La celebración del Día internacional de las Mujeres por la Paz y el Desarme este año adquiere una dimensión especial debido a la guerra en Ucrania. Desde 1982, año en que empezó a celebrarse este día, no ha cesado de haber guerras en el mundo. En la actualidad, no solo está la de Ucrania, hay también en Yemen, Palestina, … Pero es en esta ocasión, por la amenaza de que el conflicto desencadene la tercera guerra mundial y el uso en ella de las armas nucleares, cuando vemos más próximo el peligro para la vida del planeta.
El origen de esta celebración es el recuerdo del Campamento pacifista de mujeres de Greenham Common, en Berkshire, Inglaterra, donde había instalada una base norteamericana con armas nucleares. Después de varios meses y acciones noviolentas como colgar pañales y biberones en las verjas, subirse a los camiones militares a bailar, impedir la entrada de vehículos con misiles, poner pancartas en contra de las guerras y hacer manifestaciones, lograron que se desmantelara la instalación. En América Latina, grupos como las Madres de la Plaza de Mayo, en Argentina, La Ruta Pacífica de las Mujeres, en Colombia, etc. crean todo un movimiento contra la guerra reclamando justica, verdad y reparación a las víctimas, al mismo tiempo que acuerdos y negociación pacífica para resolver los conflictos armados en sus países.
Ya en 1995, en los acuerdos de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing, se pidió que la comunidad internacional reconociera a las mujeres su capacidad de crear y extender una cultura de paz y promoviera su participación, en igualdad con los hombres, en todos los espacios de negociación para la prevención y solución de los conflictos armados.
Desde entonces, la participación de las mujeres en los órganos de decisión a nivel mundial ha aumentado, si bien en las noticias que los medios de comunicación dan de esta guerra, podemos ver que nuestra presencia es mínima. Como siempre, los factores desencadenantes del conflicto tienen nombre masculino. ¿Podría haberse evitado esta guerra si hubiera habido más mujeres en las altas esferas del poder? Sin duda alguna. La evidencia es que la mayor oposición a esta guerra dentro y fuera de Rusia son las mujeres. La resistencia feminista rusa a la guerra, a pesar de la represión, multas y encarcelamiento que están sufriendo sus componentes, es admirable. Afortunadamente, aunque en Rusia la censura impida que se conozca el alcance de su lucha noviolenta, todavía llegan noticias de sus acciones más llamativas a los telediarios. En este mes de mayo les acaba de llegar un reconocimiento internacional con la concesión del premio de la Paz de Aquisgrán 2023. Se trata de un prestigioso galardón internacional que se concede desde 1988 a iniciativas de la sociedad civil que promueven la paz y el entendimiento. La ceremonia de entrega tendrá lugar el 1 de septiembre en Aquisgrán (Alemania). De momento las televisiones y medios del mundo nos bombardean en sus telediarios con la noticia de la concesión del premio Carlomagno a Zelenski; sin embargo, muy pocos dan la noticia de este reconocimiento al trabajo tan importante que estas mujeres rusas están haciendo por la paz. Esperemos que solo sea cuestión de tiempo, y que obtengan el merecido reconocimiento por parte de la población.
De la misma manera que hay una gran distancia en la mayoría de los países entre el reconocimiento de la igualdad de género y la igualdad real, en la legislación sobre participación de las mujeres en Seguridad, Paz y Desarme también hay ese desfase y lentitud en conseguir que haya más mujeres que tomen decisiones. Se han conseguido avances legislativos, por ejemplo la Resolución 1889 (2009) del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas acerca del “liderazgo de la mujer en la instauración de la paz y la prevención de controversias”; la Resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad (2000) que insta a los estados miembros a incrementar la participación y representación de las mujeres en la prevención, la gestión y la solución de conflictos, y a garantizar la protección y el respeto de los derechos humanos de las mujeres y las niñas, particularmente contra la violación y otras formas de abusos sexuales en situaciones de conflicto armado; o la Resolución 2122 (2013) sobre la aplicación de medidas más contundentes para habilitar la participación de la mujer en la resolución de conflictos y recuperación posconflicto.
Estas Resoluciones han sido fruto del esfuerzo de mujeres pacifistas, que a lo largo de la historia se han opuesto a las guerras y que han sido silenciadas. De ahí la necesidad de reivindicar este Día del 24 de mayo para recuperar su memoria e impulsar mayor participación de la mujer en los procesos de paz y seguridad.
En la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se reconocía que el 90% de las víctimas de las guerras son civiles, la mayoría mujeres y niños, que también son víctimas de abusos sexuales. Son hechos evidentes que se vieron constatados en la guerra de los Balcanes, en los noventa, y se están viendo ahora, en esta guerra de Ucrania. Aunque sean los hombres mayoritariamente los que nutren los ejércitos, las mujeres y los niños mueren en los bombardeos, sufren los desastres de la guerra, pobreza, dolor, muerte de los seres queridos, amenazas, odio y exilio. Es en los desplazamientos por salvar su vida, donde las mujeres y los niños corren el peligro de ser atrapados por las mafias para la explotación sexual; de hecho, los medios de comunicación se han hecho eco de denuncias de violaciones y desapariciones de mujeres y niños.
En 1915, tras la conferencia por la Paz de La Haya, a la que acudieron mujeres pacifistas de todo el mundo para parar la Primera Guerra Mundial, surgieron las bases para la creación de la Sociedad de Naciones, que desembocaría en la Organización de las Naciones Unidas. Fruto de la participación mayor de las mujeres en los consejos de decisión han sido logros tan importantes como la ilegalización de minas antipersonas o el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares (TPAN) de las Naciones Unidas, que entró en vigor en enero del 2021 y que está pendiente de ser firmado por algunos países, entre ellos el nuestro.
Desgraciadamente, las guerras existentes, el uso ilegal de minas antipersona y la amenaza de usar armas nucleares en esta guerra, demuestran el poco caso que hacen a los acuerdos internacionales muchos gobiernos.
Sin embargo, es la sociedad civil, con gran presencia activa de mujeres, la que, una vez más, se opone a la guerra para preservar la vida humana y del planeta. En España, grupos de mujeres como WILPF (Liga Internacional de Mujeres por la Paz), WIB (Mujeres de Negro Contra la Guerra) y otros grupos feministas, nos sumamos a la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN) para denunciar la incongruencia de que la Unión Europea utilice los fondos para el mantenimiento de la paz en armamento para enviar a Ucrania. Como dice la declaración de esta campaña: “Para protegernos de la guerra nuclear, el mundo debe apoyar el Tratado de las Naciones Unidas sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, la única prohibición integral jurídicamente vinculante que prohíbe el desarrollo, la posesión, las amenazas de uso y el empleo de armas nucleares y que contiene un marco para su desmantelamiento verificable”.
Bibliografía
- Comunicados de la organización de mujeres rusas FAS, Resistencia Feminista Antiguerra. Comunicado por Telegram del 14 de mayo 2023.
- Comunicados de Women In Black, Mujeres de Negro contra la guerra con motivo del Día Internacional de Mujeres por la Paz y el Desarme 2022.