Ahora abriremos un ventanillo filológico para ver y entender porqué algunos nombres populares de especies vegetales se asocian al pastor y su mundo.
No habrá en las denominaciones botánicas una profesión más mentada, al menos en las lenguas ibéricas. Es interminable en castellano la lista de nombres de plantas que hacen referencia al pastor o a su entorno: Agujas o alfileres de pastor (Erodium cicutarium), cabrera (Linum suffruticosum), clavelinas de pastor (Dianthus sp), cornicabra (Pistacia terebinthus), cuchara de pastor (Rhaponticum coniferum), emborrachacabras (Coriaria myrtifolia), espantapastores (Merendera montana), esparto de cabrero (Lygeum spartum), hierba pastora (Calamintha nepeta), madre del cordero (Ononis cristata), manzanicas de pastor (Arctostaphyllos uvaursi), pan de pastor (Mantisalca salmantica), panes de pastor (Lactuca serriola), peine de pastor (Scandix pecten-veneris), ruda cabruna (Bituminaria bituminosa), tabaco de pastor (Atropa baetica), trébol de majadal (Trifolium subterraneum), violeta de pastor (Linaria aeruginea), yerba de los pastores (Filago pyramidata), zamarrilla (Teucrium gnaphalodes), zurrón de pastor (Capsella bursa pastoris) y muchas más.
De las que por aquí abundan podemos entresacar unas cuantas muy curiosas que cualquier conquense reconoce.
El zurrón de pastor (Capsella bursa pastoris)
La encontramos continuamente gran parte del año, incluso en inviernos suaves, por campos de vega, lindes y orillas de camino. Inconfundible por su frutillo, que es el que le da nombre, porque se parece a un antiguo zurrón de pastor o morral. Plano y triangular como aquellos zurrones que se ataban con una cuerda de los extremos para llevarlos colgados a la espalda. Morralillo repleto de innumerables semillas negras. Tanto Capsella (cajilla) como bursa pastoris (bolsa de pastor) expresa en latín su nombre castellano. También la llamaban “paniqueso”, por ser éste uno de los habituales contenidos del morral.
Antes de que broten los tallos aparecen sus primeras hojas, tiernas y pegadas al suelo, como una rosa de los vientos. Son buscadas como una buena verdura por humanos y animales. Las hojas de abajo pueden ser enteras y también con entrantes y salientes más o menos profundos. Además, tienen rabillo. Cuanto más arriba las hojas se vuelven más enteras, pierden el rabillo y les salen unas orejetas abrazando al tallo.
Hierba con pelos cortos y largos, que supera fácilmente el medio metro.
Como en toda la familia de crucíferas, coexisten flores y frutos al mismo tiempo y en diferentes estados de desarrollo o maduración. Un tallo floral que florece sucesivamente de abajo hacia arriba, con flores blancas y pequeñas que se van convirtiendo en frutos.
Planta medicinal muy apreciada porque su jugo detiene las hemorragias, sobre todo las nasales, y es un buen regulador menstrual. Todavía se recolecta para los laboratorios farmacéuticos.
Cuchara de pastor (Rhaponticum coniferum)
Muy frecuente en nuestros montes de pino, roble o carrasca y en matorrales secos, sobre todo calizos, es la cuchara de pastor (Rhaponticum coniferum). Lo más llamativo de esta planta es la envoltura floral que parece una preciosa piña o alcachofa puntiaguda. Está compuesta por infinidad de placas imbricadas como escamas curvadas de papel rígido y crujiente, coloreadas en diferentes tonos marfileños, morados o marrones brillantes. Y cóncavas como cucharas que van disminuyendo de tamaño según ascienden, hasta hacerse cucharillas, función que pueden cumplir en caso de faltar la cubertería, nada raro, en mitad del monte.
También la llaman piña de San Juan, ya que por estas fechas (24 de junio) resulta abundante y muy visible.
La alcachofilla sale muchas veces casi sin tallo, pegada al suelo, otras el tallo puede crecer hasta dos palmos. Es solitaria y de buen tamaño. Y las hojas más altas adornan su base como si se tratara de un regalo.
Las hojas disminuyen de tamaño según ascienden por el tallo y guardan entre sí bastante espacio. Son puntiagudas como cuchillos de hoja perfilada en profundos gajos. A lo largo de ellas corre un grueso nervio. Tanto tallos como hojas son de tonos verdegrisáceos.
En todo lo alto de su extremo afilado sobresalen como un copete las apretadas florecillas blancas o sonrosadas. Luego se abre al madurar y las semillas oscuras salen volando con su correspondiente remolino de hilos blancos(vilano).
De esta hierba sólo muere en invierno la parte aérea, su raíz y tallo siguen vivos durante años bajo la tierra seca.
Cuajaleches (Galium verum)
Otra hierba frecuentísima en Cuenca y asociada al mundo del pastoreo es la cuajaleches (Galium verum). Se usaba frecuentemente para elaborar cuajadas, requesones o quesos. El nombre latino “galio” procede del griego “gala”, leche. Y “verum” especifica que éste es el verdadero cuajaleche, porque hay otros.
Aunque desaparezca en invierno la parte aérea, es una planta vivaz y, por tanto, rebrota cada primavera. Tiene tallos subterráneos leñosos muy ramificados y con nudos. De estos nudos nacen las raíces. Los tallos aéreos salen muchos juntos y son con frecuencia algo leñosos en la parte próxima al suelo. Cuando se seca se vuelve negra.
Tiene hojillas como agujas tiesas pero no pinchudas, colocadas en corros de al menos media docena (6 a 10) colocadas armoniosamente a tramos alrededor de los tallos. Infinidad de pequeñas flores que huelen a miel. Son de un intenso color amarillo y en conjuntos multitudinarios, apabullantes, muy llamativos. Constan de cuatro pétalos y cuatro estambres de cabezas (anteras) también amarillas, que forman dos cruces alternadas.
La podemos encontrar muy variable en altura, pues de medio palmo puede llegar a casi un metro, en lindes y zopeteros, prados y a orilla de los caminos y cunetas en las zonas desarboladas de los montes y en pastizales.
Es útil también su raíz porque de ella se extrae un colorante rojo.
El espantapastores o quitameriendas (Merendera montana).
Está íntimamente asociada a los pastizales de ovejas, a las cañadas, veredas y a los terrenos nitrificados por el paso frecuente del ganado, tanto si son calizos como arenosos. Esta hermosa flor sale a finales de verano, por tanto anuncia la inminencia del otoño y, con ello, el inicio de la trashumancia. Los pastores tenían que ir ya pensando en recoger los bártulos e irse a invernar con el ganado. De ahí lo de “espantapastores”. El apelativo frecuente de “quitameriendas” alude a que el acortamiento otoñal de los días adelanta las noches y las cenas y, con ello, la pérdida de algunas meriendas.
Es una pequeña planta reducida al mínimo, pero con una flor grande y preciosa. Planta toda flor y sólo flor. Porque no se le ve ni tallo ni hojas. No es que no los tenga, es que salen cuando la flor se ha marchitado o está a punto de hacerlo. Por eso todo el mundo se ha fijado en esta planta cuando está florida pero pocos se percatan de ella cuando tiene hojas o frutos. Los propios pétalos salen del suelo. Aún más espectacular y llamativa porque no nace sola, sino en amplias extensiones multitudinarias y en un periodo en que pocas especies florecen.
La flor brota de una cebolleta ahuevada y subterránea de dos por tres centímetros. De cada una de ellas se genera normalmente una única flor y, a veces, dos. Con seis pétalos de color lila claro o rosado, alargados y en forma de surtidor, que se muestran blancos en la base. Estambres muy variables en número, desde dos hasta la docena con grandes anteras amarillas. El bulbo permanece vivo bajo tierra mientras la parte aérea dura unas semanas y muere.
Muchos lo confunden con el azafrán y, aunque tiene evidentes similitudes ( seis pétalos que nacen solos de la tierra tras el verano , sin tallo y sin hojas), no son ni de la misma familia botánica.
Es un endemismo ibérico y muy frecuente en toda la provincia.
La zamarrilla (Teucrium gnaphalodes)
En la imagen tópica del antiguo pastor no podía faltar, además del morral y la garrota, una zamarra. La zamarra era un grueso chaleco de piel de oveja que conservaba la lana. Cualquiera que vea esta planta va a entender inmediatamente por qué la llaman así. Pequeña y rastrera, pegada muchas veces al suelo seco, como una pequeña alfombrilla de lana blanca. Si la coges parece una matilla de peluche. Lo mismo que la zamarra protegía del frío y del viento al pastor, esta hierbecilla está protegida del frío, del viento y de la desecación por una espesa cubierta de lana blanca.
Los tallos son gruesos forrados de pelos cortos ramificados y entrelazados como la borra y otros largos y finos como el algodón. Muy poblados de extrañas hojas como cortos y gordezuelos rabillos lanosos.
Los tallos en invierno-primavera están postrados, blancos o, rara vez, amarillentos. Los tallos que llevan las flores nacen derechos y de color rojizo. El género Teucrium aporta una curiosa excepción a las flores bilabiadas de la familia. La boca abierta de la flor de dos labios de romeros y salvias, de tomillos, espliegos, hierbas candileras, etc. se simplifica y el de arriba desaparece quedando solo el de abajo. Quedan completamente a la vista estambres y pistilos que en los demás géneros se ocultaban en el interior del labio superior.
Sobre el cuerpo caminante y la pana del pastor se iban adhiriendo todos las fragancias de las hierbas, los efluvios etéreos de matorrales y sielvas. El pastor olía a espliego, sabina y tomillo, al olor montaraz de la ruda, al olor a nido de las siemprevivas y al incienso sagrado del romero, al vaho nutricio de la sirle y de la lana cálida, al aroma sutil de la menta y del trébol. Era el pastor un incensario vivo de las esencias de nuestros montes olorosos.
BIBLIOGRAFIA:
-Flora Ibérica, vol I-XXI. Real Jardín Botánico CSIC. Madrid.1986-202.
-Plantas medicinales (El Dioscórides renovado). Pio Font Quer. Editorial Labor,S.A. 1985.
-CUENCA. HOZ DEL JÚCAR. Plantas de la ribera izquierda. Francisco Piñas Amor. Ayuntamiento y Diputación de Cuenca. Cuenca, 1995.
Amante de la naturaleza. Agente medioambiental de la CH Júcar