Don Quijote: de la Mancha a la Serranía III

Don Quijote: de la Mancha a la Serranía III

En la segunda salida, don Quijote vuelve al campo de Montiel, esta vez ya con Sancho Panza. Muy de mañana salen de su pueblo por el mismo camino y dirección que llevaban los mercaderes de Toledo a Murcia, es decir, de Oeste a Este.

Acertó don Quijote a tomar la misma derrota y camino que el que había tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel por el cual caminaba con menos pesadumbre que la vez pasada, porque por ser la hora de la mañana y herirles de soslayo (de lado, no desde lo alto) los rayos del sol no les fatigaban. (Cap. VII, I) 

Y poco después se topa con los molinos de viento, los desaforados gigantes. Por su posición estrategia, en La Mota desde el siglo XV el Marqués de Villena almacenaba trigo, era por tanto un lugar de molienda. En el siglo XVI había más de dieciocho molinos sobre el cerro y las lomerías de la Sierrecilla, como le llaman al lugar donde se encuentran. Llegaron hasta el siglo XVIII. Hoy solo hay siete, todos con nombre. Es el balcón de la Mancha. Desde aquí, los días claros de buena visibilidad se divisan otros pueblos. Al pie de la Sierrecilla, La Mota se asienta en la llanura abierta a todos los vientos. Y por aquí encontramos a don Quijote en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento…

Molinos de Mota del Cuervo. Fuente: Marino Sánchez

En esto descubrieron treinta o cuarenta o molinos de viento que hay en aquel campo… (Cap. VIII, I)

No existe ninguna referencia histórica de que nunca haya existido en el Campo de Montiel ninguna agrupación de treinta o cuarenta molinos de viento visibles desde lejos, por lo que esta aventura solo puede ser fruto de la imaginación de Cervantes. Así que esta aventura puede ser localizada en La Mota del Cuervo, y así lo dejamos.

No tuvo mucho éxito don Quijote con los desaforados gigantes. Arremetiendo contra los molinos, es volteado y derribado por las aspas. Después del desastre siguieron el camino del Puerto Lápice… por ser lugar muy pasajero, de mucho tránsito en busca de aventuras. (Cap. VIII, I)

… se acomodó Sancho lo mejor que pudo sobre su jumento, y, sacando de las alforjas lo que en ellas había puesto, iba caminando y comiendo detrás de su amo muy despacio, y de cuando en cuando empinaba la bota… en resolución, aquella noche la pasaron entre unos árboles… tornaron a su comenzado camino del Puerto Lápice, y a obra de las tres del día le descubrieron. (Cap. VIII,I)

Lo que no quiere decir que entraran en Puerto Lápice, porque continuaron hacia el Sur, ya por el Campo de Calatrava, hacia el valle de Alcudia.

Tercera salida. La novela cambia en la segunda parte, Cervantes ya sabe el éxito que ha tenido la primera parte. Fue un best seller en su época y así se ha mantenido durante más de cuatrocientos años. Hace menos de veinte años, una encuesta del New York Times, con un jurado compuesto por escritores de distintos países, El Quijote fue elegido como the world’s best work of fiction de todos los tiempos.

En la segunda parte del Quijote cambia la perspectiva. La novela se hace más compleja y los personajes evolucionan. A don Quijote ya no le engañan los sentidos, ahora es la gente que le rodea quien lo engaña y le sigue el juego. Y Cervantes le hará caminar por otros contornos diferentes y  desconocidos, por paisajes muy distintos a los de La Mancha, poco conocidos de Cervantes, y con pocos puntos fijos donde situar los acontecimientos

… desde este punto comienzan las hazañas y donaires de don Quijote y de su escudero… se les olviden las pasadas caballerías del ingenioso hidalgo y pongan los ojos en las que están por venir, que desde ahora en el camino del Toboso comienzan, como las otras comenzaron en los campos de Montiel… (Cap. VIII II,)

Y su primera intención como caballero andante fue la de ir al Toboso a visitar a su dama para que le concediese su bendición y licencia. Pero antes de entrar en la aldea deciden esperar en un monte, entre unas encinas que cerca del Toboso estaban, hasta la llegada de la noche.

se pusieron en camino del Toboso, don Quijote sobre su buen Rocinante, y Sancho sobre su antiguo rucio, proveídas las alforjas de cosas tocantes a la bucólica (a la comida), y la bolsa, de dineros que le dio don Quijote para lo que se ofreciese. … y los dos tomaron la de la gran ciudad del Toboso. (Cap. VII, II)

La gran ciudad del Toboso toma el nombre del cardo borriquero o cardencha, muy común por esos pagos, y no porque hubiera muchas piedras de las llamadas tobas. El Toboso aparece en una llanura a la derecha de Quintanar de la Orden y cerca,  hacia el Sureste, está La Mota del Cuervo y Belmonte, en la llamada Mancha Alta o Mancha de Montearagón. Pero ahora es una Mancha distinta a la recorrida en la primera parte. Nací en la Villa de Belmonte en la Mancha de Montearagón, donde me crié hasta la edad de cinco ó seis años, declaró Fray Luis de León en su proceso ante la Inquisición.

Sancho engaña a don Quijote sobre la persona de Dulcinea aprovechándose del encuentro con las tres aldeanas toboseñas, en una de las cuales quedó personificada, transformada y encantada Dulcinea. Finalmente, después de otras muchas razones que entre los dos pasaron, volvieron a subir en sus bestias y siguieron el camino de Zaragoza, adonde pensaban llegar a tiempo que pudiesen hallarse en unas solemnes fiestas que en aquella insigne ciudad cada año  suelen hacerse. Pero antes… (Cap. X, II)

Dejan las tierras de Toledo, y en estos nuevos parajes ocurren las aventuras del carro o carreta de las Cortes de la Muerte. Entre El Toboso y Belmonte podemos situar esta aventura, cuando de vuelta del Toboso, descubre a lo lejos una carreta que es una compañía de teatro que viene de hacer la representación del auto sacramental Las Cortes de la Muerte, en la octava del Corpus de Mota del Cuervo. Lo que don Quijote se encuentra es una pequeña compañía teatral, una Bojiganga, nombre con el que en los siglos XVI y XVII se designaba a un tipo de compañía corta de cómicos de la legua y que estaba compuesta por dos mujeres, un muchacho y hasta seis o siete hombres.

A lo cual, mansamente, deteniendo el Diablo la carreta, respondió: Señor, nosotros somos recitantes de la compañía de Angulo el Malo; hemos hecho en un lugar que está detrás de aquella loma, esta mañana, que es la octava del Corpus, el auto de Las Cortes de la Muerte, y hémosle de hacer esta tarde en aquel lugar que desde aquí se parece; y por estar tan cerca y excusar el trabajo de desnudarnos y volvernos a vestir, nos vamos vestidos con los mesmos vestidos que representamos. (Cap. XI,II)

Aquí vemos las contradicciones y saltos de tiempo y de espacio de la novela: la primera salida de don Quijote fue en el mes de Julio, pero ahora estamos en Junio, cuando se celebra el Corpus.

Aquel mancebo va de Muerte; el otro, de Ángel; aquella mujer, que es la del autor, va de Reina; el otro, de Soldado; aquél, de Emperador, y yo, de Demonio, y soy una de las principales figuras del auto, porque hago en esta compañía los primeros papeles; si otra cosa vuestra merced desea saber de nosotros, pregúntemelo; que yo le sabré responder con toda puntualidad, que como soy demonio, todo se me alcanza (Cap.XI,II)

Por la fe de caballero andante -respondió don Quijote-, que así como vi este carro imaginé que alguna grande aventura se me ofrecía; y ahora digo que es menester tocar las apariencias con la mano para dar lugar al desengaño. Andad con Dios, buena gente, y haced vuestra fiesta, y mirad si mandáis algo en que pueda seros de provecho; que lo haré con buen ánimo y buen talante, porque desde mochacho fui aficionado a la carátula, y en mi mocedad se me iban los ojos tras la farándula. (Cap. XI, II)

Belmonte. Fuente: Marino Sánchez

A poca distancia del Toboso está La Mota del Cuervo y Belmonte. Conforme avanzamos hacia el Noreste desde La Mota de Cuervo, en el horizonte, sobre el cerro de San Cristobal se divisa uno de los castillos más hermosos y con más historia de La Mancha. Y a su abrigo una hermosa villa cerrada por la vieja muralla medieval. En las Relaciones Topográficas de Felipe II de 1527 se justifica el nombre de Belmonte por que ha tenido y tiene un monte de mucha belleza de encinas muchas y notablemente altas y gruesas.

La noche que siguió al encuentro de la Muerte lo pasaron don Quijote y su escudero debajo de unos altos y asombrosos árboles… (Cap. XII, II). Sancho debajo de un alcornoque y don Quijote debajo de una robusta encina. Antaño hubo por aquí extensos bosques de encinas y de otras especias, pero las labores de carboneo, y las grandes talas para abrir terrenos a la agricultura y ganadería fueron degradando el paisaje. Aunque todavía es posible ver grandes árboles.

Hacia la sierra. Fuente: Marino Sánchez

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