Dando un paseo por la ribera del río te fijas en cómo bailan los carrizos, pero estos no lo hacen por el viento, sino porque entre la intrincada vegetación de ribera hay algo que se desplaza, cauteloso, pero al mismo tiempo olisqueando muy nervioso. Te acercas muy despacio, sin hacer ruido, y ves que es un animal alargado que procura ocultarse mientras ingiere su presa, un cangrejo, pero ¡cuidado! Te ha visto y se ha vuelto a sumergir en el agua, dejando solo tras él un efímero rastro de burbujas. Te acabas de cruzar con nuestra ribereña vecina: la nutria (Lutra lutra).
Y es que tenemos la gran suerte de poder disfrutar de este mamífero semiacuático en nuestro río Júcar y su afluente el río Huecar. Este mamífero suele encontrarse en uniones de cursos de ríos, orillas con vegetación densa, zonas con muchas rocas y orificios, debajo de puentes… Hábitats en los que ella puede ocultarse y refugiarse.
Pertenece al grupo de los mustélidos, donde encontramos otros animales como la garduña, el visón, la comadreja, el turón, el tejón y demás. Este grupo necesita un aporte energético mayor que otros carnívoros, pero la nutria, a su vez, necesita todavía más energía por el ambiente fluvial que frecuenta. Esto se debe a que la conductividad térmica del agua es mayor que en la tierra, perdiendo así más energía. Otros mamíferos de ambientes fríos lo solucionan con una gran capa de grasa, como por ejemplo, una foca, los cetáceos o la morsa. Pero ¿te imaginas una nutria enorme como una bola flotando? Resultaría poco práctico, ¿no crees? Sería muchísimo más difícil para ella desplazarse y perseguir a sus escurridizas presas.
Por ello, la evolución ha ido seleccionando otro tipo de adaptaciones mucho más eficientes para el ambiente en el que se encuentran. Entre estas adaptaciones encontramos algunas para reducir esa pérdida de calor, como que poseen una capa gruesa de pelo fino que captura las burbujas de aire que hacen de aislante. También procuran salir del agua para secarse y sacudirse, dormir y descansar sobre tierra firme, e incluso en sitios muy fríos y poco habitados por el hombre, se vuelven más diurnas y salen a solearse como si fueran un reptil.
Pero también poseen adaptaciones morfológicas para ser unas espectaculares nadadoras. Por ejemplo, disponen de manos y pies palmeados, presentan los ojos, la nariz y los oídos formando una única línea en la parte alta del cráneo y un cuerpo aplanado y ancho, con una cola que hace de motor, pero cuyas extremidades le aportan estabilidad. Ni el mejor de los ingenieros pudo crear un diseño de lo más eficiente.
Con todo ello, son unas grandísimas nadadoras capaces de arquearse y desplazarse rápidamente dentro del agua, lo que las convierte en animales muy esquivos. Al contrario de lo que se piensa, también se desplazan muy bien por tierra firme. Y es que las nutrias están muy adaptadas a las fluctuaciones en el ambiente. Son capaces de recorrer grandes distancias a saltos en condiciones de sequía o de ríos helados con tal fin de buscar otra poza u otro orificio donde poder acceder al río en busca de alimento. A su vez, el curso de un río no es un hábitat homogéneo: posee zonas con abundante vegetación o muy poca, muchas rocas u orillas arenosas, zonas artificializadas en su paso por poblaciones humanas, transcursos más anchos o finos…
De este modo, rompemos el mito de que están más especializadas en ambientes acuáticos.
Sus desplazamientos están muy ligados a la disponibilidad de alimento. Las nutrias comen de todo excepto vegetales y carroña. Su instinto depredador lo utilizan principalmente para aquellas presas ligadas al agua, como peces, cangrejos e incluso anfibios. Pero esto no impide que si se cruza con un ratón, un pájaro, una culebra viperina o un escarabajo también se los pueda comer. Como comenté anteriormente, necesitan mucha energía, por ello suelen buscar aquellas presas que le den más beneficio energético y cuya caza suponga menor esfuerzo. Por esa razón, los peces son su presa preferida al ser más frecuentes y fáciles de digerir, no como los cangrejos y los anfibios. Dentro de los peces, pueden comer cualquier especie. Pero, como es lógico, la especie de pez que más consumen es aquella más abundante en el río en el que se encuentran. Un aspecto positivo que destacar es que son buenas depredadoras de especies invasoras, llegando en algunos sitios a ser su dieta casi exclusiva. El cangrejo autóctono casi ha desaparecido de su dieta mientras que el rojo y el señal son especies predominantes; tanto es así que en algunas localidades la recuperación de la nutria se debe a su consumo de especies exóticas invasoras.
Otro factor muy importante que selecciona la nutria es la disponibilidad de refugio. Continuamente están amenazadas por humanos, perros y depredadores como el búho real, águilas, etc. Por tanto, necesitan lugares donde poder descansar y secarse, guarecerse y reproducirse.
Antiguamente la nutria estuvo a punto de desaparecer por diversas causas, pero principalmente se debió a la contaminación con su consecuente reducción de presas disponibles, destrucción de su hábitat ribereño, su persecución, uso de sus pieles, entre otros motivos. Afortunadamente en los últimos años se ha visto un aumento considerable en sus poblaciones, tanto es así que ya no es complicado verla en núcleos urbanos como es el caso de nuestro río.
Son varios los motivos por los que se debe esta buena noticia, pero principalmente por la implantación de normas protectoras de los animales y a la mejora medioambiental de los hábitats naturales de orden fluvial. En consecuencia, se instalaron numerosas depuradoras que lograron eliminar gran parte de la contaminación que tanto daño causó a la nutria y muchas más especies. Gracias a ello, hubo más disponibilidad de alimento a lo que le sumamos mayor disponibilidad de refugio y ya tenemos el cóctel perfecto para que la nutria prospere.
Pero no cantemos victoria todavía, sigue siendo nuestra responsabilidad conservar nuestros ríos en las mejores condiciones posibles para poder seguir disfrutando de esta especie y todas aquellas que alberga y que merecen su espacio tanto como nosotros. Y esto no es todo, seguimos rompiendo mitos con la nutria. Al contrario de lo que se piensa, donde hay más nutrias hay más disponibilidad de peces, ya que estas consumen muchos de sus depredadores y persiguen aquellas presas más fáciles de capturar (los enfermos o más débiles), por el ahorro de energía que describimos antes, y así evitar la transmisión de enfermedades. Otro aspecto positivo por el que apostar en su conservación.
A lo mejor te preguntas cómo sé si hay nutria en un río si es una especie tan esquiva. En el caso de no poder deleitarte de su presencia, solo nos queda una cosa, rastrear. Sus huellas están formadas por cinco dedos grandes muy marcados con unas finas uñas muy pegadas a ellos que le dan forma de gotas de agua. También podemos observar una almohadilla gruesa y en ocasiones se puede apreciar su membrana interdigital, pero no la suelen marcar a no ser que el sustrato sea muy fino y profundicen en él. El tamaño de huellas suele rondar 55 x 55 mm. Otro aspecto que considera un buen rastreador son los excrementos, en los que se pueden apreciar restos de peces o cangrejos de manera más o menos clara. Sin embargo, en el caso de la nutria, la ausencia de estos no es un motivo para descartar su presencia; ya que las hembras cuando están embarazadas o tienen crías tienden a defecar en zonas donde el río arrastre sus deposiciones. Así evitan que machos adultos y otros depredadores se acerquen a ellas atraídos por el olor de estos excrementos.
Como puedes apreciar, son animales de lo más curiosos y con un gran papel en el ecosistema, y tenemos la gran suerte de tenerlas entre nosotros. Apostemos por su coexistencia con el hombre de una manera sostenible y por la conservación de nuestros tan apreciados y cada vez más escasos ríos, porque el agua es fuente de vida. Poder salir a pasear y disfrutar del canto de las aves, la gran cantidad de plantas que los rodean y descubrir el gran pequeño mundo que esconden tras ellas; y, por si fuera poco, tener la inmensa suerte de cruzarte con la nutria que, al ser tan complicada de ver, es casi una ilusión porque en cuanto ella te ve ¡zas! Ya no está. Cuidemos nuestros ríos y la inmensa vida que albergan y, en consecuencia, también estaremos cuidando de nosotros mismos.
Bibliografía:
- La nutria se recupera y vuelve a poblar con fuerza nuestros ríos. Verde y Azul. (2020) (https://verdeyazul.diarioinformacion.com/nutria-recupera-vuelve-poblar-nuestros- rios.html)
- La Nutria, de Jordi Ruiz-Olmo. El libro de los carnívoros. (ISBN: 9788493953423). (2016)
A continuación os dejamos unos divertidos vídeos grabados por cámara de fototrampeo: