La primavera obstinada de junio
se derrite en la canícula
de estos días largos.
El sol se aplasta contra el horizonte
enrojeciendo atardeceres risueños.
Un aliento que invade las noches
hierve en el asfalto.
Eres una primavera inagotable;
las flores que parpadean los almendros:
un suspiro de color el tamarindo,
aroma fresco a jazmín
entre sábanas
inundando mis sueños.
Primavera enredada entre mis dedos,
cosechando las palmas de mis manos;
donde empiezo a terminarme
sé que estás esperando.