LAS CONQUENSES ILUSTRES XI: Eulalia Lapestra Rodríguez, secretaria de la Residencia de Señoritas.

LAS CONQUENSES ILUSTRES XI: Eulalia Lapestra Rodríguez, secretaria de la Residencia de Señoritas.

Eulalia formaba parte de esa primera generación de mujeres avanzadas que fueron a la universidad en España. También fue de las primeras que viajó al extranjero para formarse, gracias a las becas de la Junta de Ampliación de Estudios, de la Institución Libre de Enseñanza. Después, como parte de su trabajo en la Residencia de Señoritas, acompañaría a las alumnas en viajes de estudios por Marruecos, Portugal o Francia.

Vivió un ambiente cosmopolita, rodeada de los intelectuales más notables del momento. En París se codeaba con Picasso y con Juan Gris, que era pariente de su familia política, y recibía cartas de Madame Curie (un sobrino suyo guarda una de ellas) y de la mayoría de las personalidades que pasaron por la Residencia de Señoritas.

La relación de Eulalia con Cuenca fue una constante a lo largo de su vida, aquí pasaba el verano y casi todas sus vacaciones, Navidad y Semana Santa, con su familia conquense. Relación que se intensificó en los últimos años cuando se vino a vivir a esta ciudad, en Carretería, al lado del café Ruiz, propiedad de la familia, donde todavía trabajan sus sobrinas Ruiz Lapresta. Aunque no participara muy activamente en la vida cultural de la ciudad, se la podía ver pasear, hacer la compra y vivir como una conquense más, hasta su muerte el 19 de febrero de 1991, a la edad de 103 años. Una larga vida, rodeada de familia, amistades y libros. También su biblioteca personal quedó en Cuenca, libros dedicados por la escritora Concha Espina, por Vicente Aleixanfre, García Lorca y demás autores de la Generación del 27. Una extensa y selecta biblioteca que dejó en herencia al marido de su sobrina José Gómez Brihuega, profesor de Lengua y literatura en el Alfonso VIII.

Imagen 1 Pasaporte de Eulalia Lapresta. Fuente: Revista Ni Tontas Ni Locas; cedida por Eulalia Marín Eced

Eulalia nació en Rueda, en 1887, donde su padre, militar de carrera, había sido destinado. En cambio, su único hermano, dos años mayor que ella, había nacido en Cuba. Su infancia transcurrió por distintas localidades a causa de los traslados del padre. Aunque fue autodidacta en muchos campos del conocimiento, de pequeña recibió una extensa educación: a los nueve años, figura en los archivos como asistente a colonias estudiantiles en León; después, adquirió el dominio en tres idiomas, además del suyo propio. Terminado el Bachillerato, se trasladó a estudiar a Madrid. En 1918 ingresó en la Residencia de Señoritas y, al poco tiempo, su directora, María de Maeztu, le encargó la dirección de la institución durante sus frecuentes ausencias.

La mayoría de la información escrita que tenemos de Eulalia está relacionada con la Residencia de Señoritas, en la que desempeñó diversos cargos de responsabilidad. Además de sustituir a la directora, fue nombrada secretaria para suceder en el puesto a Zenobia Camprubí, la esposa de Juan Ramón Jiménez. También se encargó de de la biblioteca con la ayuda de otras residentes, entre ellas Victoria Kent. Los fondos de esta biblioteca eran de lo más variado: no solo había libros españoles sino de otros idiomas; además de los clásicos de la literatura de cada una de las lenguas importantes, había otros más actuales, novedades de colecciones de novelas francesas, inglesas y norteamericanas; también contaban con ensayos y libros de consulta.

Imagen 2: Placa indicativa del lugar donde se encontraba La Residencia de Señoritas. Fuente: Wikipedia

Como vemos, Eulalia se relacionaba con las mujeres más importantes de su época. Otra pionera en el campo de la educación, María Goyri, la mujer de Menéndez Pidal, profesora del Instituto Cisneros, se ocupaba del grupo de las estudiantes extranjeras de la Residencia.

Aún se conserva la correspondencia entre Eulalia y María de Maeztu, quien se ausentaba debido a sus múltiples viajes por Europa y América; cartas que muestran la confianza que había entre ellas y el respeto que se tenían. Se hablan de usted, pero se confiesan la una a la otra sus preocupaciones y problemas y se guardan secretos, y no solo se dan y reciben instrucciones para el funcionamiento de la Residencia.

Durante algún tiempo compartió la secretaría con Rafaela Ortega, hermana del filósofo, hasta que esta dejó el puesto para ocuparse de otras tareas y quedó Eulalia en el cargo. A partir de 1920, aparece su firma en nóminas y otros pagos de la Residencia. Además, se ocupaba de las relaciones con la prensa y con las instituciones.

En la Residencia de Señoritas conoció a las mujeres más ilustres del momento, de fuera y dentro de España, que se alojaron allí. Por ejemplo, a la educadora italiana María Montessori, creadora del método pedagógico que lleva su nombre, quien impartió un curso de su especialidad a las residentes en 1934.

Otra personalidad internacional, Madame Curie, la primera mujer en recibir el Premio Nobel de Ciencias, también eligió la Residencia de Señoritas para alojarse durante su estancia en Madrid en dos de los tres viajes que hizo a España. El primero fue en 1919, para participar en el I Congreso Nacional de Medicina. Después volvería, invitada por el Gobierno de la Segunda República, en 1931 y en 1933, esta vez para presidir una reunión internacional en la Residencia de Estudiantes sobre el porvenir de la cultura, en calidad de vicepresidenta de la Comisión Internacional de Cooperación Intelectual de la Sociedad de las Naciones, en la que habló de la importancia de extender la educación para que hubiera paz entre las naciones. En la primera visita la acompañó su hija Irene, en la segunda su hija Eva, quien se quejó de la deficiente calefacción que había en la Residencia.

Otros visitantes célebres fueron el francés Paul Valery, Unamuno, Gregorio Marañón, Azorín, Juan Ramón Jiménez, etc. Fueron residentes las artistas españolas Delhy Tejero, Ángeles Santos, Remedios Varo, Maruja Mallo, la Premio Nobel de literatura Gabriela Mistral, etc.

En los salones de la Residencia nació el Lyceum Club, al que acudirían mujeres intelectuales y artistas, unas alojadas en la Residencia y otras no, como María Lejárraga, Clara Campoamor, Victoria Kent, Margarita Nelken…También Eulalia formaba parte de este club de mujeres, foco de la cultura del momento, que no ha sido tan estudiado como el grupo poético del Generación del 27, pero que es igualmente importante en la cultura española de la Edad de Plata.

En la Residencia leyó Lorca su Poeta en Nueva york, por primera vez. Además de ofrecer alojamiento, allí se organizaban veladas culturales, talleres y conferencias.

Imagen 3: Estudiantes de La Residencia de Señoritas. Fuente: Yorokubu

Eulalia permaneció en su puesto durante todo el tiempo de funcionamiento de la Residencia. Después de la guerra, cuando el gobierno de Franco prohibió la Institución Libre de Enseñanza, ILE, y desmanteló todas las organizaciones que dependían de ella, la Junta de Ampliación de Estudios, y todas las demás, el espíritu de la Residencia pudo conservarse, en parte, gracias a la continuidad que pudo darle Eulalia manteniéndose en el puesto de secretaria cuando la Residencia se convirtió en el Colegio Santa Teresa. Según su sobrina Carmina Ruiz Lapresta, Eulalia tenía un talante liberal, abierto y dialogante que le permitió mantener amistades de distintas ideas y tendencias políticas. Durante los años de la República estuvo viajando con La Barraca, el grupo teatral itinerante creado por García Lorca para llevar la cultura a los pueblos. Acompañaba a las chicas de la Residencia que actuaban en las obras de teatro. La actitud tolerante de Eulalia, su tesón, espíritu liberal y compromiso con la educación de las mujeres y la igualdad de derechos hizo posible esa continuidad del espíritu de la Residencia.   

Durante la guerra se pasó a Burgos, y trabajó para la Cruz Roja, en territorio ocupado por las tropas de Franco, hasta 1939. El Gobierno de los vencedores le encargó la depuración del personal de la Residencia, el arreglo de los locales y la organización de lo que quedaba. Cuando el Colegio Mayor Santa Teresa, que había heredado todo el mobiliario de la Residencia, se trasladó en los ochenta a la ciudad universitaria, una alumna llamada Alicia Moreno encontró un baúl en el sótano con toda la documentación de la Residencia, que Eulalia había guardado y ocultado para que no desapareciese durante la guerra.

 El Gobierno nombró directora del Colegio Teresa de Jesús a la falangista Matilde Marquina García, perteneciente a la Sección Femenina y mujer de confianza de Pilar Primo de Ribera. Matilde puso de secretaria a Eulalia Lapresta, con las mismas funciones que tenía antes. Gracias a ella, fueron rehabilitados casi todos los trabajadores y mantuvieron su anterior puesto de trabajo: médico, profesoras, contable, telefonista, bibliotecaria, encargadas de la limpieza, etc.

Bibliografía

  • Márquez Padorno, M. & de la Cueva Batanero, A. (2015). Mujeres en Vanguardia: la Residencia de Señoritas en su centenario (1915-1936). Madrid: Publicaciones de la Residencia de Estudiantes.
  • Pérez Villanueva Tovar, I. (2011). La residencia de Estudiantes 1910-1936. Grupo universitario y residencia de señoritas. Madrid: CSIC.
  • Vázquez Ramil, R. (2012). Mujeres y educación en la España contemporánea. La institución libre de enseñanza y la residencia de señoritas de Madrid. Akal.

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