Darle sentido a las pequeñas cosas
en este naufragio cotidiano.
Como adivinar qué luz interior
del edificio de enfrente
se apagará.
Escuchar los chopos reír
-ajenos al recuerdo- cuando una nube
enmascara a la luna
y no le deja cantar.
Calcular cuántos besos sabor whiskey
se han quedado por dar.
O ver a la noche multar,
con capa negra y tricornio,
a las farolas que no cumplen
la distancia de seguridad.
Mi vida da cada vez más igual
pero el mundo sigue siendo maravilloso.