Reflejos sin espejos

Reflejos sin espejos

La envoltura azabache 

y malteada de la noche

ha roto los espejos.

Las imágenes desvanecidas,

la nieve de arena engullida.

Mas queda el sabor esquivo

de unos labios sabineros,

el rozar de unos susurros carmesíes,

el palpitar de la tierra andaluza

bajo insensatos pinares,

el sudor de las manos silenciosas,

-aroma de olivar al amanecer-

y el canto de un mirlo

entre las fisuras del sol.

La mañana es el espejo

de la mirada de la noche.

Tirso Moreno Ortega

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