El fatídico marzo de 2020 puso el mundo patas arriba y deshojó la primavera del calendario. El ser humano se enfrentaba a un virus desconocido que incontroladamente hacía aumentar los contagios y lamentar pérdidas cada día. Se comenzó a definir la situación como “pandemia” y ha sido la mayor crisis de nuestros tiempos, quizás haya marcado el fin de una época que no termina de morir y el comienzo de otra que no acaba de nacer.
Hasta este momento, la dedicación a la naturaleza y la ocupación profesional me habían conducido a haber dedicado unos años de mi vida a la búsqueda de olmos por la Península Ibérica. Esta búsqueda me ha permitido el lujo de escudriñar bastantes rincones de unas cuantas decenas de pueblos, al encuentro de los supervivientes de otra pandemia menos conocida, la grafiosis, pero que estos viejos residentes de nuestros pueblos han sufrido y están sufriendo.
Breve contexto histórico
No cabe duda de que los olmos siempre han poseído un gran valor social y cultural para los diferentes pueblos de la historia de la Península, como demuestra el hecho de encontrarlos siempre en localizaciones destacadas como plazas o templos de culto.
El olmo común (Ulmus minor) ha sido ampliamente propagado por toda la Península Ibérica desde hace más de 2000 años. Su uso más generalizado en la agricultura se remonta a los romanos, quienes utilizaban esta especie como árbol tutor en el cultivo del viñedo y productora de un excelente ramón destinado a forraje, hasta que en el siglo XIX pasa a ser usado como árbol de sombra y ornamental y destinada a la construcción naval, debido a su resistencia a la putrefacción. Por este motivo también se ha usado en pilotes de minas, pozos y conducciones de agua [4; 5; 12].
Como ya mencionaba Cervantes, el olmo ha sido desde la antigüedad -y hasta bien entrado el siglo XX- el árbol por excelencia en la plaza de los pueblos castellano-manchegos. Bajo su sombra se reunían los adultos para conversar y los niños para jugar [3].
“… Sentábase en un poyo que debajo de un gran álamo [olmo] está en nuestra plaza, y allí nos tenía a todos la boca abierta, pendientes de las hazañas que nos iba contando…” (Cervantes; El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, parte 1, cap.51).
En este mismo siglo XX, sus poblaciones se vieron seriamente mermadas, casi desapareciendo por completo los ejemplares de gran porte, debido a dos pandemias de grafiosis [1], la primera causada por el hongo Ophiostoma ulmi al comienzo de la década de los años 30. Y la segunda, mucho más letal, por Ophiostoma novo-ulmi en 1980 [1; 6].
La enfermedad
La grafiosis puede ser transmitida a través de las raíces, pero sobre todo por escarabajos vectores (barrenillos) del género Scolytus [10; 11]. Estos escarabajos hacen su puesta en la corteza del olmo, las esporas se liberan en los túneles que excavan las larvas y los ejemplares adultos infectan nuevas ramas al perforarlas para alimentarse [5].
Este hongo coloniza el xilema1 del árbol, causando cavitación de los vasos conductores [7], lo cual, junto con la expansión del patógeno por diferentes tejidos xilemáticos, ocasiona la marchitez de las hojas y en última instancia la muerte del árbol [9].
A todo esto se le debe añadir que la mala gestión en los trabajos de podas y otros tratamientos a los árboles afectados también es un vector de contagio. Dos actuaciones que reducirían bastante este vector humano serían la quema de restos vegetales afectados y una limpieza adecuada de herramientas antes de usarlas en otro ejemplar. En la actualidad se realizan infiltraciones en los troncos de los arboles afectados con una serie de fórmulas de productos fungicidas, pero desgraciadamente a día de hoy no se conoce un tratamiento efectivo para esta enfermedad.
La enfermedad de la grafiosis causada por estos hongos (Ophiostoma ulmi y Ophiostoma novo-ulmi) ha afectado a la práctica totalidad de las poblaciones naturales de U. minor y en el último siglo se ha convertido en el mayor enemigo para la supervivencia de los olmos [12]. De hecho, ha sido considerada una de las enfermedades forestales más devastadoras del siglo XX.
El proyecto de conservación del olmo
El problema de la grafiosis, junto a la gran introducción y dispersión del olmo asiático Ulmus pumila y a la gran capacidad de hibridación entre esta especie y nuestro Ulmus minor, ha ocasionado que las olmedas prácticamente hayan desaparecido, y que estas formaciones hayan sido incluidas como un hábitat de interés comunitario.
A raíz de esta situación, se está trabajando desde el año 1986 en el Programa de Conservación y Mejora de los Olmos Ibéricos bajo el liderazgo del Excmo. Sr. D. Luis Alfonso Gil Sánchez, dentro del cual uno de los logros más destacados ha sido la catalogación de siete clones de Ulmus minor Mill. resistentes a esta enfermedad, para su uso forestal [8].
Actualmente se está llevando a cabo el desarrollo de este proyecto a través de un convenio de colaboración entre la UPM y el actual Ministerio de Transición Ecológica. En este proyecto se compagina la investigación y la búsqueda de nuevos olmos resistentes con la producción de ejemplares de los clones ya catalogados como resistentes.
En un inicio se llegó a trabajar con 7 clones que soportan la enfermedad, a los que se les nombró en función de su lugar de procedencia: Fuente Umbria, Toledo, Dehesa de la Villa, Dehesa de Amaniel, Retiro, Majadahonda y Ademuz. Pero actualmente se está centrando la reproducción de ejemplares de los 5 últimos clones. Esta tarea se lleva a cabo mediante trabajos de cultivo in-vitro y aclimatación de las plantas así como con estaquillado de los ejemplares catalogados como “madres”.
Más de 30 años de proyecto y esfuerzos puede parecer un largo periodo, pero para la visión temporal de los arboles es apenas un momento.
Resultados en Cuenca
Ya desde hace unos cuantos años en la provincia de Cuenca se habían muestreado algunos ejemplares de olmo, parte de ellos enfocados a este proyecto y otra parte recogidos en una gran lista de datos registrados por el cuerpo de Agentes Medioambientales. Pero esta información de diversas fuentes se encontraba muy disgregada e inconexa.
El último empeño que me propuse antes de dejar de trabajar directamente en este proyecto de conservación fue el de permitirles hacerse oír al mayor número posible de nuestros residentes olmos de la provincia.
Por lo tanto, fue necesaria una recopilación de todos los registros existentes, y también muchas conversaciones con los vecinos de nuestros pueblos, ya que ellos son los que tienen el trato directo, e incluso la amistad en algunos casos, con los olmos supervivientes de Cuenca.
El siguiente paso fue ir a conocerlos personalmente y muestrearlos para ser analizados genéticamente, examinar su resistencia a la enfermedad (trabajo que no se ha realizado de todos, debido a imposibilidad temporal y de medios) y finalmente incluirlos en el Programa Nacional.
Como resultado de los trabajos en Cuenca, fueron muestreados un total de 98 olmos en la provincia de Cuenca, muchos de los cuales fueron analizados genéticamente. De aquí se obtuvo algún resultado curioso como que está presente el mismo genotipo de olmos en el Campichuelo y en Beteta.
De todos estos sobrevivientes, aparecen algunos ejemplares dignos de destacar por sus grandes perímetros de troncos, como el de Valera o Alarcón, éste último localizado en una finca privada, cuyos habitantes lo cuidan como uno más de la familia y menos conocido que los dos que presiden la plaza del pueblo.
Mencionar también a los grandes olmos del Campichuelo siendo el de Collados el mayor, seguido del olmo de Ribatajadilla y el de Mariana. Mencionar también al gran olmo de Beteta, uno de los que fueron tratados con fungicidas y que aún sigue vigilando la puerta de la iglesia.
El ejemplar de Valdecomenas de Abajo, el cual fue trasmochado, al igual que el gran ejemplar de Villar del Horno. Mencionar también al gran olmo de Villar del Maestre por la belleza de las protuberancias en la base de su tronco que le confieren en esa zona más de 5 m de perímetro.
Una fuente en la plaza
y una olma vieja.
Una cigüeña pasa
sobre Pareja.
(C. J. Cela, Viaje a la Alcarria)
Y una mención especial a uno de los olmos de mayores dimensiones de la provincia, en el cual pude observar tristemente la evolución de la grafiosis y que no aguantó el paso de la enfermedad a pesar de que sus vecinos de Valdeganga hicieron todos los esfuerzos posibles para su recuperación. Su tronco, como el de otros, pasará a ser una escultura para el recuerdo.
Al hecho de existir aún unos pocos ejemplares de gran tamaño vivos, actualmente en la Provincia surge un nuevo rayo de esperanza, gracias a la plantación de ejemplares provenientes del proyecto de conservación, como los grandes esfuerzos llevados a cabo por José Luis Regacho en Olmeda de la Cuesta con la plantación de unos 300 ejemplares de olmos resistentes a la enfermedad. O la olmeda que han plantado este mismo año por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar y el Ayuntamiento de Cuenca en la zona de restauración de la llanura de inundación y ribera del río en la misma ciudad de Cuenca, entre otros ejemplos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
[1] BRASIER C.M., 1990. China and the origins of Duche elm disease: an appraisal. Plant Pathol. 39: 5-16.
[2] BRASIER C.M., 2000. Intercontinental spread and continuing evolution of the Duche lm disease pathogens. En: The Elms: Breeding, Conservation and Disease Management. Ed. Dunn C.P. Kluwer Academic Publishers, Boston, pp. 61-72.
[3] CHARCO GARCÍA, Jesús, FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Federico, GARCÍA RÍO, Ramiro, MATEO SANZ, Gonzalo y VALDÉS FRANZI, Arturo. Árboles y Arbustos Autóctonos de Castilla-La Mancha. Centro de Investigaciones Ambientales del Mediterráneo (CIAMED). Ciudad Real. 2008. 504. ISBN: 978-84-612-1970-4.
[4] GIL L., FUENTES-UTRILLA P., SOTO A., CERVERA M.T., COLLADA C., 2004. English elm is a 2000-year-old Roman clone. Nature 431, 1053.
[5] LÓPEZ GONZÁLEZ, Ginés A., Guía de los árboles y arbustos de la Península Ibérica y Baleares. 3ª ed. Madrid. Ediciones Mundi-Prensa. 2007. 894. ISBN 84-8476-312-9.
[6] MARTÍN GARCÍA, Juan Antonio. 2006. Factores anatómicos y químicos del xilema de Ulmus minor Mill. relacionados con la resisitencia a Ophiostoma novo-ulmi Brasier. Tesis Doctoral. Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes, Universidad Politécnica de Madrid, Madrid.
[7] MARTÍN, J.A., SOLLA, A., ESTEBAN, L.G., DE PALACIOS, P. y GIL, L. 2009. Implicación de las punteaduras intervasculares y los radios medulares en la resistencia de los olmos a la grafiosis. 5º Congreso Forestal Español. Ed: S.E.C.F. Junta de Castilla y León. Ávila, 21 a 25 de septiembre de 2009. ISBN: 978-84-936854-6-1.
[8] MARTÍN J.A., SOLLA A., VENTURAS M., COLLADA C., DOMÍNGUEZ J., MIRANDA E., FUENTES P., BURÓN M., IGLESIAS S. Y GIL L. 2015. Seven Ulmus minor clones tolerant to Ophiostoma novo-ulmi registered as forest reproductive material in Spain. iForest 8: 172-180. – doi: 10.3832/ifor1224-008
[9] OUELLETE G.B., BAAYEN R.P., CHAMBERLAND H., SIMARD M., RIOUX D., CHAREST P.M., 2004. Cytochemical labeling for fungal and host components in plant tissues inoculated with fungal wilt pathogens. Microsc. Microanal. 10:449-461.
[10] RODRIGUEZ CALCERRADA, Jesús, MARTÍNEZ ARIAS, Clara, SOBRINO PLATA, Juan, MEDEL, David, AGUIRRE, Natalie, DOMINGUEZ, Tania, MAGRO Carlos, COLLADA, Carmen, GIL, Luis, MARTÍN Juan A. 2018. Caracterización morfológica y del crecimiento en su primer año de cinco clones de olmo resistentes a la grafiosis. RevForesta. 71. pp. 58-68.
[11] SANTINI, Alberto Y FACCOLI, Massimo. 2015. Dutch elm disease and elm bark beetles: a century of association. iForest – Biogeosciences and Forestry. 2015. 8: 126-134.
[12] VENTURAS, Martin D., IGLESIAS SAUCE, Salustiano, NICOLÁS PERAGÓN, Juan Luis, MARTÍN GARCÍA, Juan Antonio, GIL SÁNCHEZ, Luis. 2013. Ulmus minor Mill. En: Producción y manejo de semillas y plantas forestales. Tomo II., Chapter: Ulmus minor Mill., Publisher: Organismo Autónomo de Parques Nacionales – Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Editors: Pemán J, Navarro RM, Nicolás JL, Prada, MA, Serrada R, pp.575-597.