su compañero de partido, Pedro Chico, y más que el otro compañero, Francisco Sánchez Llanes. Pero quien ganó las elecciones fue la CEDA, con Fanjul, Mendizábal, Cuartero, y demás próceres de la derecha muy conocidos.
Como dice López Villaverde, Carmen del Barrio será la única candidata femenina de la izquierda conquense durante la II República. No salió elegida, pero su programa se adelantó en varias décadas al de cualquier partido político que se precie de defender los derechos de las mujeres. Un hecho por el que las feministas de esta provincia deberíamos rescatarla del olvido y rendir homenajes a su memoria.
También la Derecha tenía mujeres activas pidiendo el voto para la CEDA, Confederación Española de Derechas Autónomas. En Cuenca, una organización llamada Acción Popular femenina, con la presidenta Carmen Paje Alique y Narcisa Morales, únicos nombres femeninos en la propaganda de esta Asociación entre más de quince masculinos. Se da la paradoja de que los oradores son todos hombres; por ejemplo, el de don Dimas de Madariaga, en un mitin en Almonacid del Marquesado, precedido de una misa. También se mueven en favor del voto de derechas los Comités de la Sección femenina, que organizaron mítines, también con oradores masculinos, en Olivares del Júcar el 4 de noviembre o en Belmonte, el día 5 del mismo mes.
La comparación de los programas electorales de los partidos que se presentaron en nuestra provincia, en lo referente al tema de igualdad entre hombres y mujeres, y la presencia de mujeres en las listas electorales, son un síntoma del progreso que simbolizaban unos y el retroceso en materia de igualdad y derechos humanos de otros, los que se impusieron por las armas y nos hicieron retroceder a las mujeres a cotas impensables en materia de derechos.
BIBLIOGRAFÍA
López Villaverde, Á. L. (1994). Cuenca durante la II República. Elecciones, partido y vida política [Tesis de doctorado no publicada]. Universidad de Castilla-La Mancha.
Montagut, E. (18/11/2018) El PSOE y la mujer en la campaña electoral de 1933. El Obrero
Villalaín García, P. (2013). Margarita Nelken: La elección parlamentaria de una diputada socialista en la Segunda República (Badajoz, 1931-1936). Revista de estudios extremeños, 69 (3): 1911-2002.
[1] Desconocido. (22/10/1933). Importante mitin de propaganda femenina socialista en el Círculo socialista de Buenavista. El Socialista. Accesible aquí: https://fpabloiglesias.es/wp-content/uploads/hemeroteca/ElSocialista/1933/10-1933/7711.pdf