Lillo y sus aguas subterráneas

Lillo y sus aguas subterráneas

 Lillo, carente de ríos y aguas superficiales, a excepción de las pluviales que se retienen, irregular y escasamente, en sus cuatro lagunas, tiene su agua bajo tierra. Aunque a Lillo no llegan los dos grandes sistemas acuíferos manchegos, el de las Tablas de Daimiel, que es el 23, y el de las lagunas de Ruidera, el 24, no es ajeno a ellos, sobre todo, como zona de recarga, principalmente del primero. El 23 es o era posiblemente el mayor acuífero de la Península (1). Las extracciones para regadío, sobre todo desde los años sesenta y setenta, lo llevó en los ochenta a la ruina. Los niveles freáticos fueron descendiendo con rapidez. Y ya nunca se han recuperado.  

  Las aguas subterráneas eran de propiedad privada hasta enero de 1986, cuando entra en vigor una nueva ley de aguas que viene a sustituir a la antigua de 1879. Hasta 1986, el propietario de una parcela, simplemente con la autorización para perforar el subsuelo obtenida del organismo de Minas, podía bombear y disponer del agua a su antojo como propietario de ella. Con la nueva ley todas las aguas se convierten en Dominio Público Hidráulico y, por tanto, en públicas. Ahora pertenecen a todos los españoles y son gestionadas por el Estado.

  Cuando entra en vigor la nueva ley, el acuífero 23 está ya gravemente disminuido y con él, heridas de muerte, las Tablas de Daimiel. Éstas, al fin y al cabo, venían a ser el rebosadero del gran sistema acuífero. Era evidente que las extracciones de aguas subterráneas afectaban a las aguas superficiales.

  Por otro lado, se comprueba que las aguas subterráneas se están contaminando de nitratos, debido a los modernos usos agrícolas, lo que las incapacita frecuentemente para el consumo humano. El problema era gordo. Había que actuar.

  Los sistemas acuíferos 23 y el 24 fueron declarados sobreexplotados de manera provisional en la segunda mitad de los años ochenta y definitivamente entre finales de los ochenta y principios de 1994.

Pozo de la Guijosa en el término de Lillo. Fuente: Autor

 La Directiva Marco del Agua viene a crear en el año 2000 la normativa europea para regular el agua de una manera diferente, a través de planes hidrológicos con una periodicidad de seis años. Hay un antes y un después con su aprobación, que obliga a todos los estados de la Comunidad Europea a adaptar su legislación propia a la común. Como consecuencia nace la ley española actual de 2001, denominada Texto Refundido de la Ley de Aguas (TRLA). Su finalidad: la conservación y mejora en calidad y en cantidad de todas nuestras aguas tanto superficiales como subterráneas. Según la Directiva, el agua no es una mercancía, es un patrimonio natural. No es sólo un recurso imprescindible en la vida y en la economía, sino una entidad medioambiental. Un complejo tramado de ecosistemas y un banco de biodiversidad. En las masas de agua que no reúnan los niveles de calidad y cantidad establecidos por la ley deben adoptarse las medidas suficientes para recuperarlos a través de dichos planes hidrológicos, con objetivos bien definidos y fijando plazos para el cumplimiento de esos objetivos.

 El término “Acuífero” hace referencia a las capas o estratos geológicos que contienen agua   susceptible de ser extraída en una cantidad estimable. Pero, realmente, el término técnico que implanta la Directiva es el de “Masa de agua” que puede ser tanto de aguas superficiales como subterráneas y sustituye en España a la figura legal anterior que era la de “Unidad hidrogeológica”.  Una “masa de agua” viene a ser el agua contenida de una manera más o menos precisa y gestionable tanto de carácter natural en ríos o tramos de ríos, lagunas y acuíferos, como artificial en embalses o canales. El acuífero es el continente y la masa de agua subterránea es el contenido. La masa de agua es la unidad de gestión básica a partir de ese momento. Un acuífero puede abarcar una o varias masas de agua subterránea y, a su vez,  una masa de agua subterránea puede contener uno o varios acuíferos. Éstos siempre están asociados a la hidrogeología del subsuelo.

El acuífero de las Tablas de Daimiel está formado por las masas de agua Mancha Occidental I , Mancha Occidental II y Rus-Valdelobos. Ocupa más de 5.000 km2 y 40 municipios sobre todo de Ciudad Real, y, también, de Cuenca y Albacete. El de las Lagunas de Ruidera comprende la masa del Campo de Montiel. Recordemos que existe también una “Mancha Oriental” pero ésta pertenece ya a la cuenca del Júcar y no afecta, en principio, a la zona de Lillo.

   El término municipal de Lillo forma parte en un 48,20 % de la “Masa Lillo-Quintanar” y en un 27,87 % de la “Masa Consuegra-Villacañas”. Ambas, como las ya mencionadas, adscritas a la Cuenca Hidrográfica del Guadiana. El resto del término se distribuye, en dos reducidas porciones, entre la “Masa de Ocaña” y la “Masa de Algodor”, ambas en la Cuenca del Tajo.

   La “Masa Lillo-Quintanar” junto con la colindante de “Sierra de Altomira” y “La Obispalía” forman la zona más alta o cabecera de la cuenca del Guadiana.

  La “Masa Lillo-Quintanar” engloba términos municipales, en todo o en parte, de las provincias de Toledo y de Cuenca. La totalidad de Torrubia del Campo y El Acebrón. La mayor parte de Horcajo de Santiago, Cabezamesada, Corral de Almaguer, Tribaldos, Villarrubio y Villanueva de Alcardete. De Quintanar, que le da nombre junto a Lillo, sólo un pequeño porcentaje de su término (3,16 %). Por el norte esta “Masa” se adentra en los de Huelves y Tarancón. Y por el Sur se aproxima a Villacañas. En el suroeste se sitúa Lillo y por el este Uclés y Villamayor de Santiago. En el año 2019 se data en este territorio una población de 24.624 habitantes.

La planificación hidrológica contempla qué tipo de presiones y de qué modo actúan éstas sobre cada masa de agua. Y las clasifica en diferentes tablas según estén en riesgo o no de alcanzar el buen estado cuantitavo y cualitativo. Para averiguar el estado cuantitativo de las masas de agua subterránea se ha establecido una red de piezometría en sondeos. Con las mediciones periódicas mediante sondas se puede comprobar si las extracciones de agua son mayores que la reposición de ella gracias a las filtraciones o recargas. La “Masa Lillo-Quintanar” está en riesgo de no cumplir los objetivos para 2027 que es el plazo establecido por el Plan Hidrológico de cuenca; es decir,  actualmente se extrae más agua que se repone y probablemente en 2027 siga ocurriendo lo mismo, como viene sucediendo habitualmente hasta ahora. Las extracciones de agua van destinadas en su mayor parte a la agricultura de regadío. No hace mucho que se toman datos, pero está vivo en la memoria de las gentes el descenso brutal, apreciado a simple vista, del nivel freático desde hace ya bastantes años, sea por la escasa pluviosidad y/o por el exceso de extracciones. Recordemos que desde tiempo inmemorial hasta la segunda mitad del siglo XX los pozos eran de muy pocos metros de profundidad lo que permitía que el agua de riego se extrajera mediante norias. Hoy esto ya no sería posible.

  El uso de fertilizantes en agricultura, como fuente de contaminación difusa, es la causa principal de que esta “Masa” esté en riesgo también de no alcanzar el buen estado cualitativo. El índice de nitratos (NO3) suele ser superior a 50 mg por litro lo que hace que estas aguas ya no sean válidas para el consumo humano. Hay establecidos puntos de control referente a la calidad donde se toman muestras para analizarlas en el laboratorio.

   Hay dos acuíferos principales en la “Masa Lillo-Quintanar”. Uno correspondiente a las partes altas sobre los cauces formado en calizas y calizas margosas del Mioceno. El otro por los depósitos aluviales con arenas, limos, gravas y arcillas del Plio-Cuaternario.

  Como ya hemos dicho, en Lillo un 27,87% de su término se encuentra dentro de la “Masa Consuegra-Villacañas”. Afecta a poblaciones de las provincias de Ciudad Real y de Toledo. La única población que tiene su término al completo dentro de esta masa es Villafranca de los Caballeros. De los de Villacañas y Miguel Esteban se incluye casi todo. De los de Madridejos, Camuñas, Puebla de Almoradiel y Quero la mayor parte. Algo más de la mitad de los de Consuegra y la Puebla de Don Fadrique. De los de Urda y Herencia alrededor de un tercio. Y porciones menores en Alcázar de San Juan y varios términos más. En 2019 sobre el territorio de esta masa se calcula una población de 58.644 habitantes.

  El acuífero principal de esta masa es el llamado “Aluvial de Consuegra -Villacañas”, formado por sedimentos aluviales cuaternarios, extensos y poco profundos.

 Las presiones vienen a ser las mismas que en la “Masa Lillo-Quintanar”. Hay un aumento considerable, sin embargo, de sondeos en la de “Consuegra-Villacañas”. También adolece de estar en riesgo cuantitativo y en riesgo  cualitativo o químico.

  La recarga de estas masas es por filtraciones del agua de lluvia en primer lugar, y en segundo por transferencias de las masas superiores y por retorno de riegos. Lillo-Quintanar recibe de la de Altomira y a su vez aporta a la de Consuegra-Villacañas. Hay también una descarga natural a ríos y fuentes. La bajada de niveles ha limitado enormemente los aportes a los ríos desde estos acuíferos. Ahora sucede frecuentemente al revés: son los escasos ríos los que transfieren agua a los acuíferos.

   De las 20 masas de la Cuenca del Guadiana 19 de ellas están en riesgo cuantitativo o químico. Y 11, entre ellas las de Lillo, están en riesgo por ambos conceptos. Estar en riesgo supone que no cumple las exigencias mínimas de calidad y/o cantidad de agua. Que el agua almacenada en el subsuelo es cada vez más escasa y/o cada vez más contaminada.

Término de Lillo (línea naranja dividida por las cuencas del Tajo y el Guadiana (línea blanco). A su vez, las cuatro masas de agua que ocupan dicho término. Fuente: Maps

  En cuanto a las masas del Tajo hay unas diferencias: La “Masa de Ocaña” respecto a los nitratos está en riesgo comprobado y en cuanto al aspecto cuantitativo en riesgo probable. La “Masa Algodor” en principio no está en riesgo cuantitativo y si lo está como riesgo probable en cuanto a la calidad.

   Las masas de agua subterránea suelen estar asociadas a los cauces de aguas superficiales. Con un trasvase de agua recíproca, en un sentido o en el otro según las circunstancias. Las de Lillo-Quintanar y Consuegra-Villacañas lo están a los ríos Riánsares y Gigüela.

   En la cuenca del Tajo, la “Masa de Ocaña” está asociada al arroyo de Martin Román. Su afluente el arroyo Testillos es el cauce más próximo al término de Lillo, al que prácticamente lo roza en las proximidades de la urbanización de Calahorma.

  La “Masa Algodor” se asocia al río del cual recibe el nombre, afluente del Tajo. La parte que afecta a Lillo se sitúa al sur de la anterior hacia la Sierra del Coscojo o del Romeral y su vértice geodésico.

  No siempre coincide el mapa de las aguas superficiales con el de aguas subterráneas, de tal manera que hay masas de agua subterráneas entre dos o más cuencas hidrográficas. Este caso no es el de Lillo donde de los estudios realizados hasta ahora hacen coincidir a unas y a otras.

 

 El mal estado de la masa de agua conlleva una serie de restricciones en cuanto a su aprovechamiento. Se prohíben o restringen nuevas concesiones de agua o autorizaciones que puedan agravar el  mal estado cualitativo o cuantitativo. Y al mismo tiempo obliga a la adopción de medidas que tiendan a su recuperación. Las Demarcaciónes (o Confederaciónes) Hidrográficas del Guadiana y del Tajo son los organismos autónomos dentro del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, encargados de administrar y gestionar el agua en la parte española de dichas cuencas.

  Las lagunas de Lillo no están en principio conectadas al resto de masas de agua, debido a la impermeabilidad de sus vasos y que su agua, procedente de la lluvia, se pierde por evaporación. No hay que olvidar, sin embargo, que la del Longar recibe también aguas de la depuradora municipal, lo que la ha convertido en permanente, una vez que es mayor el aporte que la evaporación.

(1) Junto con el de Doñana, Albufera de Valencia y Los Arenales (Tierra de Pinares) de Castilla León. Todos ellos con gravísimos problemas de conservación.

BIBLIOGRAFÍA:

 -Directiva Marco del Agua 2000/60/CE

 -Texto Refundido de la Ley de Aguas. RDL 1/2001 de 20 de julio. (Y modificaciones posteriores).

 -Plan Hidrológico Nacional. Ley 10/2001 de 5 de julio. (Y modificación en 2005: Ley 11/2005)

 -Plan Hidrológico del Guadiana 2022-2027. https://www.chguadiana.es/

 -Plan Hidrológico del Tajo 2023-2027. https://www.chtajo.es/

 -Instituto Geológico y Minero de España. https://www.igme.es/

El proyecto “Lillo: en busca del agua entre cuencas”, financiado por el Ayuntamiento de Lillo y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha a través de los fondos de la Unión Europea-Next Generation UE, tiene como objetivo principal la puesta en valor de todo este patrimonio cultural, oficios y conocimientos ecológicos tradicionales asociados al ciclo del agua en el municipio de Lillo.

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