Los humedales ribereños de Quero: el entorno natural de la Laguna Taray

Los humedales ribereños de Quero: el entorno natural de la Laguna Taray

Llevábamos cuatro horas de camino por una llanura como son todas las de la Mancha, monótona, cenicienta, desesperante, sólo á trechos interrumpida por la silueta de los molinos de viento, y habíamos vadeado un río cuyas aguas rebasaban los cubos de los carros, cuando divisamos á lo lejos un pomposo macizo de tarayes, de cuyo fondo surgía una bonita casa á la europea, que nos pareció palacio encantado a quienes estábamos dispuestos a pernoctar en un chozo de pastores.
Julián Settier, diciembre de 1888

El Gigüela es la arteria aorta manchega. Sus aguas amanecen en los Altos de Cabrejas, a escasos kilómetros de la ciudad de Cuenca, se desperezan admirando tierras alcarreñas y antes de abrir la llanura manchega, entre minas de lapis specularis, se ingenia una bella hoz ante los ojos impertérritos de la ciudad romana de Segóbriga. Sus aguas salobres, tras más de doscientos kilómetros, se acurrucucarán finalmente entre las sábanas del Guadiana, en las Tablas de Daimiel. Pero es, justo a mitad de camino, en el término toledano de Quero, donde el Gigüela se aviva, florece y sueña.

Altos de Cabrejas donde nace el Gigüela. Fuente: Autor

Justo cuando la piel manchega parece mostrar su mayor sequedad, aparecen superficies verdes, húmedas y muy porosas donde el verde y el azul vence al amarillo y al ocre. Los ordenados olivares, viñas y cereales se transforman en desorganizados tarayales, carrizales y masegares y en su corazón, una densa superficie de agua, rebosante de vida. Es este humedal ribereño, fértil y húmedo en el término de Quero, el corazón de la Mancha Húmeda. 

Y sin embargo, aunque es el río Gigüela la columna vertebral de este viaje, no es el protagonista. La perla la diseña y esculpe su afluente, el Riánsares. Este río humilde, tímido, que nace en la Sierra de Altomira y se diviniza en Tarancón – con apenas cien kilómetros y seco durante los largos estíos – forma antes de morir en el Gigüela, la Laguna del Taray. Y es este humedal ribereño, bandera natural de toda la planicie manchega.

Río Riánsares antes de su llegada a la Laguna del Taray. Fuente: Autor

Y es que el encuentro del Riánsares con el Gigüela pinta y colorea la llanura quijotesca. Reposan estas vegas, rellenas de antiquísimos depósitos aluviales y materiales terciarios, sobre un zócalo paleozoico con más de quinientos millones de años. Esto, junto a su alto interés hidrológico debido a su compleja alimentación de aguas, complementada con  la escorrentía procedente de la próxima Sierra del Romeral, Lillo y Villacañas, lo convierte en un punto imprescindible y esencial de la cuenca del Guadiana. 

El resultado es una gran extensión de llanuras aluviales que, de forma natural, se desbordaba recurrentemente anegando grandes extensiones de terreno. Asociados al Gigüela, son los humedales de Arroyo Morón, El Masegar, Vadoancho y los Albardinales y asociados al Riánsares, la perla de La Mancha, la Laguna del Taray.

Humedales de la Laguna del Taray, a la izquierda, asociados al río Riánsares y El Masegar, a la derecha, asociados al río Gigüela. Fuente: Autor

Porque la Laguna del Taray es cuna y sepultura. En ella muere el Riánsares pero nace una biodiversidad extensa, única y singular, además de pioneros descubrimientos. Pero este paraíso sucede por varios motivos: unos naturales, otros artificiales. 

Las bases tróficas y naturales de su funcionamiento las realizan las llamadas ovas o carófitos. Estas plantas forman densas y extensas praderas en el lecho de la laguna y son las responsables de oxigenar las aguas y otorgar la vida a estos humedales manchegos. Pero quizás, el dato más curioso es que fue precisamente aquí en la Laguna del Taray donde, en 1910, el botánico Reyes Prosper, realizó parte del primer catálogo de carófitos de España, con un total de treinta y dos especies y comprendió que los cimientos de estas lagunas los construyen estas plantas.

Laguna del Taray con el horizonte manchego. Fuente: Autor

Y son estas enredadas y nutritivas praderas las que dan hogar y alimento a una amplia diversidad de fauna acuática como insectos, crustáceos, anfibios y peces. Entre todos ellos destaca la tenca, un pez que aparece como preciada y abundante pesca para los vecinos de Quero desde el siglo XVIII. Y, subiendo a la superficie, sus más vistosas especies, las aves. 

La piel de la laguna se embadurna de sonidos y colores. En las zonas abiertas de aguas profundas, denominadas “ojos”, nadan, bucean y sobrevuelan bandadas de cercetas, ánades, porrones o patos colorados. Entre los pasillos de agua se dejan lucir garcetas, avocetas, cigüeñuelas o flamencos y de los tallos de los carrizos y aneas, se descuelgan bigotudos y carriceros.  El cielo lo llenan los aguiluchos laguneros, gaviotas y, en verano, las pagazas piconegras. Y allá en los márgenes fangosos, junto a juncos y masiegas, corretean correlimos, chorlitejos, andarríos o archibebes. Es El Taray un despliegue de vida en estado puro.

Flamencos en el Taray. Fuente: Hides El Taray

Pero es un árbol de aspecto triste y ceniciento, cuyas poblaciones forman un cinturón que bordea estos humedales, el que brinda el nombre a la propia laguna. Su tronco liso, envejecido por la sal y sus ramas, llenas de escamosas y diminutas hojas, se descuelgan sobre la tierra arenosa donde abren las puertas de sus madrigueras los siempre buscados conejos. Sus flores en largas espiguillas llenan el aroma de sal de un cierto dulzor. Es el taray (Tamarix canariensis), humilde y salitroso icono de esta majestuosa y fértil laguna.

Tarayes en los márgenes de la Laguna del Taray. Fuente: Autor

Cruzando la línea de tarayes, el terreno vuelve a recordar que La Mancha es una sábana de olivares, viñas y cereales. Pero aquí se camuflan alcaravanes, gangas, ortegas; brillan en verano, abejarucos, abubillas y carracas; y reutilizando las oquedades de las viejas casas de campo crían y sueñan los cernícalos primillas y mochuelos. Al unir el humedal y la estepa, la diversidad biológica se hace imparable e infinita, y convierte a este lugar en un oasis divino. 

Casa labriega, al atardecer, en las inmediaciones del Taray. Fuente: Autor

Pero es necesario comprender que, aunque normalmente mantiene una superficie de agua estable de unas doscientas hectáreas y una profundidad media de entre uno y tres metros, no siempre fue así. Madoz, en 1845, describe que la laguna, entonces propiedad del pueblo de Quero, “contendrá en el invierno sobre 2 varas de agua, que en el verano se reduce á la mitad, y aun algunos años suele secarse”. Y es que, fue tras su desamortización y privatización, una década después, en 1859, cuando se comienza a luchar por evitar su desecación estival. Para ello, se comenzó a inyectar agua por un canal desde el Gigüela y la construcción de una serie de compuertas. Por tanto, es tras privatizarse, cuando se convierte en el paisaje que hoy vemos, además de ser escenario predilecto y anhelado para la caza de patos de las escopetas de la alta sociedad hasta finales del siglo XX. 

Canal en el entorno de la Laguna del Taray. Fuente: Autor

Es importante comprender que hasta su desamortización, estas zonas húmedas y palustres, eran de poca utilidad, salvando la pesca de la mencionada tenca y, por la gran multitud de mosquitos,  focos de enfermedades como el paludismo o la malaria. Por ello, siempre fue un campo de batalla donde apaciguar las inundaciones, canalizar los cauces y controlar sus aguas. Pero la salud del pueblo de Quero fue en aras de la salud de estos humedales y la batalla entre el ser humano y los humedales se había desatado en otros campos. 

La intensificación agrícola y las nuevas tecnologías hicieron de este paraje, como tantos de La Mancha, su inocente enemigo. La extracción masiva de aguas subterráneas fue diezmando el nivel freático; el encauzamiento de aguas para desecar terrenos inundables y así maximizar la extensión agrícola o la contaminación de vertidos industriales y urbanos a lo largo del curso del Riánsares, parecieron sentenciar la maravilla natural del Taray. Destacable fue el último episodio de contaminación ocurrido en 1997 que arrasó por completo la vegetación sumergida que cubría amplias superficies de los suelos subacuáticos. 

Aspecto invernal de la llanura de inundación asociada a los rios Gigüela y Riánsares. 1. Río Gigüela; 2. Río Riánsares; 3. Laguna de El Taray; 4. Laguna de Peña Hueca; 5. Laguna de Tírez; 6. Laguna de El Masegar; 7. Laguna Chica de El Taray. Fuente: Humedales de la confluencia de los ríos Riansares y Cigüela: Estudio de ciertas funciones relevantes en Geografía Física. Fotografía S.A.F Juan I. Rozas

Sin embargo, un rayo de esperanza parece iluminar el incierto futuro. Por un lado, la protección de estos espacios a través de la Red Natura 2000 y Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda. Por otro lado, una acertada gestión privada donde se ha apostado por la conservación del humedal y su entorno. Hoy, la caza y la pesca  se han transformado en actividades como la observación de aves y, especialmente, acorde a los tiempos que nos toca vivir, la fotografía. La curiosidad por inmortalizar el instante ha convertido a la Laguna del Taray en un destino imprescindible en Europa. 

Hides en la Laguna de El Taray. Fuente: Hides El Taray

Hoy, la Laguna del Taray vuelve a inundar de belleza el aire y la mirada. Los colores se entremezclan con sonidos variopintos que conforman una algarabía acuosa, casi marina, en mitad de la tímida llanura. Y brinda su mayor regalo la naturaleza en las horas que acarician la penumbra.  Pero son también Arroyo Morón, El Masegar o Vadoancho los humedales ribereños que al recibir las aguas que nacen de los Altos de Cabrejas esculpen uno de los paisajes hidrológicos y biológicos más importantes de Europa. 

Su conservación es prioritaria y urgente. No sólo in situ sino a lo largo de todo su curso y englobando todos los municipios comprendidos, así como los acuíferos implicados en su alimentación. Para que este humedal ribereño siga siendo uno de los mejores ejemplos de llanura de inundación asociada a cauces fluviales. 

En este lugar de la Mancha… ¿Quién dijo que no hubiera agua? ¿Cuál es su halo de sequedad que le acompaña en el tiempo? ¿Dónde sus eternas llanuras ocres y peladas que la nombran como un mar reseco?

(1) “Las Carofitas de España» de Reyes Prosper En 1910, aparece un artículo de Vicente Vera  “Crónica Científica” en el periódico “El Imparcial” donde menciona este viaje y la abundancia y buen estado de las praderas de carófitos en la Laguna del Taray.

BIBLIOGRAFÍA

  • Álvarez, J. (1576). Relaciones histórico-geográfico-estadísticas de los pueblos de España hechas por iniciativa de Felipe II: Reino de Toledo. Universidad de Castilla la Mancha.
  • Barquero Goñi, C. (2023). La Orden de San Juan en el reino de Toledo durante los siglos XII y XIII: bienes patrimoniales y encomiendas. “Conflictividad religiosa en la Edad Media peninsular: confrontación, coexistencia y convivencia”, financiado por la Agencia Estatal de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación.
  • Cifuentes y de la Cerra, N., del Pozo Manrique, M., Maza Vera, M., Martínez Tobarra, A., González Gómez, D., Ramia, F., Castelló, T., Lacomba, I., Sancho, V., García, F., Almenar, D., García, I., Llorens, G. La Mancha Húmeda. Confederación Hidrográfica del Guadiana.
  • Cirujano Bracamonte, S.,  Medina Domingo, L. (2002). Plantas acuáticas de las lagunas y humedales de Castilla-La Mancha. Consejo Superior de Investigaciones Científicas y JCCM.
  • Cirujano, S., García, L., Montes, C. Los humedales de la provincia de Albacete. Una panorámica general. 
  • Cruces, J., Fornés, J. M., Hera, A. de la., Llamas, M. R. (1995). Funcionamiento hidrológico de un humedal ribereño, El Masegar, en el conjunto de los humedales de la Mancha Húmeda de la cuenca alta del río Cigüela. Estudios Geol., 51: 259-276 (1995).
  • Díaz Álvarez, M.A., Sanz Donaire, J. J., Sánchez Pérez De Evora, A. (1994). La Mancha: transformaciones forzadas de los humedales. Boletín de la A.G.E. Nº 18 -1994, págs. 39-61.
  • Dirección General de Desarrollo Rural, Innovación y Formación Agroalimentaria. (2012). Camino Natural de los Humedales de La Mancha. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
  • Dirección General de Política Forestal y Espacios Naturales (2015). Plan de Gestión de Humedales de La Mancha. Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural. Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
  • Flora Ibérica. Plantas vasculares de la Península Ibérica e Islas Baleares. Vol. III. Real Jardín Botánico, CSIC. Madrid, 2006.
  • Fornés, J. M. (1994). Hidrología de algunas lagunas de Castilla-La Mancha. Tesis Doctoral. Facultad de Ciencias Geológicas. Universidad Complutense de Madrid.
  • García del Cura, M. A., Ordóñez, S., Sánchez Moral, S. (1991). Modelización de la hidroquímica y sedimentoquímica de una laguna tipo playa: la laguna grande de Quero (Toledo). Estudios geol., 47: 207-219 (1991).
  • González Martín, J.A., Fidalgo Hijano, C., Prieto Jiménez, I. (2014). Las palerías del valle del río Záncara en las postrimerías de la Pequeña Edad del Hielo: Prácticas de control ante la proliferación de áreas pantanosas insalubres en el Centro Peninsular. Estudios Geográficos. Vol. LXXV, 277, pp. 553-573.
  • Jiménez de Gregario, F. (1999). La Mancha Toledana. Diputación Provincial de Toledo.
  • Koldo Lizarralde Elberdin, K. Madoz y su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico.
  • Madoz, P. (1845-1850). Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar
  • Mendoza Arellano, J. L. Estudio histórico-geográfico sobre la primera salida de Don Quijote de La Mancha. https://www.academia.edu/10317712/ESTUDIO_HIST%C3%93RICO_GEOGR%C3%81FICO_SOBRE_LA_PRIMERA_SALIDA_DE_DON_QUIJOTE_DE_LA_MANCHA
  • Pérez González, M. E, (2002). Humedales de la confluencia de los ríos Riansares y Cigüela: Estudio de ciertas funciones relevantes en Geografía Física. Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Análisis Geográfico Regional y Geografía Física.
  • Plantas acuáticas de las lagunas y humedales de Castilla-La Mancha Real Jardín Botánico del CSIC y JCCM,  Madrid,2002. Cirujano, Bracamonte, Santos & Medina Domingo, Leopoldo. Biblioteca Digital del RJB del CSIC
  • Respuestas Generales del Catastro de la Ensenada. (1752). Portal de Archivos Españoles (PARES).
  • Ruiz Castellanos, A. (2005). Las capellanías en una villa toledana: Quero. Siglos XVI al XVIII. Diputación de Toledo.
  • Ruiz Castellanos, A. (2005). Quero en el siglo XVIII. Diputación de Toledo y Ayuntamiento de Quero.
  • Ruiz Castellanos, A. (2009). Una villa toledana hacia 1808 (Quero, 1785-1820). Diputación de Toledo y Ayuntamiento de Quero.
  • Sanz Donaire, J. J., Sánchez Pérez De Evora, A. (1993). Humedales manchegos: características de funcionalidad geoedáfica. Resultados preliminares. Anales de Geografía de la Universidad Complutense, nº 13, 169-198-Ed. Comp., Madrid, 1993.
  • Sánchez Sánchez, J. (2010). Ingeniería hidráulica en La Mancha. el sueño ilustrado de navegar por Despeñaperros frente al sueño de irrigar la mancha. Los canales del Gran Prior y de Lemaur. Facultad de Ciencias Sociales de Cuenca. UCLM.
  • Vestal Etnografía S.L. (2024). La acción humana en los humedales de Quero, por Prisco García Consuegra. Vestal Etnografía S.L. https://www.youtube.com/watch?v=TiN1qHLTviQ
  • Vestal Etnografía S.L. (2024). El PASTOREO y la AGRICULTURA en QUERO, con Julián Ruiz Villanueva. Vestal Etnografía S.L. https://www.youtube.com/watch?v=hIMAniaiH9I&t=28s
  • Vestal Etnografía S.L. (2024). El APROVECHAMIENTO de la SAL en QUERO, con Julio Sepúlveda García. Vestal Etnografía S.L. https://www.youtube.com/watch?v=_LUFTbqxfQ8&t=677s
  • Vestal Etnografía S.L. (2024). HISTORIAS del AGUA en QUERO, con Paca Corrales Serrano. Vestal Etnografía S.L. https://www.youtube.com/watch?v=HHcGrE4Kf2E&t=223s

Deja una respuesta