Este mes he tenido la oportunidad de entrevistar a uno de los mejores músicos que tenemos en nuestra ciudad. No solo nos ha dado muchísima música, también ha formado y sigue formando a las futuras generaciones de músicos que Cuenca ha tenido y tendrá. Yo he vivido de primera mano sus enseñanzas y sigo aprendiendo de él con cada concierto que compartimos y con cada conversación que tenemos. Estoy hablando del pianista, director, compositor y profesor Manuel Murgui.
Manuel empieza en el mundo de la música a una edad muy temprana gracias a su padre quien, cuando se inauguró el conservatorio allá por el año 79, lo apuntó a él y a todos sus hermanos. Es aquí donde empieza sus estudios de piano y solfeo. Años más tarde, se trasladó a Madrid para estudiar en la Escuela de Música Creativa, donde dio clases de jazz, composición y arreglos. Poco después entra en el superior de composición en el Conservatorio Teresa Berganza como alumno del célebre compositor Antón García Abríl. “Solo tengo buenas palabras para él” comenta. En 1998 empieza de profesor en el conservatorio de Cuenca, compatibilizando su docencia con los estudios en Madrid. Pero es en 2001 al abrir la Escuela Municipal de Música cuando Manuel entra a dar clases de diversas asignaturas y donde decidirá quedarse finalmente hasta hoy en día. Explica que cuando se inició la escuela “era algo nuevo en la educación musical conquense, ya que se incluyeron asignaturas como música y movimiento, improvisación o jazz que hasta ese momento no existían en la capital”. Manuel, con su extensa y madura trayectoria, es buen conocedor de ambas instituciones y asegura que poseen un alto nivel, ya que cuenta con grandes profesionales en la enseñanza musical y que han conseguido transmitir esa pasión por la música a los alumnos.
¿Pero cuáles son las diferencias entre ambos centros? “El conservatorio tiene la capacidad de conservar la música culta, clásica. Se centra en el estudio de la técnica y la interpretación”, me comenta. Por el contrario, la Escuela de Música, debido a su legislación, tiene un carácter complementario: “Donde no puede llegar el conservatorio, llega la escuela”. Ejemplos serían la formación amateur o las clases de otros estilos musicales como swing, chachachá o improvisación. “Pienso que tal como está estructurada la educación musical en España, en el conservatorio no se puede aprender esos estilos por el simple hecho de que sus profesores no están formados en esa especialidad. No puedes enseñar algo que no sabes. De los conservatorios suelen salir músicos intérpretes especializados en un tipo de repertorio muy concreto y tradicional.”
En su opinión, habría que hacer un cambio de mentalidad, que la interpretación y la creación vayan más de la mano. “Nos enseñan a tocar estupendamente un instrumento pero sin salirse de esa estructura; hay cierta flexibilidad en la interpretación, pero es muy rígido el sistema. El intérprete no debería necesitar partitura, el intérprete debe tocar lo que tiene dentro, en su cabeza”. Le pregunto si esto pasa en las escuelas españolas: ”las escuelas de música en España al final están formadas por profesores de conservatorio; si no han hecho otro tipo de formación, finalmente se convierten en un mini conservatorio”. Piensa que hace falta más variedad en la oferta educativa.
Por otro lado, dentro de tres meses cumple 10 años como director de la Joven Orquesta de Cuenca (JOC). Sobre su trayectoria estos años nos cuenta que “ha sido una gran experiencia. La Joven Orquesta de Cuenca es un milagro, que lleve casi 30 años funcionando es impresionante, con muchos vientos en contra y más teniendo en cuenta los tiempos que corren. A nivel musical es una experiencia única, no se trata de que les vaya aportar una formación individual extraordinaria, al ser una agrupación no se puede individualizar, pero sí una formación de cooperación, trabajo, solidaridad y compañerismo y con un repertorio dentro del nivel, de estilo clásico y actual.” Manuel me comenta que la orquesta también interpreta conciertos de marchas y estrenos de numerosos compositores conquenses, cuentos y ballet. “Este tipo de actividades son muy buenas para la orquesta y para Cuenca”.
“La formación dentro de la orquesta debe ser lo más amplia posible y en la JOC hay ideas que nos gustaría llevar a cabo si tuviéramos presupuesto para ello”, aunque admite que esta situación le pasa al resto de jóvenes orquestas de España. “Tenemos variedad en el repertorio, la colaboración de Jimena Villegas profesora de viola en en el conservatorio Pedro Aranaz que nos ayuda con la cuerda, además ella ha sido formada dentro del “sistema” programa de educación musical en Venezuela.” “Si desde muy jóvenes incluimos a los chicos en hacer algo que cuando vean que su esfuerzo y su trabajo tienen una recompensa, obtendrán un reconocimiento, esto hace que la gente se sienta feliz, aparte de la satisfacción que tiene la música en los músicos. Las jóvenes orquestas deberían ser como los equipos de fútbol, deberían estar en todos los pueblos, hay bandas sí, pero más agrupaciones y tenerlas con esa misma devoción, como pasa en otros países de Europa y del mundo.”
Sin embargo, explica que desde hace un mes la JOC ha tenido que alquilar un local para ensayar, hecho que le produce una verdadera lástima: “Las instituciones podrían ayudar más. La JOC es una institución que muchas veces es comparada con otras que no tienen ni el volumen, ni la solera, ni el arraigo que tiene esta orquesta en Cuenca; y a veces los políticos responsables las ponen a la misma ecuanimidad, se le debería tratar con más delicadeza y cariño.” No critica a nadie en particular pero piensa que debe haber una reflexión y prestarle más atención. “Que exista durante tantos años una orquesta como esta, que ha hecho tantas cosas, es una labor social impresionante, un gran trabajo de los padres ,en especial de la directiva, todo eso no está pagado, pero no se podría pagar con dinero el esfuerzo y el desvelo que las familias de estos jóvenes músicos están dando.”
Ampliando sobre la posición de las instituciones respecto a la música en Cuenca, opina que “un gestor público tiene que optimizar los recursos, eso es fundamental. Me gustaría que hicieran un ejercicio totalmente objetivo del beneficio en todos los aspectos que se puedan medir, que tiene el arte en la sociedad y haciendo ese estudio serio, de lo que reporta el arte a la sociedad, me gustaría que dijeran esto reporta tanto a la sociedad, entonces vamos a invertir en estos, en este aspecto estamos descompensados, en Venezuela con “el sistema“ supieron invertir. Es posible que los vándalos y delincuentes en España que por ejemplo estos días han montado altercados, si hubieran tenido la oportunidad de haber tenido una educación artística, no lo hubieran hecho. El dinero que se hubiera invertido en ellos lo mismo se lo hubieran ahorrado en los contenedores, incendios y destrozos que han ocasionado. Pienso que, la mayoría de las veces, lo que se invierte en arte y educación repercute en sociedad y económicamente en el futuro”. Piensa que los festivales que hay en Cuenca están muy bien, pero me comenta que “a veces los que organizan festivales, conciertos, aniversarios… traen músicos muy buenos de fuera, como por ejemplo este año Pedro Iturralde en Estival Cuenca, pero a veces tengo la impresión de que no se valora en su justa medida a los artistas locales por el hecho de ser de Cuenca. En Cuenca hay muchas cosas pero no se valoran por el simple hecho de ser de Cuenca”.
Al preguntarle por la crisis de la Covid-19 y cómo cree que está afectando y afectará al mundo de la música: “Estoy seguro de que los artistas y concretamente los músicos que se dedican a la música en vivo, se están viendo y se van a ver gravemente afectados. Que este verano haya podido subir al Parador y ver música en directo es un regalo extraordinario. Que hayamos podido grabar con la JOC y con mi grupo “The hearts swingers” en el auditorio ha sido un soplo de aire. Hay que intentar por todos los medios que no se muera la música en vivo, tenemos que adaptarnos. En los libros de historia, este periodo se va a mencionar como un cambio en la historia de la humanidad. La vida no va a volver a ser como antes, espero, en el buen sentido. El ser humano no es invencible y sobre todo espero que esto haga potenciar los valores. Cuando ocurre una desgracia sale lo mejor de nosotros mismos pero también lo peor. Solo espero que cultivemos a los más jóvenes.”
Para concluir Manuel nos deja una reflexión: “Necesitamos un antídoto para la tristeza y la música es el principio activo de esa medicina.”
Manuel Murgui, gran músico y persona.
Siento envidia al imaginar la reunión en la que se produjo esta charla, para poder escuchar en directo el vaivén de ideas entre estos dos grandes músicos conquenses.
Muy buena entrevista, Sergio y, por fagot, sigue regalándonos estas líneas a las que nos tienes acostumbrados, para que todos seamos conscientes del potencial musical de esta ciudad.
Enhorabuena por tu trabajo.